VERACRUZ, VER.- Beatriz Jiménez Ojeda, mejor conocida como Bety, se encuentra en uno de los seis pasillos dedicados a la venta de artículos esotéricos en el Mercado Hidalgo de la ciudad de Veracruz, esperando a los clientes que llegan con más frecuencia en las fechas cercanas al primer viernes de marzo, que se celebra el “Día de Brujos”.
Con 76 años de edad y más de 30 en experiencia, se dedica a la limpieza espiritual, a curar el empacho y el espanto en niños, un remedio de la medicina tradicional del México prehispánico.
Rodeada de sus plantas medicinales, Bety se limpia el sudor en la frente que no deja de brotarle por el calor que se encierra en el cuarto de 2 metros cuadrados en el que realiza las limpias y remedios.
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No hay ventiladores, ni ventanas, solo un foco de luz amarilla, plantas, correas de ajos y una silla donde aquellos afligidos se sientan para obtener alivio, son los que llenan la pequeña habitación que pasa desapercibida por los compradores del Mercado Hidalgo.
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Tiene la respiración agitada, el asma que la acompaña desde hace años la sobre agota después de cada limpia que le toma entre 20 y 30 minutos, tiempo que varía, según dice, dependiendo de las necesidades de quien acuda para liberarse de las malas energías.
Esoterismo, limpias y amarres
"Plantas medicinales Bety" se encuentra casi al final de los pasillos dedicados a la venta de productos esotéricos, de donde el olor de la combinación de incienso, velas y plantas llega hasta una de las entradas del mercado sobre la avenida Hernán Cortés.
Para llegar a los tres pasillos verticales y horizontales dedicados al esoterismo, sólo debes seguir el olor en un camino en forma recta.
Apenas llegues, te encontrarás con veladoras, lociones, jabones, sprays, amuletos, representaciones de la Santa Muerte, plantas y demás objetos que pueden surtir tu lista –creada por un brujo o bruja–, saciar tu curiosidad o darte aquello específico que buscas.
“¿Qué buscas amiga?”, “¿en qué lo ayudo caballero?”, te preguntan inmediatamente los trabajadores de los diversos puestos; según tu respuesta, es el tipo de atención que te brindan.
Si buscas, por ejemplo, algún trabajo de brujería, una tirada de cartas o una limpia, lo más probable es que termines con Bety, quien solo realiza limpias, pero conoce también a quienes sí realizan “trabajos” y lecturas de cartas.
De hecho, en el mismo espacio donde libera del estrés a los profesionistas que la visitan cada semana, cada quince días o cada mes por una sesión de 200 pesos, es donde el hombre que conoce lee las cartas a sus clientes y donde la bruja a quien le presta el espacio atiende a las personas.
El puerto de Veracruz y su cercanía con Catemaco
El municipio de Catemaco es conocido como “la cuna nacional de la brujería”. Allí, cada primer viernes de marzo se celebra El Día del Brujo, fecha que tiene como fin el recargo de energías y la purificación de las malas vibras.
Algunas de las actividades que son realizadas por El Brujo Mayor y por los demás brujos y brujas de la zona, son privadas y abiertas al público, donde la religión católica se encuentra con las creencias místicas de la época prehispánica.
Rituales de purificación, limpias y asesorías son algunas de las actividades que se realizan de forma masiva el primer viernes de marzo. En Veracruz, ciudad que se ubica a casi tres horas y media de Catemaco, este día se vive de forma distinta, pero no ajena.
Los comerciantes del Mercado Hidalgo desde el lunes comienzan a prepararse. Encargan plantas, veladoras y objetos por los que acuden brujos de otras zonas del estado, e incluso, para aquellos que vienen desde estados como Tabasco.
Sin embargo, Bety señala que la afluencia de personas en el mercado ha bajado con el paso de los años. La afluencia de brujos de otras zonas es cada vez menor comparada, por lo menos, 5 años atrás, cuando aún era imposible caminar por los pasillos debido a la cantidad de personas.
Aunque por las mañanas y tardes la zona del esoterismo en el mercado está vacía, por las tardes noches, cuando todos los demás locales bajan sus cortinas, los clientes aquí apenas llegan. No como hace años, pero hombres y mujeres, apurados por la noche, llegan a preguntar por objetos y por trabajos de brujería, como amarres, que llegan a costar al menos 2,500 pesos.
Durante los primeros viernes de marzo, explica Bety, las limpias se duplican. De las dos o tres diarias que hace, estas llegan a ser hasta 5 o 6 en el transcurso de las 13 horas que ella está en su local, por cada limpia gana 200 pesos.
“Las personas ‘tan mal, a veces ‘tan bien. Llegan porque quieren tener trabajo porque no tienen. Les ayudamos un poquito para que tengan trabajo; una limpia que les abra su camino, que no esté cerrado, hay que limpiarlo y yo poco a poco para que cambie su vida”, explica.
Una actividad aprendida de sus raíces en Oaxaca
Bety es originaria de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, del estado de Oaxaca, lugar de donde vino cuando estaba recién nacida y que nunca ha visitado. Sus padres, quienes emigraron al puerto de Veracruz en la década de 1950 en busca de una mejor calidad de vida, encontraron, con el tiempo, un espacio de sustento en el Mercado Hidalgo.
En el local donde ahora exhibe plantas como boldo y toronjil, “que sirve para los nervios”, antes había papayas, chiles y rosas, productos sembrados por su padre en el Plan de Manantial, una localidad ubicada a 30 kilómetros del puerto de Veracruz.
Sin embargo, las frutas cambiaron a plantas medicinales debido a lo poco redituable que eran. Bety explica que desde hace más de 30 años venden plantas medicinales que ayudan a la diabetes, a los riñones, al hígado y que le dan felicidad.
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Con los años, el hijo de Bety consiguió el local de enfrente, donde venden veladoras para atraer el dinero, para la abundancia, para la suerte, para la paz, para sanar e incluso, para dañar, las cuales tapizan las paredes externas del cuarto donde se hacen lecturas de cartas, limpias y consultas.
Las limpias espirituales, las curaciones de espanto y de empacho que realiza, explica, las aprendió de su padre, quien era vidente. “Él nomás que llegara y estuviera una señora sentada le decía: ‘usted tiene esto y esto y esto’, y si no, le tocaba la cabeza con la mano y ya se sentían bien”, explica.
“Mi papá me enseñó (a hacer limpias) antes de fallecer, me dijo que aprendiera porque se iba a ir algún día, y que de perdido para limpiarle a mis hijos o a mis nietos”, por lo que desde que tiene 45 años se dedica, además, a atender a las personas que acudían con su padre.
Una mujer católica que busca ayudar a las personas
Bety, además de que nunca se sintió atraída hacia la brujería por ser una mujer católica, explica que solo realiza limpias con ramas y huevos debido a su asma; condición que le impide respirar humo.
“Gracias a Dios las plantitas sí ayudan mucho. Se les baña (a las personas), se les explica. Luego en el trabajo se estresan, y ya así se sienten bien. Las limpias son cuando te duele la cabeza, te sientes mal, te sientes no sé cómo, y ya se limpia con los huevitos y el ramo y ya como que descansa, se sienten mejor. Se les quita esa pesadez que traen”, dice con una sonrisa.
Para ella, este trabajo significa ayuda. Lo que la hace levantarse cada mañana y llegar a las 07:00 e irse a las 19:45 horas. Son sus plantas a las que cuida con dedicación y recomienda con fe a aquellos que lleguen en busca de alivio físico y espiritual.
mb