Rodeada de las costas del Golfo de México, Isla de Sacrificios resguarda cientos de tesoros prehispánicos y especies de algas rojas y verdes frente a Boca del Río.
Un lugar lleno de leyendas e historias que, según Ricardo Cañas Montalvo, encargado del museo de la ciudad de Veracruz, fue descubierta el 17 de junio de 1518 por Juan de Grijalva, un conquistador español.
Cañas Montalvo narró que, Grijalva vio cuatro islas, sin embargo, le llamó la atención la de Sacrificios por el humo que se miraba desde lejos en el mar.
Motivado por la curiosidad, el conquistador navegó hasta la isla, donde encontraron dos pequeñas pirámides y cinco cuerpos de jóvenes, con los brazos y piernas amputados, así como, el pecho abierto y el corazón de fuera.
Por esta razón, la nombraron de Sacrificios, pero el también historiador aseguró que realmente se trataba de un cementerio prehispánico, donde llevaban los cuerpos.
Se trata de una isla de 450 metros de largo y 198 de ancho que forma parte del Parque Marino Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, por lo que está resguardado por la Secretaría de Marina.
Según narra la historia, la isla fue utilizada por los totonacas para efectuar adoraciones y ceremonias, de las que encontraron entierros y basamentos piramidales.
Además, en el sitio se encontraron cientos de figurillas prehispánicas, vasos y vajillas polomizadas y de pasta fina.
Para llegar a la Isla de Sacrificios es necesario remar por 25 minutos aproximadamente, o viajar en lancha, sin embargo, no es posible acceder al interior de la playa.
Ya en el punto pueden realizarse diferentes actividades acuáticas, observar el sistema arrecifal, recorrer el faro, e incluso visitar la playa Cancuncito.
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