VERACRUZ, VER.- En el corazón de la Feria del Juguete, ubicada en el estacionamiento del parque Reino Mágico de la ciudad de Veracruz, se encuentra María Leonor Guzmán Muñoz, comerciante desde que tenía 8 años. Sentada en una silla debido a la hinchazón de sus pies ve transitar a cientos de personas con una sonrisa que impide ver el color de sus ojos.
Su puesto está en la esquina derecha del segundo pasillo, por la entrada cercana a la parada del camión. Ahí, desde el 1 hasta el 7 de enero, como desde hace 15 años, Leonor permanece para vender más de 30 mil pesos de mercancía a Los Reyes Magos, quienes, en ocasiones, acuden con los niños para que escojan cuáles juguetes añadirán a su lista de deseos.
Sus pies hinchados obedecen a las decenas de horas que ha permanecido parada, y su voz desgastada de tanto decir “¿Qué quieres, amor? Pregunta el precio”, cada vez que un interesado asoma la mirada a sus triciclos que emiten sonidos y luces.
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Sin embargo, admite que las lluvias que inundaron la ciudad de Veracruz el 1 y 3 de enero, las cuales le provocaron una pérdida de alrededor 10 mil pesos, también le ocasionaron tos y dolor de garganta.
La Feria del Juguete lleva 15 años en Reino Mágico, y Leonor lleva esos años, más otros 25, en la venta de juguetes. “Comencé en Allende, luego en la Concordia y nuestra líder nos metió a La Luna, porque así nos traían (por la falta de permisos), y ya a lo último llegamos aquí”, explica.
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Según recuerda, 15 años atrás eran al menos la mitad de los vendedores que estuvieron toda la madrugada del 6 de enero de este 2025. Este año, los comerciantes ocuparon al menos 200 puestos de juguetes de madera y de plástico: con marca y sin marca; donde también vendían triciclos, patines, calcetas, peluches, aparatos electrónicos y comida.
En su pasillo, inspirados por el éxito de Leonor en la venta de juguetes durante la época de Reyes Magos, donde dice, no le queda ni un juguete, también se encuentran sus dos hijas y dos de sus hermanos, dedicados a lo mismo.
En el estado de Veracruz, al menos 52 mil 100 personas son vendedores ambulantes, mientras que 162 mil son comerciantes en puestos establecidos, según datos de la Secretaría de Economía en el segundo trimestre de 2024. En el caso de María Leonor, así como el de los demás comerciantes de Reino Mágico, son considerados vendedores semifijos debido al tiempo que pertenecen en el lugar.
Proveedora de Los Reyes Magos
Rodeada de juguetes, de dos empleadas y de su esposo, quien se volvió comerciante –gracias a ella– a pesar de la vergüenza, observa con una mirada atenta a todos los asistentes de la feria. En su pecho carga una mariconera, de la cual mete y saca dinero.
“Me gustó el juguete, me gusta el juguete porque se gana un poquito más, porque ya la ropa ahorita no conviene, mucha gente vende ropa, y pues el juguete es cada año", menciona a pesar de admitir que este 2025 fue “duro” para la época de Reyes Magos.
El aguacero que afectó a decenas de comerciantes, quienes perdieron mercancía debido a que el agua en el estacionamiento de Reino Mágico les llegó hasta los tobillos, se suma a que las familias, este año, buscan juguetes de no más de 150 – 200 pesos. “La gente se va con puro juguete pequeño, ya con la bicicleta no, porque la gente quiere juguete barato, y no, no se ve que haya dinero. Este año así lo veo”.
Para el 5 de enero, explica Leonor, la mayoría de los comerciantes ya debería tener menos de la mitad de su mercancía. La lluvia, que en realidad fue producto del frente frío y de una vaguada, dice que parece haber espantado a los veracruzanos por algunos días.
En este, donde permanece sentada debido a la hinchazón de sus pies, también venden juguetes al menos 6 familiares suyos, entre hermanos e hijas, quienes, gracias a ella, también venden juguetes desde hace algunos años.
Rodeada de triciclos y de juguetes que simulan el equipo de los bomberos, Leonor explica que lleva 15 años en la Feria del Juguete, pero al menos otros 25 en la venta de juguetes para niños; mercancía que llegó a sus manos de una forma tan natural que ni la recuerda.
Una niña que nunca conoció a Los Reyes Magos
La venta de juguetes para María Leonor, de 65 años, se ha vuelto una forma de auto reflejo. Donde cientos de comerciantes dedican el resto de su año para ahorrar, invertir y finalmente vender en La Feria del Juguete cada mes de enero. Para algunos vendedores como Leonor estas fechas sirven como una ventana a lo que fue su infancia.
“Me siento muy contenta, muy feliz (de vender juguetes) porque veo muchos niños que los traen y dicen: ‘mira, mamá, quiero para la cartita’ (...) pero también hay niños muy pobres, muy humildes..., pero a veces les doy un juguetito, les digo ‘ten, mi vida’”.
Ella siempre deseó un juguete, una muñeca cualquiera que le fue negada por su padre no solo a ella, sino a sus cuatro hermanos, quienes no tenían permiso de jugar con sus vecinos. Por eso, reflejada en los niños de bajos recursos que acuden al estacionamiento de Reino Mágico, Leonor, a veces, les regala un juguete.
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“Yo de niña no tuve nada, no tuve juguetes de nada”, recuerda entre lágrimas que intenta contener. En lugar de jugar, María se dedicó a la venta de tacos y ropa, donde ganaba 105 pisos por trabajar 11 horas diarias. “Ahora soy dueña, como por decir, pero antes era empleada”, sostiene con una sonrisa.
El vender juguetes, a María Leonor, le trae recuerdos frescos de su infancia. Tantos, que tan solo contar el por qué inició como comerciante, la lleva a tener los ojos llorosos. “Mi vida es muy triste, muy muy triste”, es lo que alcanza a decir como inicio.
Comenzó a trabajar cuando tenía 8 años, en aquellas ocasiones que su prima la dejaba de encargada en la carnicería cada vez que su esposo, envuelto en alcohol, la sacaba del negocio. “Me decía ‘quédate’, pero a mí se me partían los pedazos de carne”, dice en medio de lágrimas.
“Fuimos 5 hermanos, de los cinco hermanos, mi papá le pagaba el estudio a dos ‘porque las mujeres iban a salir de putas’, y que no nos daba estudios. Y entonces yo no estudié. Nada más que estudié la primaria, de ahí comencé a trabajar”, explica, donde afinó su habilidad con las cuentas.
Por lo vivido, decidió que solo tendría dos hijas, a las cuales, describe, ama con locura y devoción. El amor que no recibió de niña, explica, lo encontró en la iglesia católica y se lo transmite día con día a sus hijas, quienes tienen 26 y 33 años.
En honor a esa María de 5 y 8 años que nunca tuvo un juguete por negativa de su padre, y quien tuvo que aprender a trabajar cuando debía estudiar y jugar, es que hoy, con 65 años, vende y regala algunos juguetes en la temporada de Los Reyes Magos donde, al final, suele visitar a las familias del Hospital Regional para donar alimentos.
mb