VERACRUZ, VER. - Dos vaporeras grandes y desgastadas son sostenidas por un par de rejas que Teresa Hernández colocó afuera de su tienda de abarrotes, ubicada en el Barrio de La Huaca´, casi esquina de la calle Gómez Farias, en el centro de la ciudad de Veracruz. El humo que sale del interior es señal de que los tamales de Tere aún conservan el calor.
Todos los días ella y su esposo Juan se despiertan desde las 4:00 de la mañana para comenzar la preparación de los tamales que venden en su tienda. Pero en esta semana el esfuerzo que la pareja de la tercera edad tendrá que hacer será el doble, ya que en el Día de la Candelaria esperan tener más pedidos, como ocurre cada año.
Este 2 de febrero en México se celebra el Día de la Candelaria, una festividad que, independientemente de la connotación religiosa, las familias aprovechan para comer tamales que deberán dar los integrantes a quienes les tocó el muñeco en la rosca de reyes.
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Esta fiesta se convirtió para los vendedores de tamales en una oportunidad de aumentar sus ventas y el número de piezas que hacen, ya que muchas personas se acercan a ellos para agendar sus pedidos. Tere y Juan ven esta fecha desde hace cinco años, como una manera de tener ingresos extra para poder sobrevivir.
Ellos forman parte de los 5 millones 848 mil 497 de personas adultas mayores que en el 2022 integraron la Población Económica Activa (PEA) en México, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN).
Una jornada laboral larga para preparar tamales
El matrimonio comienza su día antes de que el sol salga en la ciudad de Veracruz, afirma Tere. A las 4:00 de la mañana ya deben de estar despiertos. Un día antes, Juan sale al mercado para comprar los insumos, la hoja de plátano, la de elote, carnes y especias que necesita.
El artículo ¿En qué condiciones trabajan los adultos mayores?, publicado en el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), indicó que a finales del 2022, 35 por ciento de las personas de 65 años y más con un empleo cubrían una jornada completa (48 horas semanales), mientras que 21 por ciento de ellos se emplearon en puestos con jornadas extendidas.
Mientras Juan compra todos los insumos, su esposa atiende su pequeña tienda de abarrotes que desde hace 25 años abrieron en el lugar. Ellos solo preparan de elote y de masa, aunque tienen recetas variadas para preparar este platillo, dice que son los más fáciles de hacer y los que más le gustan a la gente.
La ENOEN también muestra que la población ocupada de 60 años y más se distingue por dedicarse al comercio (23 por ciento) y a actividades agropecuarias (23 por ciento). La siguen quienes son trabajadoras y trabajadores industriales, artesanos y ayudantes (21 por ciento).
En promedio preparan 100 tamales al día de masa y elote. En el transcurso de las horas las personas que pasan por su tienda, que van al trabajo o al bulevar, se detienen a comprarles.
“Desde la madrugada estamos despiertos. Primero comenzamos con la masa y de ahí el guiso que lleva. Yo los hago de pollo. Nos hacemos compañía con mi esposo, él me ayuda a envolver los tamales y yo hago lo demás”, describe Tere.
Para este Día de la Candelaria esperan tener un aumento del triple de los pedidos que normalmente hacen. Pero, así como aumenta la producción también deben de trabajar más horas, durante el día. Tere asegura que ellos realizan todos los tamales sin ayuda, incluso en estas fechas.
“Se trabaja temprano y todo el día, pero es puro pedido. Según los pedidos que haga y los horarios que pidan, entonces de ahí nos administramos los tiempos entre atender a los clientes que llegan a la tienda y hacer los tamales”, agrega Tere.
Asegura que sus tamales son los preferidos de las personas que cada año realizan sus pedidos con ella. Incluso, turistas que vienen de otros estados llegan hasta su tienda para comprarle y llevarlos a su casa. Los de masa los da en 18 pesos y los de elote en 22.
El matrimonio espera que para el jueves 1 de febrero lleguen más personas a realizar su pedido, ya que hasta el momento solo dos clientes dieron el adelanto para apartarlos.
Una receta que le enseñó su abuela
El artículo “Tamales: una historia de sabor”, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, indica que este platillo se remonta a la época prehispánica de México, se dice que eran un alimento para las grandes fiestas, también se preparaban para agradecer la fertilidad de la tierra, en cualquier evento social y como ofrenda a los muertos.
Con la llegada de los españoles el platillo se fue transformando hasta lo que hoy conocemos, pero sigue vigente en la mesa de las familias veracruzanas y mexicanas, que como Tere preservan la tradición de hacerlo no solo para consumo propio, sino como una manera de generar empleo.
Teresa es originaria del estado de Puebla, hace 40 años llegó a Veracruz en búsqueda de más trabajo, desde que era joven le gustó el comercio y la venta. Mientras atiende a sus clientes que llegan a comprar refrescos o galletas, cuenta que aprendió a realizarlos a los 18, cuando su abuela María de Jesús le enseñó a prepararlos.
“Hay muchos recuerdos de la infancia que se le vienen a uno a la mente de cuando la abuela nos enseñaba a cocinar o su sazón. Ella fue muy noble, nos cuidó a todos”. Cada que recuerda a su abuela, Tere se le humedecen los ojos.
Tere dice que el secreto para sus tamales es no agregarle nada más que los ingredientes básicos; maíz, manteca, sal, la carne y en el caso de los de elote, mantequilla. Ya que muchos otros vendedores para ahorrar en los insumos le agregan harina, algo que hace que el sabor de la masa y del maíz se pierda.
mb