VERACRUZ, VER.- Si has visitado el puerto de Veracruz, seguramente te has topado con los tradicionales puestos de raspados. Estos refrescantes postres ofrecen una gran variedad de sabores con nombres llamativos, desde las monjas hasta los diablitos, pero uno de los más populares y distintivos es, sin duda, la famosa “Gloria”.
Las glorias no son un simple raspado; son una delicia tradicional que combina ingredientes básicos con un toque característico de Veracruz. Este postre se prepara con una base de hielo raspado, al que se le añade plátano fresco en rebanadas, una generosa porción de canela molida, endulzante al gusto de tu sabor preferido y leche condensada. Todo esto se mezcla en un vaso de plástico y se corona con una galleta de fresas, creando una experiencia única de sabores y texturas.
Este es más que un simple postre; es parte de la identidad culinaria de Veracruz. En un municipio conocido por su clima cálido, los raspados han sido durante décadas una forma de refrescarse y disfrutar de un momento dulce. Los puestos que venden estos tradicionales postres suelen estar ubicados en puntos estratégicos del malecón y boulevard, atrayendo tanto a locales como a turistas.
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El secreto de su sabor radica en la frescura de sus ingredientes. El plátano, por ejemplo, debe estar en su punto justo de madurez para aportar dulzura natural, mientras que la canela y la leche condensada se encargan de darle un toque especiado y cremoso. La galleta no solo agrega un elemento crujiente, sino que también es parte de la tradición que hace de las glorias un postre tan especial.
Además de las glorias, los puestos de raspados en Veracruz ofrecen una amplia variedad de opciones que incluyen sabores como fresa, mango y chicle azul, así como combinaciones más audaces como los diablitos, que llevan chamoy y chile en polvo. Sin embargo, las glorias se han ganado un lugar especial en el corazón de los veracruzanos y visitantes gracias a su equilibrio perfecto entre dulzura y frescura.
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Si visitas Veracruz durante tus vacaciones decembrinas o eres local y decides salir a pasar el rato, no puedes dejar de probar una gloria. Este postre, más que una forma de refrescarse durante los días calurosos; es una pequeña muestra de la riqueza gastronómica y cultural del puerto jarocho.
Además, al consumirlas también estás apoyando a los pequeños comerciantes que mantienen viva esta deliciosa tradición. Así que la próxima vez que camines por el malecón de Veracruz, busca uno de estos puestos y descubre por qué las glorias son uno de los mayores tesoros dulces del estado.
mb