VERACRUZ, VER. - La ficha de búsqueda con el rostro de Susana Beatriz Espinoza Matanche, de 24 años, tapiza las calles, postes de luz y camiones urbanos de la ciudad de Veracruz. Su familia ya realizó marchas, manifestaciones e investigaciones para dar con su paradero, pero esta semana se cumplen 13 días que desapareció sin dejar rastro.
En la casa donde vive Susana y su familia fue colgada una lona grande con su foto y una leyenda que dice: “exigimos a las autoridades justicia pronta y expedita”. La última vez que vieron a Betita, como le llaman de cariño, fue el pasado 27 de febrero.
Su esposo, Jesús Leonardo Carvajal Cruz, cuenta que aquella mañana acompañó a Susana a dejar a su hijo al jardín de niños y le comentó que iría con unas amigas a Divertiplaza, a una tienda departamental a comprar un celular, en la zona norte de la ciudad de Veracruz.
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“Cuando pasaron las horas y no regresaba comencé a hablarle a mi cuñada, a la familia de ella que no había llegado. Ella casi no salía, ella es una ama de casa, siempre estaba con sus hijos, aquí se la pasaba”, agrega el esposo.
El Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas (PNBP) indica que, del 1 de enero del 2023 hasta marzo del 2024, en Veracruz se han reportado 370 personas desaparecidas y no localizadas de las cuales 65 son mujeres. Los municipios donde más se reportan desapariciones de mujeres son: Veracruz, Xalapa con 10 y Poza Rica con 6.
Una lucha para encontrarla
Tras la desaparición comenzó la búsqueda con amigas y otros familiares, pero al ver que ninguno le daba razón de su paradero, al siguiente día la familia acudió a la Fiscalía General del Estado (FGE) para interponer la denuncia de desaparición y por su cuenta realizó un llamado a las personas para que ayudaran a su localización en redes sociales.
“La fiscalía no nos dice nada. Nosotros hemos llevado pistas, hemos buscado y dando la información a ellos (las autoridades) para que busquen donde nosotros buscamos y hasta la fecha no nos han dado indicios de nada. No nos han enseñado las cámaras del C5, de aquí desde donde fue su última ubicación de su teléfono, no nos han dicho nada. Estamos con los ojos cerrados”, lamenta su madre, Susana.
La última ubicación que tuvieron de su celular fue en el fraccionamiento Torrentes, de la zona norte de la ciudad. Desde entonces su familia recorrió calles, colonias y realizaron marchas para exigir a las autoridades su localización.
El 2 de febrero la familia realizó la primera marcha en la colonia Reserva Tarimoya 2, donde vive Susana. Ese día partieron de la avenida Doctor Antonio García Gómez hasta la avenida 2 de Marzo, donde estuvieron unos minutos bloqueando el acceso en forma de protesta.
“Todos los días salimos (a buscarla) todos los días en diferentes lugares a pegar la ficha de búsqueda. En el Face, todos los amigos, los conocidos publican su ficha de búsqueda para que vean que no ha parecido. No sabemos absolutamente nada de mi hija”.
Luego se le pasa el cotorreo y regresa: autoridades revictimizan
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Jessenia, hermana mayor de Betita, se colgó las dos lonas en el cuerpo y junto a cientos de manifestantes salió a marchar aquella tarde del viernes para que el gobierno no olvide su caso. Ambas hermanas viven juntas y siempre se acompañaban cuando salían. Pero aquel martes 27, Yesenia no logró alcanzarla. Cuando ella bajó de la habitación, Susana ya se había ido.
“Siempre dejaba comida hecha cuando salía. Ese día no lo hizo porque ella iba a venir a hacerle de comer a sus hijos, pero ya no regresó, ya no habló, nada. La verdad no es como que nosotros seamos una familia de delincuentes ni le debemos nada a nadie, nosotros somos una familia humilde que trabaja al día, no puedo sospechar de nadie. No sé qué habrá pasado, si llegó allá o si la subieron contra su voluntad como pasa en Veracruz con las mujeres que han desaparecido”, dice.
Yesenia asegura que no descansará hasta encontrar a su hermana, porque no es posible que se haya ido sin dejar rastro “como si la tierra se la hubiera tragado”. Desde que comenzó su búsqueda han notado falta de empatía de los ciudadanos, algunos puntos donde pudo haber estado su hermana y que cuentan con cámaras de seguridad, notan resistencia por parte de los dueños de los negocios para darles las grabaciones.
La falta de empatía de las autoridades, quienes les hacen comentarios revictimizantes, hacen sentir a la familia el desinterés por seguir buscándola. “La primera vez, cuando fuimos a poner la denuncia nos dijo un comentario que no venía al caso el judicial, que luego se le pasaba el cotorreo y que iba a regresar. Creo que no es un comentario que a una persona con angustia se le deba hacer”, expresa Jessica.
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Betita sueña con construir una casa para sus hijos
Susana Beatriz tiene dos hijos de 5 y 2 años, que ahora se encuentran al cuidado de su suegra. La familia los mantiene distraídos para que no pregunten por su mamá. Aunque el mayor de ellos ya lo hizo y está al tanto de su desaparición.
Además de ser ama de casa, ayudaba en los gastos de su hogar. Por las tardes realizaba ventas de elotes y banderillas afuera de su hogar. Beatriz tenían un sueño que le comentaba a su hermana, ella quería terminar de construir su casa para que sus hijos la habitaran.
De acuerdo con Yesenia, su ilusión era tener una casa con un jardín amplio y alberca donde los dos menores pudieran jugar con sus amigos. Ahora ese sueño se vio truncado debido a que Beatriz no aparece y su familia lidia con la angustia de que no puedan volver a verla.
“Mi hermana estaba haciendo su casa, tenía planes de irse a su casa de poner un jardín, una alberca para sus hijos y todos estábamos orgullosos de ella, porque ella consiguió moverse y hacer sus cosas por ella misma y siempre hacia eso, cuando se proponía algo lo hacía”, recuerda Jessenia, mientras se le quiebra la voz.
mb