VERACRUZ, VER.- Cuando Vanya enfrentó su primer acoso sexual en el transporte público de Veracruz, tenía 16 años e iba camino a la preparatoria. Eran las 2 de la tarde y aunque su falda le llegaba a media pantorrilla, eso no evitó que un hombre subiera la mano por su pierna.
En México, al igual que Vanya, 9 de cada 10 mujeres han sufrido actos de violencia como agresiones verbales, persecución y acoso sexual en el transporte público, un medio que utilizan las mujeres del país 7 millones 400 mil veces diarias.
El acoso sexual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres) “es una forma de violencia contra las mujeres en la que existe un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para quien es víctima”. En el caso de Vanya, su agresor fue un hombre de más de 30 años cuando ella tenía 16.
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Este vestía de camisa blanca de botones y un pantalón color negro. Según recuerda, era un hombre que “una si lo ve no piensa ‘uy, este canijo se dedica a tocar a chavitas de prepa en los camiones, ¡pues no! El señor parecía que iba o salía del trabajo”, dice ahora sorprendida, con gracia y sin las lágrimas que le ocasionó el incidente hace 7 años.
Vanya, desde esa edad, se define como una mujer envalentonada que reacciona ante cualquier injusticia o abuso. Sin embargo, a pesar de creer que el día en que le pasara una situación de acoso sexual reaccionaría a la defensiva, se paralizó y su rostro se llenó de miedo y sorpresa.
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Aquel día todo marchaba bien. Había salido a tiempo de su casa y tomó el camión ruta Chapultepec Centro para dirigirse a la preparatoria como lo hacía a diario. Como siempre que tenía la oportunidad, Vanya se sentó en la cuarta fila de asientos de lado de la ventana; se puso audífonos y no despegó los ojos de la calle hasta que fue acosada.
“El camión iba vacío por la hora y se comenzó a llenar. Un hombre se sentó a lado de mí, pero no le di importancia porque era el transporte público (...), cuando de repente siento que me tocan la pierna y me alzan la falda, y mi primera reacción fue de ‘¿¡qué onda?!’”.
Cuando volteó a ver al hombre que tenía a su lado, este ya tenía su miembro de fuera y una mochila cubriéndolo de la vista de los demás pasajeros. Mientras se lo mostraba, el sujeto intentó subir su mano hasta su pelvis, momento en que Vanya se congeló y comenzó a llorar.
Así como ella, en México el 22 por ciento de las mujeres se mueve en transporte público para ir a la escuela durante la educación media y superior, según la guía de Lineamientos para la Prevención y Atención del Acoso Sexual Contra las Mujeres en el Transporte Público Colectivo realizado por Inmujeres y por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
En la ciudad de Veracruz, el 23 por ciento de las mujeres mayores de 18 años señalaron haber enfrentado alguna situación de acoso y/o violencia sexual en lugares públicos durante el segundo semestre del 2024, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del segundo semestre del 2024. Para las niñas y adolescentes, no existen gráficas.
La otra ciudad que está por encima de este porcentaje es Coatzacoalcos, con 24.5 por ciento. Xalapa, por su parte, tiene un índice del 18.8 por ciento en las mujeres de 18 años y más que durante el segundo semestre de 2024 enfrentaron alguna situación de acoso y/o violencia sexual en lugares públicos.
Acoso sexual en el transporte público: un tipo de violencia normalizado
El acoso sexual en el transporte público colectivo es una forma del acoso sexual callejero. Este, de acuerdo con la guía realizada por Inmujeres y la Sedatu, es “una forma de violencia contra las mujeres que engloba todas aquellas conductas, prácticas y diversas manifestaciones de connotación sexual, como miradas lascivas, sonidos, ‘piropos’, tocamientos, roces; que son recibidos desde una persona desconocida o no, que ocurran a bordo de la unidad de transporte o en la infraestructura de acceso”.
El acoso sexual callejero, por otro lado, corresponde “toda práctica con connotación sexual explícita o implícita, que proviene de un desconocido, que posee carácter unidireccional, que ocurre en espacios públicos y tiene el potencial de provocar malestar en el/la acosado/a”. Su objetivo, como en el caso de Vanya, no siempre es la posesión sexual, sino la afirmación de la dominación que les permite realizar estas acciones de manera pública y con impunidad.
Cuando Vanya, invadida por el miedo empalideció y comenzó a llorar, el hombre simplemente se bajó del camión. A su llanto, cuenta, acudió una mujer adulta que también estaba en el camión, quien le preguntó “¿qué te hizo, mamita?”, para luego consolarla y calmarla.
“La señora tan dulce, tan linda, hasta el día de hoy estoy agradecida. Era una señora ya muy grande, estaba hasta encorbadita, arrugadita, chiquitita. Yo siento que Dios me mandó un ángel. Ella me tomó de la mano, nunca me soltó y me llevó hasta la puerta de la prepa”, recuerda con una sonrisa.
Vanya tenía solo 16 años cuando ocurrió. Desde entonces su dinámica y la percepción de seguridad en el transporte público cambió; ya no se permite ir distraída ni mirar por las ventanas por mucho tiempo.
De acuerdo con Inmujeres, la violencia y el acoso sexual en mujeres y niñas representan uno de los problemas sociales más grandes de México debido a su normalización. Este no solo afecta a su dignidad humana y las conduce a un estado de indefensión, sino que constituyen un delito que transgrede en su bienestar físico, psicológico, familiar, laboral y social.
“No es normal y no lo vemos normal y no lo vivimos como normal, en el país nos lo han dicho las mujeres, no es normal faltarle al respeto a las mujeres en el transporte público, no es normal tener que estarse cuidando. Esto es especialmente importante porque somos las mayores usuarias del transporte público”, afirmó la presidenta de Inmujeres, Nadine Gasman Zynlbermann, durante la presentación de la guía.
Acciones que también son acoso sexual en el transporte público
El acoso sexual en el transporte público colectivo, de acuerdo con la guía de Inmujeres, no solo es el tocamiento de una persona sin su consentimiento, sino todas aquellas conductas, prácticas y diversas manifestaciones de connotación sexual. En estas, por ejemplo, entra el caso de la joven a la que un hombre le mostró, en un camión de Veracruz, un vídeo de otro sujeto masturbándose.
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De acuerdo con la guía, existen distintos tipos de acoso en el espacio y el transporte público, los cuales son medidos por su nivel de impacto y de agresión. El más alto de los dos es el acecho y persecución de la víctima fuera de la zona del transporte público, violencia por la que también ha pasado Vanya.
Hace un año, explica, fue perseguida por un hombre desconocido desde la parada del camión Chapultepec – Plaza Américas hasta que se bajó de este. El sujeto, explica, se sentó detrás de ella en la unidad y la persiguió durante varios minutos una vez que llegó a su destino. Desde entonces, motivada por el miedo, evita viajar de noche y sola. Además, como defensa personal, carga con un objeto para defenderse en caso de necesitarlo.
Sin embargo, algo que le parecería aún más seguro, es la implementación de un botón de emergencia en los camiones de la ciudad y estado de Veracruz, así como que estos contaran con cámaras de vigilancia. En caso de sufrir acoso sexual en la vía pública o en un transporte público de Veracruz, puedes denunciar a través del 911, al 089 o a través de la aplicación móvil “Mujer Alerta”.
mb