VERACRUZ, VER. - Con el cuerpo encorvado, las manos y los pies cansados de trabajar durante casi 6 décadas, Bernarda Almazán Duran se levanta todos los días antes de que salga el sol en la ciudad de Veracruz. A sus 76 años la adulta mayor sobrevive de la venta de tacos de guisado en su puesto ubicado en la avenida Cuauhtémoc y Francisco Canal.
Los días para Bernarda son prácticamente iguales; a las 6:00 de la mañana se despierta para ir al mercado a comprar los ingredientes que utilizará para la preparación de sus guisos, después de las compras llega a cocinar en su cuarto que alquila por 1400 pesos al mes.
A más tardar a las 3 de la tarde tiene que estar todo listo y así poder trasladarse a su puesto de tacos, donde se queda hasta que acabe su mercancía o hasta que el sol se oculte. Bernarda no tiene a nadie quien la ayude y hace todo ella sola. Su esposo murió hace varios años y los únicos dos hijos que tuvo se los mataron.
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“Haga calor, llueve o truene vengo todos los días. De lunes a domingo”, dice con su voz tenue. Bernarda es una de las casi 6 millones de personas adultas mayores que conforman la Población Económica Activa (PEA) ocupada en el país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOE) 2022.
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De un total de 5 millones 848 mil 497 de adultos mayores que están ocupados, 70 por ciento trabaja de manera informal, puntualiza la encuesta. Esto quiere decir que no reciben ninguna prestación de ley, como el seguro social o el ahorro para un retiro.
Hasta el 2019, la población de adultos mayores en el estado de Veracruz era de 1 millón 53 mil 428, según el Consejo Nacional de Población (Conapo). El instituto también indica que en el 2021 la entidad ocupó el segundo lugar con el porcentaje de personas de más de 60 años (13.2 por ciento). En primer lugar, está la Ciudad de México (16.5%), en tercero (13.2%) y Morelos (13.0%).
Aunque Bernarda dice su cuerpo y sus energías ya no le alcanzan para acabar su jornada laborar, no tiene de otra. A pesar de que es beneficiaria del programa de Pensión para el Bienestar de Personas Adultas Mayores, los 4,800 pesos bimestrales que le dan no le rinden para cubrir todas sus necesidades, por lo que tiene que buscar la manera de generar más dinero.
“Yo ya tengo bastante tiempo trabajando por esta zona. Como 20 años, siempre me he dedicado a la venta de comida. Antes venía nada más con un carrito lo andaba trayendo. Hasta que me donaron este puesto”, cuenta.
El caso de Bernarda conmovió a los jarochos, quienes compartieron una publicación que una usuaria de Facebook hizo donde relataba su historia. Muchas personas ahora desvían su camino para pasar a comprarle unos tacos y hasta le donaron el puesto donde ahora atiende.
Problemas de salud la obligaron a dejar de trabajar por 20 días
Bernarda se mueve despacio por su pequeño puesto, atiende a sus clientes quienes pacientes esperan a que les entregue la orden. Mientras toma un descanso cuenta que en abril estuvo 20 días enferma, debido a que gran parte de su vida ha trabajado en la cocina, los años y el fuego le cobraron factura con uno de sus pulmones.
“La doctora me dijo que de tanto trabajar me enfermé. Se me deshizo un pulmón por tanta lumbre, por la cocina. Durante todo ese tiempo que estuve sin poder trabajar mi hermana me ayudó con los medicamentos”, agrega con dificultad, pues aún le cuesta respirar.
A pesar de que los médicos le recomendaron que tomara reposo y que no trabajara, dice que si no hace algo se aburre. Además de que su hermana no cuenta con los recursos suficientes para mantenerla, por lo que no siguió las recomendaciones.
Lo que gana apenas le alcanza para pagar la renta, la compra de mercancía, gas y ahora medicamento, ya que aún se encuentra en tratamiento por el dolor de espalda que padece a raíz de su problema con los pulmones.
“Ahorita me hace falta algo de medicamento que ya se me acabó. Esas me las compra mi hermana, ella me trae los medicamentos”.
Mira EL VIDEO de la entrevista a Bernarda aquí
Nuevas generaciones deberán de ahorrar para su retiro: especialista
Bernarda es originaria del municipio de San Andrés Tuxtla. A la edad de 14 años salió de su casa para venir a trabajar al puerto con la finalidad de ayudar a su mamá. Desde entonces no paró; no obstante, todos los trabajos que desempeñó fueron en la cocina y de manera informal, lo que no le permitió hacerse de una jubilación que la ayudara en su vejez y tampoco tuvo la oportunidad de ahorrar para su retiro.
El catedrático de la Universidad Veracruzana y vicepresidente del Colegio de Economistas del Estado de Veracruz, Jorge Antonio Acosta Cázares, indica que las nuevas generaciones de jóvenes deberán de preocuparse más por su retiro y aportar o ahorrar para que en los próximos años tengan un futuro sin preocupaciones.
Debido a que, a diferencia de sus padres y abuelos, ellos no tendrán una pensión que les garantice solventar sus gastos hasta el día de su muerte, esto se debe a que en el año de 1997 se realizó una modificación a la Ley del Seguro Social.
Tras la modificación, dejó de ser un sistema de pensiones manejado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y pasó a cuentas individuales de los trabajadores, controladas por Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES).
“¿Cuál es la diferencia del Afore y una pensión? Que la pensión tú con lo que cotizaste en tu vida laborar vas a tener garantizado un ingreso de pensión hasta la muerte y en el Afore no. En este es lo que tú juntes de dinero en tu vida laboral es lo que vas a tener para tu retiro”, explica.
El especialista expuso un ejemplo sobre el sistema del Afore. Si una persona a lo largo de su vida laboral logró juntar un millón de pesos de su ahorro para el retiro, esa será la cantidad que tendrá destinada para gastar al momento de que deje de trabajar, es decir cuando cumpla los 65 años.
Acosta Cazares menciona que esto pude ser un reto para las futuras generaciones de adultos mayores, pues se verán limitados económicamente, ya que lo que ahorren puede ser que no les alcance.
Por esto es recomendable que los jóvenes que cuenta con un Afore realicen aportaciones voluntarias quincenales y en un futuro no tengan que trabajar para seguir sobreviviendo.
El estudio Panorama Actual de la Inclusión Financiera, con datos al cierre del 2021, revela que el número de cuentas administradas por las Afore en el país ascendió a 70,436,333, es decir, tuvo un crecimiento de tres por ciento respecto a 2020. Asimismo, tuvo un monto del ahorro voluntario y solidario de 153.7 mil millones de pesos.
En ese mismo documento muestra los datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el documento dice que la población que tiene o ha tenido cuenta de ahorro para el retiro se dividió de esta manera:
56 por ciento para personas de 30 a 39 años; 55 por ciento para personas de 40 a 49 años; 50 por ciento para personas de 50 a 59 años; 44 por ciento para personas de 60 a 70 años; 34 por ciento para personas de 18 a 29 años; y 27 por ciento para personas mayores de 70 años. Mientras que, de los entrevistados con una cuenta de ahorro para el retiro, solo 5.7 por ciento realiza aportaciones voluntarias.
Veracruz forma parte del top 5 de los estados con más cuentas de Afore, la entidad ocupa el cuarto lugar con 2,859,418. En la primera posición, está Estado de México (6,585,049), Ciudad de México (4,442,569), Jalisco (3,459,550) y en último Nuevo León (2,844,502).
¿Por qué los jóvenes no ahorran para su vejez?
Lo que revela la ENIF es que las personas de 18 a 19 años son las que menos cuentas de ahorro tienen. La psicóloga, Lorena Redondo Delgado, señala que esta falta de interés que hay en las nuevas generaciones para su retiro se debe a varios factores, una de las primeras tiene que ver sobre la cultura financiera que tienen los mexicanos.
Pero también con la situación económica en la que actualmente se vive, debido a que muchos jóvenes no encuentran un trabajo que les dé las prestaciones de ley adecuadas. Además de que las empresas prefieren contratarlos de manera informal para no generar una antigüedad.
“La situación económica que se vive en el país, después de la pandemia, todo el desempleo, los sueldos están bajos y hay muchas dificultades para hacerte de una vivienda. Entonces, muchos empleos actualmente son contratos temporales, donde no puedes generar antigüedad y a eso le agregas que el sueldo no es suficiente para que una persona se mantenga de manera digna”, explica.
Redondo Delgado añade que en muchos casos los jóvenes no tienen ni siquiera dinero para ahorrar, además de que por esta falta de solvencia económica tienen que endeudarse. Todo este panorama puede generar afectaciones a su estado de ánimo como estrés.
“Todo este conjunto ocasiona que las personas prioricen más el momento, lo que pueden pagar a corto plazo, que estar visualizando todo un proyecto de vida a futuro. Por estas situaciones, que van a al día, puede causar en las personas estrés, desmotivación, porque los empleos no les gustas, no les satisfacen, pero son los que les están aportando el ingreso que necesitan”, agrega.
La ENIF también indica que de las personas entrevistadas 51.2 por ciento de la población de 18 a 70 años planea cubrir los gastos en su vejez con la pensión, jubilación, plan privado de retiro o Afore, 71.4 piensa seguir trabajando y 57.2 menciona a los apoyos del gobierno como opción para cubrir sus gastos en la vejez.
Los especialistas recomiendan acercarse a sus cuentas de Afore para informarse sobre cómo pueden realizar aportaciones voluntarias y así puedan disfrutar de su vejez sin preocupaciones.
mb