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Yo dije, ‘aquí termina todo’: Daniela, sobreviviente de tragedia en ADO de Veracruz

Daniela Pérez comparte con La Silla Rota los momentos de terror que vivió durante y después del accidente del ADO GL en el libramiento Perote, en el que murieron ocho personas, entre ellas una niña de 4 años

Narra  los momentos de terror que vivió en el accidente.
Daniela Pérez sobreviviente del accidente del ADO GL en el libramiento Perote.Narra los momentos de terror que vivió en el accidente.Créditos: ESPECIAL LA SILLA ROTA VERACRUZ
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER.- La noche del pasado 26 de diciembre, Daniela seleccionó desde su aplicación el asiento número nueve del autobús 8046, de la línea ADO GL. ¿La razón? “Para estar cerca de la puerta y además evitar actos de acoso que ahí se han visto”, explica. Hoy —con un collarín que mantiene estático su cuello— la joven narra cómo esa decisión le salvó la vida. Ella es una de 27 sobrevivientes a una tragedia que causó la muerte de ocho personas, en el libramiento de Perote, Veracruz.

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“Lo primero que pensé fue 'ya aquí terminó todo para nosotros’”, dice Daniela Pérez Sobrevilla, sobre el momento en el que su autobús se incrustó en la parte trasera de un trailer de doble remolque. Ha tenido poco tiempo para reflexionar sobre el accidente —tres días—pero hoy lo resume con una frase: “Siento que volví a nacer”. 

El autobús 8046 salió a las 10 de la noche desde la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), en la Ciudad de México, hacia la capital de Veracruz, Xalapa. Ella escogió el asiento junto a la ventanilla, del lado izquierdo del pasillo; a su lado viajaron una joven y una niña de unos 3 años de edad. Desde el comienzo del viaje, Daniela se cubrió con una sábana y durmió por algunas horas. Sin embargo detectó algo inusual. 

“Se empezó a sentir mucho calor; iba prendido el calefactor y al principio creí que era normal por el frío que hacía en la Ciudad de México; después de eso se empezó a sentir un calor insoportable que parecía que estábamos en Veracruz y ya empezaba a ser sofocante por el encierro. Pero me venció el sueño y me quedé dormida profundamente”, comparte en entrevista con LA SILLA ROTA

De acuerdo con registros de los pasajeros que sobrevivieron al accidente, a la 1 de la mañana con 26 minutos —ya del 27 de diciembre—, el autobús ADO GL se impactó contra un trailer estacionado sobre el acotamiento de la autopista Amozoc-Perote. Daniela y otros testimonios coinciden en varios puntos: el chofer conducía a exceso de velocidad, zigzagueó previo al choque y presumen que se quedó dormido.

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“De un momento a otro sentí el impacto hacia el asiento que estaba en frente de mí y ahí empecé a oír el ruido de cómo iba entrando (el ADO al remolque del trailer); se escuchaba como un “¡ta!, ¡ta!, ¡ta!, ¡ta!, ¡ta!”; muchos pensamos que eran disparos. Lo primero que pensé fue ‘ya aquí terminó todo para nosotros’. Cuando reaccioné vi que estaba bien, volteé la cara para ver cómo estaban las personas de mi lado; la mamá de una chava que venía junto a mí no reaccionaba, estaba tirada. Traté de reanimarla un poco, a ver si no había fallecido, pero estaba en shock”, recuerda Daniela.

Así quedó el autobús de la línea ADO GL, después de chocar contra un tráiler en el libramiento Perote.

El lado derecho del autobús quedó desecho tras el impacto. Algunas personas murieron instantáneamente. A Daniela le vienen a la mente llantos de niños y gritos de personas que buscaban a sus familiares en la oscuridad. Un pasajero alertó a todos los que podían levantarse para que salieran a la carretera. 

“Un chavo que iba atrás nos dijo que nos saliéramos porque probablemente —como no tenía luz el autobús—, nos fueran a impactar por la parte de atrás. Otro chavo que iba atrás de mí me dijo que lo ayudara, que no encontraba a su esposa y a su hijo o hija, no recuerdo bien; me decía que estaba sangrando mucho y ya con mi teléfono lo alumbré y tenía una herida muy profunda en la cabeza; yo le dije ‘mira aquí hay una botella de agua para que te la eches en la cara porque traes una herida muy grande’; yo la verdad ya no fui hacia atrás, ya no vi cómo quedó todo después del asiento 13. Mi mente iba como muy enfocada en salir de ahí”. 

Daniela y otras personas salieron del autobús por la puerta delantera que quedó atorada con la llanta del remolque; el resto de los sobrevivientes lo hicieron por un hueco que se formó en la parte de en medio con el impacto. 

“Algunas personas —para bajar del autobús- comenzaron a iluminarme con sus teléfonos. Puse mi pie sobre la llanta, pero cuando volteé vi a dos personas tiradas a un lado; yo les dije a las personas ‘por favor, no ladeen su teléfono’, no quería ver más de lo que pude visualizar en ese momento. Ya abajo del camión tratamos de comunicarnos con el 911, decían que ya iban, que ya les habían informado. Yo marqué como a la 1:47 de la mañana pero tardaron al menos otra hora en llegar”. 

Todo era penumbra debajo del autobús. Daniela confiesa que le teme a la sangre, así que siguió insistiendo a los números de emergencia y le dio su frazada a la madre de un niño para abrigarlo del frío, porque en el lugar del accidente, en el municipio de Perote, la temperatura ronda los cero grados en la temporada de invierno.  

“Había un señor que literalmente le salía un montón de sangre de la cabeza pero no se quería sentar, yo creo que era el miedo de cerrar los ojos y no volverlos a abrir; a otra persona que quedó prensada los médicos del 911 nos decían que no lo movieran  pero los que estaban ahí dijeron ‘si no la movemos se nos va a morir’, así que prefirieron sacarla y como pudieron, creo que con tablas, movieron un mueble o uno de los asientos y la lograron sacar y ponerle colchas para el frío”, recuerda Daniela

Las ambulancias no llegaban y ella propuso orar por quienes ya habían fallecido. “Yo les dije que si querían hacer una oración pues por todas esas personas que estaban fallecidas y que le pidiéramos a Dios por su eterno descanso”.

Daniela Pérez agradece a las personas voluntarias que se estacionaron en el lugar del accidente y ayudaron a rescatar a más de los pasajeros que hoy luchan por sobrevivir en hospitales de Veracruz. “Mucha gente todavía está internada, algunos sufrieron fracturas, luxaciones, que se están debatiendo entre la vida y la muerte”. 

—¿Qué sucedió con el conductor, se manejaron algunas versiones, sé quedó con ustedes? 

Yo no lo vi, comentaban unos chavos que iban despiertos, que vieron cómo se fue. Yo bajé por la puerta y jamás escuché ni que hablara, ni que gritara; los chavos que iban despiertos dicen que sí vieron cómo cruzó la autopista. 

—Ahora bien, ¿contra el tráiler que ustedes impactaron estaba detenido totalmente?, ¿el impacto fue del lado del carril de baja?

Sí, y de hecho todo el golpe fue del lado derecho del camión.

—¿Y en ese tráiler había alguien? 

Estaba una chica que acompañaba al conductor, ella se acercó con colchas a apoyarnos y la verdad es que entre mi shock recuerdo que me comentó algo de las luces, pero no logro acordarme lo que me decía.

—Con las personas que platicaste que iban despiertos, ¿comentaron si le hicieron algún exhorto al chofer de que iba muy rápido?

No, creo que no, realmente nadie se paró a comentarle nada al chofer. Creo que la mayoría iban dormidos y otros pues a veces pensamos ciertas cosas, pero nos da a lo mejor miedo pararnos y comentarle al chofer, además pues con eso de que hay una puerta entre el chofer y pasajeros.

Este es el tráiler al momento que el autobús GL se impactó en uno de sus remolques.

—¿Tú tenías puesto el cinturón de seguridad?

 No. La verdad es que no tuve. 

—A raíz del accidente, ¿la empresa se ha comunicado contigo?, ¿cómo ha sido el trato?

Llegó la aseguradora Quálitas; creo que son los que están a cargo, nos comentaron que se nos iba a atender, que obviamente como prioridad a los que estaban en las ambulancias y que estuvieran más graves. Que los demás no nos preocupáramos, que nos iban a hacer los estudios. Por ejemplo, preguntábamos por las pertenencias, y dijeron ‘pues lo que se logra rescatar se les va a regresar pero también no les prometemos nada’ que según esto se nos iba a regresar el dinero. 

La verdad la Policlínica (donde los atendieron) creo que no está preparada para el volumen de lo que sucedió. Yo, por ejemplo, llegué 4:30 de la mañana y el doctor me atendió hasta las 8. En ese momento no sabes si estás al 100 por ciento, por la adrenalina y el shock, pero conforme fueron pasando las horas empecé a sentir los dolores del cuello y de las piernas donde fue el impacto. Después de que me revisaron pasaron como cinco o seis horas para que me dieran las  radiografías; tuve que esperarme otras dos tres horas para el collarín porque ya se habían terminado entonces todo el día estuvimos ahí

—¿Qué le dirías a la empresa para que se hiciera cargo de este accidente?

Que tomaran en cuenta lo que pasó hoy, bueno, el 27 de diciembre, para no sobre explotar a sus trabajadores en hacer viajes continuos y sin descansos porque tal vez lo que pasó el viernes se pudo evitar. No se ponen a pensar que no nada más es el chofer, sino que llevan muchísimas vidas cargando en un autobús. Como usuarios tenemos la necesidad  de viajar con ellos, porque a veces no hay varias líneas de autobuses para ir a un destino, sino que solamente en este caso sería de ADO.

—¿Cómo te cambió la vida este accidente? no sé si ya has tenido momentos para reflexionar; finalmente estás viva, puedes contar esta historia?

La verdad es que yo siento que volví a nacer; me siento mal emocionalmente por todas las personas que fallecieron y porque muchos se siguen debatiendo entre la vida y la muerte. Que soy muy afortunada al hoy estar bien, completa sin alguna fractura o algo más, la verdad es que creo que como me dicen volví a nacer porque no estuve en quirófano, no derramé ni una gota de sangre gracias a Dios. También mejorar esa parte de nosotros como usuarios de que si sabemos o vemos que no están en las óptimas condiciones, pues hablar y no quedarnos callados, porque pues en mi caso digo lo pensé, pero no lo hice.

vtr