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“Me identifico con Paquita porque no necesité a mis dos maridos para hacer mi casa“

Victoria Márquez cuenta que cuando comenzó a escuchar a Paquita la del Barrio se decía que las mujeres estaban para obedecer, pero sus canciones le decían otra cosa y se sentía identificada

La acompañó en su funeral en Alto Lucero.
Victoria Márquez además de admirar a Paquita la del Barrio, es su imitadora.La acompañó en su funeral en Alto Lucero.Créditos: ÓSCAR MART IR
Escrito en VERACRUZ el

ALTO LUCERO, VER.—El crucero de la avenida Lázaro Cárdenas y avenida Xalapa este miércoles echó de menos a doña Victoria Márquez, quien todos los días vende debajo de un semáforo chicles, bombones y gomitas. La mujer de 57 años interrumpió su negocio porque está de luto. Se entalló un vestido negro con lentejuelas y llenó de anillos brillantes sus manos para dar el último adiós a la artista que por más de dos décadas ha imitado en fiestas y reuniones: Francisca Viveros Barradas, “Paquita la del Barrio”. 

Desde ayer, martes, “Vicky” consiguió un “aventón” hasta el municipio de Alto Lucero, Veracruz, la tierra de su ídola que perdió la vida de un infarto el pasado 17 de febrero.

En tiktok investigó la hora en qué serían homenajeadas sus cenizas. A las ocho de la mañana un carro la recogió en el crucero de la avenida Xalapa.

“Nunca pude ir a un concierto de mi Paquita pero a ella le debo mucho y me canso ganso que voy a ir a despedirla”, dice la mujer mientras se acomoda varios collares que avivan su fragancia “Tribu” con aroma a jazmín. 

Victoria Márquez, la Paquita la del Barrio xalapeña.

Viajar junto a Victoria es deleitarse al escuchar detalles sobre la vida de Francisca Viveros, pero también sobre la suya. El camino de 37 kilómetros, rodeado de montañas verdes y nubes grises, es el mismo que la intérprete jarocha describía en su canción “Alto Lucero”: “Cuando te voy a ver, pueblito de mi vida, gozo el caserío; me lleno de alegría por que voy al pueblo donde están los míos. Primero es El Castillo, por la 6 de enero, luego hasta Almolonga, pasando Alto Tío Diego”.

Bastaron dos minutos de recorrido para que Victoria presentara su lado parlanchín. Sus recuerdos con Paquita la del Barrio —tal vez como muchas otras mujeres— la llevan a una vida dura, marcada por el machismo. “Yo me identifico mucho con ella —dice desde el asiento del copiloto— cuando era chiquilla (tenía cinco años) mi mamá me daba mis buenos (golpes) para que fuera a trabajar. Y si no hacía caso me aventaba con los totoles (guajolotes) para que me picotearan. Me mandaba a vender que tamales, que pollo. Yo les decía a mis clientes ‘ya llegó el gallito cantador, el que canta con amor" y les cantaba para que me compraran”.

Victoria también reprocha que a su madre le incomodaba que se llevara bien “con la querida” de su papá. “Le decía ‘yo no tengo la culpa, mami’, pero me daba mis buenos cates”.  

Cuando cumplió 16 años se casó por primera vez con un hombre 12 años mayor que ella. “Me fui a vivir con el primer hombre de mi vida, según yo. Él ya estaba bien vivido. ¿Y sabes lo que le dijo mi mamá a mi marido? ‘Si no te obedece, pártele su suerte’ y aquel hombre se agarró de eso; me ponía mis buenos trancazos hasta que un día me desesperé y que le abro la cabeza con un candado”, cuenta con una carcajada Victoria; apenas se han ido los primeros diez kilómetros.

“Era una vida de perros. Tuve un niño con él. Tiempo después me junté con otro hombre, que me lleva 20 años —ahorita tiene 76—. Al principio todo bien pero después no más dejó de trabajar. ¿Me tocaron dos inútiles, ya ves?”, dice Victoria y ahora cita un video de Tiktok con una entrevista de Paquita la del Barrio para Univisión donde revela el origen de su frase emblemática: ¿Me estás oyendo, inútil?”.

MIRA AQUÍ LA ENTREVISTA A PAQUITA LA DEL BARRIO

“Un sábado que no llegó mi esposo yo tenía que cantar ahí en mi negocio y pues ni modo como dicen ‘el payaso tiene que seguir la fiesta’. Entonces estaba yo cantando precisamente Cheque en Blanco y no sé cómo volteo y veo que entra él. Yo estaba muy dolida de que no había llegado y cuando lo vi en la música de en medio, en los estribillos, fue lo que se me ocurrió decir: ¿Me estás oyendo, inútil? Y ya la gente se reía y se veían los unos a los otros” (Extracto de entrevista Paquita la del Barrio para Univisión”).

En el camino hacia Alto Lucero ya hemos pasado por El Castillo y la Colonia 6 de enero, localidades pertenecientes a Xalapa. Victoria cuenta que sus malas experiencias con sus dos maridos no la detuvieron, y que para sacar adelante a sus tres hijos (dos hombres y una mujer) hizo de todo: vendió comida a domicilio, trabajó como albañil, hizo tandas y hasta vendió sangre en hospitales —“a mil 500 pesos cuando era sangre y a dos mil pesos cuando eran plaquetas”—. Su faceta como imitadora de Paquita la del Barrio la reservó para el final del viaje. 

"Yo solita levanté mi casa, ¡ah sí! Porque me puse a vender chiles (hacía 200 diarios), tamales y gorditas de masa cocida, de todo le hacía yo menos a lo malo. Para mi mamá la mujer tenía que ser doblegada, el hombre era el que llevaba dinero a la casa y a uno le tocaba obedecer. Entonces yo le dije ´no, mami, es que aquí se cambiaron los papeles”. 

—¿Y cómo comenzó a escuchar las canciones de Paquita

“Yo la escuché porque don José, el papá del viejo este que ahora es mi esposo (don José Ramírez Álvarez), escuchaba boleros. Y así escuché a la Paquita, cuando todavía cantaba puros boleros, por ahí de los años 90. Cuando empezó a cantar de esas donde le tira a los hombres las escuché ya tiempo después en la radio”, contesta Victoria

Pasamos ya por Alto Tío Diego, una comunidad de raíces africanas perteneciente al municipio de Tepetlán. El destino está ya a 10 kilómetros. Victoria entonces comparte cómo nació “La Paquita xalapeña”.   

“Un día que hago una fiesta, así pues un convivio y tenía yo karaoke. Puse el micrófono, la melodía, y que canto. Y me dicen ‘Tú no estás cantando, es Paquita. Y dije pues yo soy Paquita y desde ahí comencé a agarrar hilo y me comenzaron a hablar luego para unas fiestas de niños y me daban mis cacheritas (propinas)”.

Victoria se identificó con Paquita la del Barrio y decidió que no solo la imitaría en fiestas, sino ahora también lo haría en su último y actual negocio, en el puente de la avenida Xalapa

“Yo comienzo a vender chicles y paletas en el puente de la Miguel Alemán y avenida Lázaro Cárdenas. Me queda a una cuadra de mi casa y no soy de esas que esperan a que el dinero llegue solito. Ahí me compran automovilistas, taxistas y comencé a decirle a los hombres, “¡adiós, inútil!” y me decían “a ver, échate una rola de Paquita" ‘Ah, me canso ganso y ya se las cantaba yo. Y así se me quedó el apodo. ‘¿Cómo no voy a despedir a mi Paquita si además de todo me ha hecho ganar mis centavos?’, insiste Victoria

Casi llegamos a la entrada de Alto Lucero y ella asegura que hay más de una cosa que las hace muy parecidas. Por ejemplo, Paquita la del Barrio cumpliría 78 años el próximo 2 de abril y Victoria Marquez cumplirá 58 el día 29 del mismo mes. “Yo digo que Paquita fue mi mamá, soy otra de sus hijas que no conoce la gente”, presume con una nueva carcajada y da más argumentos de sus similitudes. 

“Yo sé de Paquita que ella empezó vendiendo barbacoa en su cocina económica, en la Ciudad de México. Con eso se levantó, compró un terreno, puso su cantina y ahí empezó a cantar. Le llegaban los clientes y se alzó y se alzó.Por eso me parezco a ella porque yo también me levanté yo sola. Como digo, no necesité chichis de otro inútil para que yo me levantara. Y ahí está mi casa, la casa todo tiene: baños, su piso y todo”.

Victoria Márquez posa en mural de Paquita la del Barrio en Alto Lucero. (OSCAR MARTÍNEZ)

—¿Por qué cree que muchas mujeres como usted se identificaron con las letras de Paquita?

“Porque nos tocaban puros inútiles y una mujer nos abrió el paso con sus canciones. Yo decía ¿’voy a creer que una mujer le demuestra a uno que vale más?’. ’Rata inmunda, animal rastrero y todo eso sí lo son. Bueno, algunos, pero a los que les incomodaban sus canciones es porque les venía el saco. Si te viene el saco, mijo, póntelo’. Victoria sonroja a los hombres presentes en el auto. Hemos cruzado el arco de Alto Lucero.

Paquita: la mujer que acarreaba plátanos y soñaba con ser cantante

“¿Quién no conoce a Paquita la del Barrio en Alto Lucero?”, dice doña Chuy, la dueña de una fonda que ofrece las tradicionales enchiladas alteñas. La mujer presume haber convivido con Francisca Viveros en la boda de una familiar que se realizó en el hotel Paquita, ubicado en el centro de Alto Lucero

“Una mujer muy amable y sencilla. Tuve la dicha aquella vez que me invitara una copa coñac, porque eso le gustaba tomar. Nunca perdió el piso; quienes la conocimos desde niños sabemos que creció en una casita de rajas (madera rústica), con techo de tejas y piso de tierra que nos ponían a barrer nuestros papás todos los días para que estuviera parejito”. 

Chuy también explica porqué Paquita, su descendencia -que llegó a despedir sus cenizas-, y la mayoría de los habitantes de Alto Lucero son de tez blanca y ojo claro. “Por acá hay ascendencia española. En una comunidad que se llama Cerillos de Díaz hay pura gente blanca de ojos azules; y se te vas a Reforma la gente es alta, güera y de ojo verde”.

En punto de las 12 horas decenas de personas se han congregado en la parroquia de Cristo Rey. En las primeras tres filas, desde luego, está Victoria, la Paquita xalapeña, quien no deja de tomar fotografías y ofrece oraciones desde su asiento. La familia de la intérprete de “Tres veces te engañé” la despide con aplausos y comparten que dejó de existir en paz, en su casa de Xalapa, como algunos le llaman al final “la muerte de los justos”. 

Martha Elena Martínez Viveros, una de los tres hijos de Paquita la del Barrio, comparte que en los próximos días sus cenizas serán trasladadas a su restaurante Casa Paquita,  en la colonia Guerrero de la delegación Cuauhtémoc y que esperan también sea homenajeada en Bellas Artes. “Es la mejor madre del mundo. Estoy orgullosa de ella, la voy a extrañar mucho y quiero que se recuerde como lo que fue: una gran mujer, una artista internacional. Mi mamá nunca dijo soy de Veracruz, ella siempre dijo: soy de Alto Lucero, Veracruz”.

El último homenaje de este miércoles se lleva a cabo en la plazoleta del pueblo. Allí un mariachi entona los éxitos de Paquita la del Barrio, canciones que son entonadas por mujeres, principalmente, y por su hermana, Viola Dorantes. A despedirla también asistió Imelda Salas Barradas, la prima de Paquita la del Barrio, quien da testimonio de sus raíces. 

“La conocí desde niña de muy chica; una niña muy trabajadora, que trabajaba en el campo, muy entusiasta en ayudar a su familia porque eran muy pobres. Acarreaba plátanos e iba a las fincas a cuidar las tierras de su abuelo. Iba a la casa de mis papás para llevar agua a su casa porque no tenían y en mi casa teníamos mucha agua en tanques.

Imelda cuenta que desde pequeña Paquita soñaba con ser artista. “Estudiamos juntas la primaria, en la Miguel Hidalgo y Costilla. Cantar era era su anhelo. Ella tenía que ser artista. Desde chica cantaba en la escuela, en los concursos que se organizaban, le gustaba mucho cantar Cielito Lindo. Ella pues se casó aquí, tuvo una pareja aquí, y ya de ahí ya nos supimos que se hizo famosa. Me dio mucho gusto”, dice la mujer de 84 años que asegura escuchará sus canciones siempre. 

Así concluye el homenaje a Paquita la del Barrio este miércoles, donde todas las protagonistas fueron mujeres. Martha, su hija; Viola, su hermana; Imelda, su prima; Chuy la restaurantera; y Victoria Marquez: su imitadora xalapeña, su admiradora número uno, quien mañana regresará al puente de la avenida Xalapa a seguir llamándole inútiles a los hombres. A recordarla todos los días.

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