COATZACOALCOS, VER. - “La libertad es muy preciada, muy preciada para mí en estos momentos. Todo lo que veo, todo lo que como, todo lo que siento es nuevo para mí, siento como si volví a nacer después de 13 años”, dice Ana Georgina Domínguez Macías, mientras cierra los ojos para recordar su detención, en 2009, cuando militares la detuvieron y acusaron de pertenecer al Cartel de Golfo.
Ana ahora tiene 40 años. Su felicidad por estar en casa rodeada de su familia se refleja en su sonrisa, sin embargo regresar a ese nueve de septiembre de 2009 todavía le provoca escalofríos. Ese día -narra- militares con armas largas irrumpieron en su domicilio, en la colonia Vistalmar de Coatzacoalcos. Sus dos hijos y su esposo fueron testigos cuando fue esposada y privada de la libertad. Después vino lo peor y ella estuvo sola.
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“Me llevan a la base militar; allí me vuelven a golpear, me fotografían desnuda y cuatro de los elementos que supuestamente me estaban cuidando, no solamente cometen el abuso físico y psicológico, sino también sexual”, afirma Ana Georgina y su semblante cambia por completo.
Las lágrimas se hacen presentes mientras cuenta la manera en fue llevada de penal en penal. Ana tenía 27 años de edad cuando fue imputada ante un juez federal por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero. En ese momento, pasó de ser una trabajadora con base en Petróleos Mexicanos (PEMEX) a ser considerada la contadora del Cartel de Golfo, que hasta 2009 era el grupo delincuencial hegemónico en Veracruz.
Ana Georgina fue vinculada a proceso; sus abogados le dijeron que lo que seguía era esperar a que su juicio concluyera y se demostrara su inocencia. Lo que no le advirtieron fue que pasaría 13 años en prisión preventiva, sin recibir una sentencia condenatoria, aunque lo máximo que una persona puede pasar en prisión preventiva son dos años, según lo especifica el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
“Pierdes la noción del tiempo, no sabes qué día o qué hora es, vives en la oscuridad y los guardias te atormentan con el sonido de sus macanas golpeando nuestras celdas, incluso cuando dormimos, se burlan de ti, a veces comes, a veces no, y comienzas a sufrir los efectos en tu cuerpo”, dice la mujer
Una lucha en familia que logró la libertad de Ana Georgina
Ana Georgina fue vinculada a proceso, debido a la declaración de un testigo protegido de la entonces Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), identificada como Santa Mónica Mujica García, quien la acusó de ser la que pagaba la cuota a miembros del Cartel del Golfo. Tiempo después, retiró sus declaraciones, pues supuestamente la SEIDO no cumplió con el trato que le ofrecieron.
A pesar de ello, Ana siguió en la cárcel y, conforme el tiempo pasaba el tormento aumentaba, pues solo veía la luz del día por menos de una hora al día y acusa un trato cruel de las custodias. Por momentos pensó que no saldría de los penales, pues cada día que pasaba era un calvario.
Ana es una mujer de piel clara, cabello rizado negro y cuerpo delgado. Su voz es suave y se quiebra por momentos, pero siempre mantiene la mirada al frente. Mientras acaricia a su perrita, en la sala de la vivienda de sus padres, plática con LA SILLA ROTA VERACRUZ, cómo inicio su lucha por recuperar la libertad.
“Por momentos pensé en no hacer nada, pero un día un abogado me dijo que tenía que redactar un amparo y como pude lo hice con mi puño y letra. El abogado lo presentó ante un juez y lo ganamos, fue ahí cuando encontré una esperanza y decidí comenzar a luchar por mi libertad, donde le pedí a mis padres que me ayudaran”, detalla.
Su familia tenía temor, pues en más de una ocasión fueron amedrentados por los militares para que no hicieran nada, pero las ganas de luchar fueron mayores que el miedo, por lo que emprendieron una campaña en redes sociales y medios de comunicación para que el caso fuera escuchado.
“En un principio sí lo pensamos, pero cuando decidimos entrarle a la lucha, comencé en Twitter porque eso me recomendaron, y de repente abogados, mucha gente, periodistas, me comenzaron a buscar y entonces eso se fue haciendo más grande, el resultado fue magnifico, sorprendente, no lo esperábamos sinceramente que llegaríamos a hacer tanto eco”, cuenta Estrella, la Herman de Ana Georgina.
Para suerte de Ana, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, la volteó a ver y giró instrucciones para que fuera analizado su caso y después de 13 años, obtuvo su libertad gracias a un amparo que califica como histórico, pues se comprobó que además de ser abusada sexualmente por elementos del Ejército Mexicano, nunca la sentenciaron durante el tiempo que pasó por los penales de Nayarit, Morelos y Estado de México.
“Yo recuerdo que toqué el suelo y dije gracias señor, gracias, tanto lo anhelé, tanto lo soñé, que en ese momento no lo podía creer, sentía que estaba como que soñando”, dice y vuelve a cerrar los ojos. Ana formalmente recobró su libertad en noviembre del año de 2022.
Adaptarse a un nuevo mundo, con ayuda del ejercicio
Actualmente, Ana, enfrenta un juicio por delincuencia organizada desde casa, por suerte sin necesidad de un brazalete, del cual ella confía recibir una condena absolutoria como ya ocurrió con el juicio en su contra por lavado de dinero.
Durante la entrevista, Ana se conecta vía zoom con el juez de control para una nueva audiencia, aunque después de varias horas de espera, le informaron que se cancelaría y le darían una nueva fecha; la desesperación se refleja cuando se frota sus manos, pero ella confía en que que pronto conseguirá ser absuelta.
Cuenta con alegría que dentro del penal se certificó como entrenadora de boxeo, con grandes como Julio Cesar Chávez, y después de varios meses logró dominar esta disciplina que la ayudó a salir adelante.
“El boxeo es un deporte muy completo y se los recomiendo, porque no solo entrenas lo físico, sino también lo mental y emocional, te ayuda a sacar todo eso que traes guardado y a mí me funcionó, por eso entrené al máximo y aprendí todo lo que pude, aun con pocas herramientas y guantes viejos”, afirma.
Debido a la medida cautelar no puede salir del país y prefiere quedarse en casa de sus padres, donde decidió transmitir a las personas parte de lo que aprendió en el penal, por lo que con ayuda de su hermana Estrella abrió un canal de Youtube.
“Todo eso que me enseñaron a mí, pues lo estoy llevando a cabo aquí en casa o en el patio, para que vean que se puede entrenar donde sea o donde uno este, por eso es que abro el canal para enseñar un poco de lo que aprendí, y ahora me dicen que puedo ganar dinero si tengo seguidores, pues no lo pensé y sigo entrenando y enseñando”, expresa con entusiasmo.
A la par busca recuperar a sus hijos que no vio durante 13 años que estuvo en prisión, por suerte ya tuvo el primer contacto con ellos y lo describe como algo magnífico y difícil de creer, aunque no abunda mucho en el tema.
El caso de Ana sigue atrayendo la atención de medios de comunicación y activistas sociales por lo que tiene planes de crear una fundación que ayude a mujeres en prisión y sobre todo a aquellas que al igual que Ana están detenidas de forma injusta.
“Volví a nacer y haré que mi nueva vida valga la pena”, finaliza.
mb