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Dejé mi casa, mi vida y trabajo: Linda huyó de Veracruz por ataques lesbofóbicos

Por ataques lesbofóbicos de sus vecinas Linda dejó su país, su trabajo y su vida por temor a ser víctima de un crimen de odio

Las vecinas de la joven escalaron sus insultos a agresiones y acoso que la obligó a irse
Lesbofobia obligó a Linda a huir de Veracruz.Las vecinas de la joven escalaron sus insultos a agresiones y acoso que la obligó a irseCréditos: Ilustrativa: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER. - La voz de Linda Rivera aún se corta cada que recuerda los ataques lesbofóbicos de sus vecinas que sufrió en Veracruz. El sentimiento de impotencia le provoca un nudo en la garganta al recordar que por esas agresiones dejó su casa, su trabajo, su vida y su país para tener paz

Desde Canadá, donde ahora busca obtener un permiso de residencia, cuenta lo difícil que fue sentirse acosada, atacada y olvidada por las autoridades mexicanas en este proceso que la obligó a huir a otro país por temor de sufrir un ataque de odio por el hecho de tener una preferencia sexual diferente a la de los demás.

“Durante todo ese tiempo intenté no perder mi trabajo, ya llevaba 9 años ahí… y ya estaba con oportunidad de crecimiento. La verdad que mi trabajo me encantaba”, comenta.

En México, 5 millones de personas (5.1 por ciento de la población) se auto identifica con una orientación sexual y de género perteneciente a la comunidad LGBTI+, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021. El estado de Veracruz es la tercera entidad con más personas que se identifican como parte de la comunidad, con 307 mil 858. 

Por su parte, la Encuesta Nacional Sobre Discriminación (ENADIS) 2022 indica que de la población de 18 años y más de la diversidad sexual y de género, 37.3 por ciento refirió haber experimentado al menos una situación de discriminación en los últimos 12 meses en el país.

Este 17 de mayo se conmemora el Día Nacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia, con la finalidad de promover un ambiente de respeto a la población de la diversidad sexual y de género. Así como una fecha para denunciar las prácticas que promueven prejuicios y violencia contra cualquier persona.

Vivir con temor en tu casa

A Linda todavía se le dificulta repetir los insultos que a diario recibía en su casa de sus vecinas. Su pesadilla comenzó en 2018 cuando llegó a vivir al fraccionamiento Lomas 4, en la zona norte de la ciudad de Veracruz; ahí compró su casa por medio de un crédito.

En ese entonces Linda vivía con su pareja, cuando comenzaron los primeros insultos y agresiones verbales. “Me dijeron que yo era una basura, que era una inútil, que me iba a condenar en el infierno, que no era mujer, que Dios odiaba a la gente como yo”, se lee en una declaración que escribió para las autoridades.

Poco a poco las agresiones verbales subieron de tono hasta que, a finales del 2019, ocurrió el primer ataque físico en su contra. En una ocasión una de sus vecinas la intentó golpear y la jaló de los cabellos, sin que Linda pudiera hacer nada, debido a que no quería meterse en problemas.

En diciembre de ese año los ataques físicos aumentaron, ya que la pareja de su vecina subió hasta su departamento para amedrentarla. En otra ocasión también atacaron su casa y rompieron sus ventanas. Todo este acoso la llevó a buscar ayuda legal e interpuso una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) bajo el expediente 695/2019.

Una ayuda que nunca llegó pues, aunque logró obtener una orden donde le otorgaron la vigilancia de una unidad policiaca durante 60 días, los elementos no llegaron a su casa, asegura.

“No pasó nada, nada. Tuve más percances con ellas, volví a marcar a la policía, eso se volvió hasta aburrido porque de nada servía que yo pidiera ayuda. Solo una vez llegaron, porque estaba con el lío de que no podía salir por los ataques, marqué a la policía, ya estaba la denuncia, pero me dijeron que no podían intervenir, porque eran pleitos de vecinos y que cuando me rompieran un hueso o algo así, ahí sí iban a actuar”, lamenta.

El último reporte de la organización “Letra Eseindica que en el 2022 en todo el país asesinaron a 11 lesbianas. Los ataques ya no solo eran en su casa, sino que llegaron a acosarla en su trabajo. La pareja de una de sus vecinas averiguó la dirección donde trabajaba. Esto fue lo que la orilló a tomar la decisión de renunciar.

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En ese lapso continúo con el seguimiento de su denuncia, cada que tenía oportunidad acudía a la FGE para ver cómo iba el avance, pero la respuesta era la misma. Hasta que le dijeron que no encontraban su expediente, por lo que tenía que realizar un trámite para que lo buscaran. En ese momento se dio cuenta de que a las autoridades no les interesaba su situación y que tenía que hacer otras cosas para protegerse.

“Yo salí de allá, como pudimos. El 24 de mayo del 2023 salimos de ahí, hice una escala en Guadalajara. Mi pareja pidió refugió en México. Lo que hicimos fue separarnos, ella está en Puebla y yo aquí (…) Sentí mucho coraje al dejarlo todo; mi casa me costó, mis cosas me costaron, mi trabajo me encantaba, tenía oportunidad de subir de puesto y salir así es horrible”.

Depresión y ansiedad

Este mayo Linda cumplirá un año de haber huido de su país. La adaptación a una nueva cultura no fue fácil, pero también todos esos ataques afectaron su salud emocional, pues padece depresión y ansiedad por el acoso que sufrió y otros problemas que fueron causados durante su adolescencia.

“Me daban ataques de ansiedad, insomnio, nerviosismo. Hubo un día que solo empecé a llorar y no sé por qué, pero no me pude detener. No sabía lo que pasaba, busqué ayuda, porque creo que mis pensamientos durante una temporada fueron muy fuertes, sentía ese impulso de hacer algo malo y creo que fue por no querer dejar mi vida, pero ya no queda de otra”.

Después de que llegó a Canadá pasaron dos meses para que consiguiera un trabajo y conoció gente quien le recomendó centros de ayuda para tramitar la solicitud de refugio. Linda asegura que no tiene contemplado regresar a Veracruz, ya que donde está encontró un lugar sin discriminación por su orientación ni cuestionamientos por lo que haga con su vida.

“Aquí puedo salir del trabajo, tomar un taxi, estar en cualquier lugar y ninguna persona me ha acosado, ninguna me ha dicho el montón de tonterías que allá me decían compañeros de trabajo, de universidad, en la calle. Aquí siento que me gusta mucho tener esa paz”.

mb