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Karla, mujer “curvy” que rompe estereotipos de la moda en Xalapa

Con su tienda CurvyLínea, Karla busca hacer conciencia sobre la inclusión de personas de talla grande, mientras facilita a encontrar ropa adecuada para quienes tienen problema comprando, debido al sobre peso. La emprendedora da a conocer su historia

Karla.
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER. - Karla Santos, de 34 años, se dio una pausa en su empleo hace 2 años. Había pensado operarse y quitarse unos kilos, pero al reflexionar sobre la talla “90, 60, 90” y lo difícil que es para una mujer con sobrepeso estar a la moda o vestirse como le plazca, mejor se decidió a emprender y comenzar un reto personal.

Su inversión comenzó prácticamente a la par de la pandemia de covid-19. La idea era fomentar la inclusión en el mundo de la moda, tanto para hombres como para mujeres. Con la ayuda de amigas emprendedoras, el proyecto tenía como objetivo fomentar buenos hábitos y generar un cambio de adentro hacia afuera entre las personas, parecido a lo que ella ha experimentado en su vida.

Así nació CurvyLínea en Xalapa, una tienda de ropa con el lema: “El estilo no tiene talla”. Se trataba de un proyecto integral enfocado en mujeres de talla grande que quisieran verse bien, pero también en aquellas que quisieran bajar de peso y mejorar su autoestima.

Karla rechaza que haya buscado “romantizar el sobrepeso”, como afirman críticos de este tipo de proyectos. Considera que, quienes emiten este tipo de argumentos, desconocen los diferentes tipos de complexión que tiene el cuerpo femenino y las diversas posibilidades que existen en la industria de la moda para todo tipo personas.

Por eso no tiene tapujos en hablar sobre mujeres “gordas”. Sostiene que en el habla común no se buscan eufemismos como “gorditas o llenitas”. Con esta seguridad se ha retado a sí misma participando y triunfando en certámenes de belleza convencionales, impulsando de paso la categoría “curvy” en el concurso Señora México Internacional Veracruz 2022.

“Yo tenía dos opciones (hace casi 2 años); ir con el cirujano y quitar mis inseguridades con el tema de la obesidad o hacer un proyecto para amarme, respetarme y a la vez apoyar a mujeres (…), no dejé que me ganara la vanidad”, menciona.

Ahora, tras alcanzar algunos objetivos, conocerse más y luchar contra sus inseguridades en una pasarela, ya está dispuesta a acudir ante un cirujano, aseverando que esto no significa una contradicción a sus ideales, puesto que ha ido pasando por diferentes etapas para llegar a esta decisión, con la que quiere verse de una forma distinta ante el espejo.

PERFECTAMENTE IMPERFECTA

Hace 2 años Karla se dio una pausa en su empleo como directora de extensión universitaria, porque asegura haber encontrado un nicho poco explorado en Xalapa. Como licenciada en Comunicación quería desarrollar diferentes áreas de su carrera profesional y abrirse a nuevas posibilidades.

Amante de la moda desde pequeña, ella se vestía con prendas de locales como la Boutique Mirel, la cual cerró su local en Xalapa. A Karla siempre le fue difícil encontrar ese tipo de tiendas que se ajustaran a sus necesidades y por eso, cuando optó por separarse de su trabajo, decidió crear su propio local.

Cuenta que cuando era niña, propiamente de los 7 a los 12 años, era una alumna destacada en diversos aspectos, incluso en rubros como el atletismo y la gimnasia. Sin embargo, no recuerda en qué momento esto cambió. “O sea, yo sólo recuerdo que estaba gorda, así, obesa”.

“Hay quienes lo romantizan, ‘ay el gordito o la gordita’, la realidad es que la palabra es gordo o gorda, no hay más. Pero la sociedad todavía no acepta eso, porque como te lo dicen con dolo, entonces ya no lo ves de otra manera”.

Recuerda que su vida con sobrepeso fue emocionalmente difícil, sobre todo durante su etapa de secundaria y bachillerato. Refiere que mientras sus amigas estaban “súper chidas” ella se sentía insegura por su peso y porque no terminaba de desarrollarse.

Ya en su adultez, cuando se convirtió en madre, Karla subió al menos 25 kilos. Sin embargo, ,mientras  se deprimía a su alrededor las personas no la concebían como una mujer insegura. Ahí entendió que, si algo le pesó durante la mayor parte de su vida fue no encajar en el prototipo de mujer delgada que la sociedad tanto ha enaltecido, pero a pesar de estar arriba de su peso también podía proyectar su carácter e influir en otras mujeres de forma positiva.

“Yo vengo y rompo esos paradigmas en los que tú podrás tener 65 kilos en tu cuerpo y sentirte mal, pues yo tengo 90 y mira, también me veo bien. Desde ahí empezó como a darle con guante blanco a todas esas negatividades del ser humano donde ven tus imperfecciones y demostrarme a mí misma que soy perfectamente imperfecta, o sea que tengo mucho por donde rascarle porque soy una mujer con muchas cualidades”.

Así, recuerda un episodio donde, en medio de un cuadro de depresión se encontró a una mujer en la calle que, contrario a como se sentía, le hizo ver que transmitía felicidad y se veía radiante por la forma en que estaba vestida, lo que la impulsó a empoderarse: “Creí en mí y ya no hubo quien me parara”.

Karla sostiene que no se puede romantizar la obesidad pues esta, aunada a otros factores, es perjudicial para la salud. Sin embargo, expone que el sobrepeso no necesariamente está ligado a una situación de descuido o dejadez de las personas, pues hay factores genéticos que la determinan y dificultades de salud que en ocasiones impiden a las personas llevar una dieta baja en calorías.

“La gente también confunde el estar sano con estar delgado. Yo sé que tengo sobrepeso y por lo mismo sé que debería hacer ejercicio y no lo hago, que debería comer mejor y no lo hago, entonces acepto y afronto que más adelante pueda tener consecuencias, pero es un tema polémico donde hay muchísimos comentarios tanto positivos como negativos”, sostiene.

MUJER GANADORA

Curvilínea creció durante los meses que estuvo funcionando y generó interés en Xalapa, pero una nueva oportunidad laboral obligó a Karla a ponerle pausa al proyecto. Cuando abrió el negocio en 2021 precisamente se encontró con xalapeñas en una situación similar a la suya y a la fecha algunas de sus clientas la siguen contactado para conseguir ropa o accesorios.

La oferta laboral, relacionada nuevamente con la extensión universitaria, requiere toda su atención y por ello optó por cerrar las puertas del negocio temporalmente, destacando el aprendizaje que generó con talleres y cursos de imagen, de autoestima y de proyección corporal, entre otras actividades en la que participó, incluyendo desfiles de moda en pleno viaducto del centro de Xalapa.

Con todo lo que la mujer ha vivido y sin que necesariamente ello signifique ir contra lo que ha aprendido sobre amar su cuerpo, Karla está próxima a someterse a una cirugía estética.

“Ahorita que yo digo ‘sí me acepto’, quiero hacer esa parte que a mí me va a dar muchísimo más satisfacción como mujer, el poderme quitar los cueros, la lonja y las estrías”.

Una experiencia significativa para ella fue participar en un certamen de belleza, en el cual triunfó entre otras 15 mujeres pese a que ella era la única de talla grande que se presentó a concursar. La seguridad y arrojo que tenía desde aquel momento le permitió quedar seleccionada en “Señora México Internacional” a nivel Xalapa, donde participó en pasarelas, demostrando sus capacidades en el maquillaje y todo lo que implica un concurso.

Sin embargo, Karla entregó la corona porque su objetivo estaba hecho: demostrar que, pese a las críticas, podía acceder a un premio como este.

“Pero ese ya no es problema mío, es problema de la gente que piensa de esa forma; hubo también buena aceptación. Entonces gané, pero al final entregué la corona porque sentí que ya no me representaba”, señala.

Al desarrollar cursos de personalidad, autoestima, superación, lenguaje corporal, maquillaje, entre otros, actualmente planea seguir su negocio en línea, pues este año es complicado tener su tienda física.

También tiene la intención de realizar un podcast donde “sin censura” pueda tocar los temas que no necesariamente deben ser tabúes, pero que en ocasiones no terminan de ser aceptados en la sociedad, como la propia obesidad.

“Lo voy a hacer, estoy trabajando en la cabina. Tengo muchos proyectos y todos los que vengan. Soy una máquina andando”, refiere

mb