VERACRUZ, VER. - Una valla metálica se extiende a lo largo de un gran terreno sobre la entrada principal de la localidad de Vargas. Dentro de ese lugar personas con chalecos fosforescentes y cascos caminan de un lado a otro, mientras preparan el terreno que pronto utilizará la cervecera Constellation Brands para establecer una de sus fábricas, con la promesa para los habitantes de que habrá más trabajo.
Al fondo de ese gran terreno lleno de pasto verde se pueden ver unas estructuras blancas, son los cimientos de la fábrica que apenas están edificando. Junto a ellas, unas máquinas excavadoras permanecen inmóviles bajo el sol de esta localidad que se ubica a 45 minutos de la cabecera municipal de Veracruz.
“Si nos damos la vuelta por el panteón se ven mejor las estructuras, ya llevan un rato haciéndolas, pero el proyecto no va ni la cuarta parte de avance”, dice Domingo Avendaño, habitante de Vargas.
En abril del 2022, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció desde su conferencia de prensa que la empresa Constellation Brands inició la construcción de una de sus fábricas en este lugar con una inversión de mil 300 millones de dólares.
A casi dos años de este hecho, y a pesar de que líderes obreros mencionaron que la cervecera se negaba a contratar personas locales y solo aceptaba a las foráneas, habitantes del lugar señalan que ya hay varias personas de la comunidad trabajando dentro de este sitio.
Llegada de foráneos benefició a Domingo
Domingo, de 60 años de edad, conduce un mototaxi, un vehículo muy utilizado dentro de la localidad para mover a las personas a trayectos cortos. Él asegura que por su edad ya no es tan fácil que lo contraten en empresas como Constellation Brands, pues necesitan mano de obra joven. Aun así, él cuenta que se ha visto beneficiado por el flujo de personas que llegan a Vargas luego de que empezaran los trabajos de construcción.
“Pues a nosotros que trabajamos en esto del transporte sí nos ha beneficiado, la mera verdad. Llega más trabajo, porque llegan más personas que quieren que los traslademos hasta allá. Han venido de Paso de Ovejas, de aquí de Veracruz y otras localidades”, dice.
Domingo cobra 10 pesos por viaje, asegura que desde hace un par de meses la llegada de personas que trabajan en la construcción de la fábrica es buena para él, porque los traslados aumentaron más del 50 por ciento, si antes realizaba 10 vueltas ahora hace el doble.
El adulto mayor puede asegurar que al menos 100 personas de la localidad fueron contratadas para trabajar dentro de esta fábrica, pero dice que esto no es ni la mitad de las contrataciones que esperan tener para el pueblo y de los trabajadores indirectos que, como él, planean ser beneficiados.
Según lo que había anunciado el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, esta empresa creará 2 mil empleos directos y 10 mil indirectos. Algunas mujeres también lograron obtener trabajo dentro de la compañía.
Margarita, otra habitante de la comunidad que espera sentada en la parada el camión, cuenta que a una de sus sobrinas también la contrataron para realizar trabajos de campo y de estudios del medio ambiente.
“Primero estaba trabajando en el campo, ahí andaban en el sol haciendo estudios de suelo o quién sabe qué cosas, pero ahorita solo está en oficinas. También contratan a mujeres, para limpieza o guardia de seguridad”, dice entusiasmada.
La ama de casa comenta que otra de sus vecinas también fue contratada y que en esta semana comenzó a trabajar con un sueldo de 2 mil 800 pesos semanal. Al preguntarle si a ella le gustaría trabajar en la fábrica, responde que sí, pero no cuenta con tiempo porque tiene que cuidar a sus hijos.
La localidad de Vargas cuenta con dos mil 647 habitantes, quienes se dedican al comercio local, pero la mayoría trabaja en el municipio de Veracruz. Además, muchas de las personas trabajan en la Comercializadora e Industrializadora Agropecuaria (CIASA), conocida como el rastro.
Un futuro lleno de trabajo, pero incierto en temas de contaminación
“¿Qué empresa no contamina?, yo creo que todas traen un cierto grado de contaminación para los lugares donde se pongan, pero pues son unas por otras, ¿no?”, agrega Domingo, al preguntarle sobre si temen que la empresa contamine más el río o los deje sin agua.
El pueblo de Vargas fue elegido por el presidente de la república y los empresarios, ya que afirman que el sureste mexicano cuenta con la cantidad suficiente de agua para abastecer a la fábrica y la población. El proyecto de la cervecera estaba destinado para que se construyera en la ciudad de Mexicali, tras el rechazo de los habitantes por la escasez de agua que vivían, fue cancelado y reubicado en Veracruz.
Por el momento los habitantes de Vargas no tienen falta de agua, pues algunas de sus calles lucen con fugas que desde hace varios años no se reparan; no obstante, también hay incertidumbre por la contaminación. Como ya pasó con el rastro, tiene alrededor de 22 años de estar en funcionamiento y a pesar de que los habitantes señalan que ha sido una fuente de trabajo también trajo muchos desastres ecológicos.
“Sí, beneficia a muchas personas del pueblo porque les dan trabajo, pero ha hecho mucho daño. Tan solo el río lo echó a perder. Antes eran más descarados, porque echaban la porquería así nomás, ahora son un poco más discretos, porque solo la echa cuando llueve. Les abren a las compuertas y ahí sale todo”, comenta domingo.
Domingo no parece preocupado por la contaminación o si en un futuro se podrán quedar sin agua, ahora le preocupa más poder llevar un sustento a casa para mantener a su familia, ya que a su edad no es tan fácil que lo contraten en alguna empresa.
Su único sustento serán los trabajadores que al diario llegarán a Vargas para cumplir sus jornadas laborales y espera que este proyecto traiga más beneficio como el que hasta ahora ven entre los pobladores.
mb