VERACRUZ, VER.— La mañana fresca en la ciudad de Veracruz se vio interrumpida por un estruendo: el camión donde viajaban 31 personas se estrelló contra un tráiler estacionado. Gritos de horror y vidrios en el suelo fue lo primero que algunos alcanzaron a ver.
La sangre de Alfonzo Hernández Reyes, un adulto de entre 55 y 60 años que falleció tras el accidente, manchó el piso y salpicó los asientos de enfrente. En el asfalto, boca abajo y con una pierna rota, se encontraba Brandon Gael Cortez Lara; un adolescente que la noche anterior había ganado un trofeo de futbol.
Su short verde, camisa y tenis blancos quedaron manchados de tierra y sangre. Sus sueños de ser futbolista fueron arrebatados. Al costado, refugiados detrás de un remolque, niños con lesiones en el rostro y adultos con las piernas heridas esperaban a los cuerpos de emergencia.
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El accidente provocado por el camión de ruta La Herradura – Galas sobre la autopista Veracruz – La Antigua cobró una vida, el sueño de Brandon y dejó al menos 25 heridos. Entre ellos, tres de gravedad. “Anoche ganó un trofeo y hoy le arrebatan sus sueños”, dice entre el llanto Guadalupe Luna, tía del menor de 14 años que enfrenta una operación que busca salvar su pierna derecha.
La mañana del viernes 17 de enero pintaba como un día cualquiera para los 32 pasajeros del camión La Herradura – Galas quienes, en su mayoría, se dirigían al trabajo y a la escuela. Sin embargo, el impacto contra un tráiler estacionado sobre el acotamiento de la carretera lo cambió todo. Eran apenas las 7:36 de la mañana.
Lo único excepcional de este viernes, narra Guadalupe Luna –tía paterna de Brandon– es que él salía a las 10 y media de la mañana de la secundaria. “Iba (camino) a la escuela. A pesar de que iba a salir temprano pues él quiso presentarse, porque él no es un niño que falte, no es un niño vicioso, que ande en la calle, nada. Siempre se ha dedicado a la escuela”.
De estatura media, cabello negro y una sonrisa cálida; Brandon, a diferencia de Maricruz Ruiz Morales, lesionada que trae un collarín, astillas en el cuerpo, sangre y los pantalones rotos, él no puede describir cómo ocurrió el accidente.
“Justo ayer en la tarde se ganó una copa por jugar futbol (...) y ahorita está debatiéndose allá dentro en el quirófano, a ver si pierde o no pierde su pierna. Ya le arruinaron la vida a mi sobrino”.
“Mi papá y mi mamá sí (pudieron hablar con Brandon), y se despidió de nosotros. Se despidió de nosotros, y te soy honesta, se siente muy feo, porque él ya sintió la muerte. Ya lo último que dijo es que quería despedirse de sus hermanos”, narra entre lágrimas Guadalupe.
Brandon, querido por sus compañeros de la liga Redbull categoría juvenil A, quienes recaudan fondos para su tratamiento médico, es cuidado por su abuela y abuelo, quienes además cuidan de sus hermanos de 18 y 15 años. Es huérfano de madre y su padre, a dicho de su tía Guadalupe, no se ha hecho responsable de él.
“Mis papás salen a las 6 de la mañana a trabajar. Mi papá trabaja en un hotel y mi mamá trabaja ayudando a las personas, y los dos trabajan y no siempre tenemos a quien nos cuiden a los niños”.
“Yo también soy mamá y, como puedo, trato de llevar al niño a la escuela. Y eso que está cerca. No se me hace justo que ya no podamos, ni tan siquiera, confiar en si los niños se van a la escuela o no, porque es un pasaje público y esos camiones son unos locos, que cuando quieren el carro lo llevan hasta su madre de gente, esa es una irresponsabilidad”.
El camión que, de acuerdo con pasajeros conducía a exceso de velocidad, llevaba todos los asientos ocupados y llevaba personas de pie; acción que es considerada como una falta grave que puede alcanzar hasta las 30 UMAS, según el tabulador de infracciones del Reglamento de la Ley 561 de Tránsito y Seguridad Vial del estado de Veracruz.
Así fue el accidente
Antes del accidente, el camión había realizado una parada en el primer puente peatonal. Al avanzar algunos metros “ya nada más sentimos el golpe. Como que todo tronó y tronaron los cristales. Se escuchó muy feo el golpe. Todo el mundo gritaba”, recuerda Maricruz.
Ella iba sentada en la tercera fila del lado derecho del autobús, parte que recibió el impacto. Enfrente suyo, viajaba su hija de 9 años, quien también resultó lesionada. Con 37 años, Maricruz es madre soltera de tres niñas, a quienes mantiene con la venta de gelatinas caseras.
Su madre, una mujer adulta de 60 años, pide atención y ayuda: “Mi hija no tiene apoyo de nada. Ella no tiene un trabajo seguro ni nada. Ella tiene que trabajar para salir adelante con su hija, es madre soltera y, dime, ¿cómo va a trabajar así? No puede. Pedimos que nos apoyen”.
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Mientras Maricruz se levanta de una silla de plástico rota, con dolor en la mitad derecha de la cara, en el brazo y en las piernas, familiares de los 32 heridos y del único fallecido, están en el lugar del accidente para exigir que la aseguradora del camión se haga responsable.
“¡Queremos al dueño! ¡Dale la cara, dale la cara a la mamá! ¡Vela, vela a los ojos, a ver si puedes!”, gritaban familiares al representante de la aseguradora mientras impedían el levantamiento del transporte público. La razón, además de que no recibían el pase médico que les permitiría atenderse las heridas, es que el chofer de la unidad escapó.
El conductor ya había sido retenido por las autoridades que llegaron al lugar del accidente, donde se encontraban elementos de la Guardia Nacional, Marina, Policía Estatal y elementos de Seguridad Pública; sin embargo, al momento de atender a los heridos, “lo descuidaron” y huyó.
El chofer, según a descripción de Maricruz: “es un señor canosito, traía lentes y traía una camisa roja”. De acuerdo con Guadalupe, el chofer es conocido por las personas que utilizan la ruta de La Herradura, sobre el cual, dice, tienen quejas los usuarios. “Es muy grosero, no te baja, no te cobra los medios, siempre se arranca, sube mucha gente y literal, hasta en los escalonsitos va (...) hay muchos accidentes de esa línea ya, y nadie se hace responsable”.
“No se me hace justo que ni la aseguradora, ni la línea de transporte, ni el trailero, no se quieran hacer responsable de absolutamente nada, porque no somos los únicos, murió un señor y, ¿no se quieren hacer responsables? ¿En qué mundo vivimos entonces? (Pediría) que se hagan responsables tanto como de la muerte del señor, tanto como de las personas que estamos aquí, sufriendo (...) Anoche (Brandon) ganó un trofeo, y hoy, le arrebatan sus sueños”, dice Guadalupe, mientras espera afuera del Hospital Regional de Veracruz noticias sobre su sobrino.
mb