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"Nunca es tarde para aprender”, Tomasa y Juana vencieron la vergüenza para poder leer y escribir

Tomasa González y Juana Veranza, de 82 y 76 años, participan en el programa del IVEA “Nunca es tarde para aprender”, junto a su círculo de estudio, para superar el analfabetismo y mantener activa la mente en la tercera edad

'Nunca es tarde para aprender”, Tomasa y Juana vencieron la vergüenza para poder leer
Educación."Nunca es tarde para aprender”, Tomasa y Juana vencieron la vergüenza para poder leerCréditos: Mara Lopez
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VERACRUZ, VER.— Después de que Juana le da la cena a su esposo, toma su libro y su lapicera para ir a casa de Tomasa, su amiga de toda la vida, para hacer juntas las tareas que les encargaron en el Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos (IVEA). Desde abril, las dos adultas mayores de 76 y 82 años se reúnen en el comedor de Tomasa “porque nunca es tarde para aprender”. 

Fue en el mes de abril de este año, cuando Guadalupe Barragán —quien trabaja como apoyo operativo territorial del IVEA—, tocó a la casa de Tomasa para preguntarle si sabía leer y escribir. Le platicó del programa “Nunca es tarde para aprender”, y Tomasa González Rendón, con actitud determinante y labios color rojo, aceptó la invitación.  

Guadalupe es una bella persona. Con la maestra es como si nos conociéramos de años. Si no hubiera sido así, nos le hubiéramos escondido a los tres días”, dice entre risas Tomasa

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Ella es originaria del municipio de Playa Vicente, pero llegó al puerto de Veracruz a los 19 años cuando se casó con su esposo Antonio, hoy un adulto mayor de 88 años que también participa como oyente en el círculo de estudio creado en su casa, debido a sus complicaciones médicas. 

Tomasa es huérfana desde niña. Pasó de una familia a otra sin tener la posibilidad de estudiar y sin poseer un libro ni colores. Durante 82 años, Tomasa no pudo decir lo que hoy le pide a su asesora educativa del IVEA cuando le revisa las tareas: “es mi libro, no lo maltrate”. 

“Pues lo que le pasa a un huérfano: sufrí. Nunca me mandaron a la escuela. Protestaba, pero nunca me dejaron ir, nunca me compraron nada de útiles ni nada, por eso nunca estudié. Era un pueblo”, recuerda. 

Vulnerabilidad y pena: los impedimentos para estudiar

Juana Veranza Silva, vecina de Tomasa, recibió clases de primero de primaria en la localidad de Purga hasta que la maestra abandonó el pueblo. Su madre, responsable de cuatro niños, sólo consiguió que su único hijo varón estudiase hasta sexto año de primaria. 

Durante seis años, el hermano de Juana viajó dos horas diarias en burro para continuar con la primaria hasta la cabecera municipal de Manlio Fabio Altamirano, municipio al que pertenece la localidad de Purga

“Mi mamá tenía temor de que fuéramos al pueblo, a la escuela, por tantas cosas que se veían. Tenía miedo de que fuéramos solas. Mandó a mi hermano por varón”, explica la mujer de 76 años. 

Por vergüenza, Juana dudó en aceptar la invitación de Tomasa de estudiar juntas. Cuando llegó al puerto de Veracruz a los 17 años, recién casada con su esposo, Juana se dedicó a la limpieza doméstica y a la crianza de sus seis hijos. En algún momento la invitaron a estudiar, pero nunca se animó. 

Sentía vergüenza, la misma que le daba iniciar las asesorías educativas en el IVEA. Sin embargo, esta vez Juana no estaría sola, sino acompañada de Tomasa y posteriormente de Marcelino Mateos, el cuñado de 83 años de Tomasa que meses después descubriría su interés en conocer cuáles palabras se escriben con Z, cómo se escriben las ciudades y las partes del cuerpo humano. 

Juntos, los adultos mayores encuentran consuelo, ánimos y motivación para seguir aprendiendo. Les da un propósito de vida, algo por lo que deben terminar las actividades del día y esperar a que sean las 4:00 de la tarde de cada lunes y miércoles.

Para Marcelino, por ejemplo, el estudio es una forma de sobrellevar la pérdida de su esposa y de mantener su mente ágil.  

“Ya después uno no se preocupa por seguir aprendiendo, quizás porque no había motivación, pero gracias a que me invitaron quise seguir aprendiendo lo que no se aprendió en la primaria. Me estoy dando cuenta de muchas cosas, como a explicar por qué mi apellido no es un nombre. A pesar de la edad, me gusta seguir adelante”, dice contento Marcelino

Dificultades para estudiar como adulto mayor

De acuerdo con Guadalupe Barragán, apoyo operativo del IVEA Veracruz, los adultos mayores se encuentran con diversas dificultades al momento de continuar o de iniciar con sus estudios. Las enfermedades, las discapacidades, el desánimo y la dependencia económica hacia los hijos son algunas de ellas. 

De izquierda a derecha. Tomasa González, Juana Veranza, Marcelino Mateos, Antonio Mateos; Adela Verónica, asesora educativa; y Guadalupe Barragán, apoyo operativo territorial del IVEA Veracruz.

A pesar de que Tomasa mantuvo un negocio de abarrotes durante 15 años sin saber leer ni escribir, Guadalupe Barragán explica que los adultos mayores —y las personas analfabetas en general— sufren una discriminación constante, principalmente, en el sector salud. 

“Sus derechos se pierden porque al ir al seguro y no saber qué dice la receta, tienen que pedir ayuda y muchas veces las hacen ir y venir, no sabes las vueltas que les hacen pasar (...) Y pienso también que nunca es tarde para aprender, para defenderse de la vida”. 

Para Guadalupe Barragán como apoyo operativo del IVEA, cuya función es ser la primera interacción con los adultos, el programa “Nunca es tarde para aprender” es un regalo que pueden hacerse los adultos mayores a sí mismos. Mientras que Juana ve las asesorías como una oportunidad de entender el nuevo mundo que la rodea, para Guadalupe es una forma de mantenerse joven. 

“¿Cuál es la importancia que tiene que los adultos mayores aprendan a leer? Bueno, el cuerpo requiere siempre estar en movimiento, (con) la mente activa y yo veo los resultados. Ahorita ellos ya tienen más seguridad que cuando iniciaron en abril. He visto cambios en su escritura, enriquecen su pensar... ahora le pueden decir diabetes a la enfermedad y ya no azúcar como antes. Ellos empiezan a comprender más”, explica Adela Verónica, asesora educativa del círculo de estudio de Tomasa, Juana, Marcelino y Antonio

Adela Verónica, asesora educativa, y Juana Veranza.

Entre los municipios con mayor rezago educativo se encuentran San Andrés Tuxtla, Veracruz puerto, Papantla y Xalapa. En el estado según el INEGI, existen 466 mil 560 personas mayores a 15 años que no saben leer ni escribir, por lo que Veracruz es el principal estado con este tipo de pobreza.

lm