VERACRUZ, VER. - Cada época de diciembre el estacionamiento del mercado El Polvorín, en la colonia Quinta María de la ciudad de Veracruz, se convierte en un pequeño bosque de pinos que con su extenso follaje pintan de verde el gris de la explanada de concreto.
En el lugar se colocan productores de árboles de Navidad que vienen de diferentes comunidades a vender este adorno y a generar un ingreso extra para sus familias, que sobreviven del campo y la producción de plantas de ornato.
Dentro de este grupo de vendedores está Lucía Ramírez Clemente. Este 2023 cumple 18 años de venir al puerto de Veracruz a vender los arbolitos de Navidad para las familias jarochas, que acuden con sus hijos a comprar este adorno para sus casas.
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A la mujer de 45 años, la acompañan sus hijos y esposo, quienes también se unen a la tradición de la venta, sin importar que el viento o la lluvia los obliguen a resguardarse en un pequeño espacio de la banqueta para no mojarse.
El mercado El Polvorín se ubica en la calle Raz y Guzmán de la colonia Quinta María, a un costado del Tecnológico de Veracruz, en la zona norte de la ciudad. Desde que inicia el estacionamiento se puede oler el aroma de los pinitos.
También hay persona que venden adornos de renos que son hechos con las ramas y que atraen la vista de los conductores que a diario pasan por ese sitio.
Un largo recorrido para traer árboles a Veracruz
Lucía y sus hijos llegaron a finales de noviembre de este año al mercado El Polvorín, la mayoría de los vendedores son del municipio de Mariano Escobedo, ubicado en la región de las Altas Montañas, a casi 3 horas de la ciudad de Veracruz.
En este pequeño espacio de estacionamiento colocaron sus 150 pinitos de Navidad, también traen plantas de ornato y flores de Nochebuena que planean vender hasta el 22 de diciembre. Los precios varían dependiendo del tamaño, hay de 80 pesos, 100 pesos, 150, 450 y hasta 700.
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Pero para llegar a este punto tuvieron que recorrer varios kilómetros. Julia cuenta que ellos son revendedores, pues adquieren el producto de la comunidad La Sidra, en el municipio de Atzacan, que se ubica a 13 kilómetros de Mariano Escobedo.
Para traerlo a la ciudad alquilan camiones de carga con los demás vendedores y ahí transportan los árboles, si los terminan antes pueden dar hasta un segundo viaje.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indica que en el 2022 se comercializaron alrededor de 42 mil árboles de Navidad en Veracruz. La comunidad La Sidra es uno de los lugares que resalta en el estado por esta actividad. En el 2023 los productores estimaron que venderán 25 mil pinos, lo que a su vez genera ingresos para las familias como Lucía.
“Nosotros vamos y lo compramos, nos encargamos de arrancarlos, amarrarlos y de traerlos hasta acá”, cuenta la vendedora.
Esta actividad la realiza desde hace 18 años, pero cuenta que su esposo lleva más tiempo, ya que comenzó hace casi 3 décadas. Antes Lucía no podía acompañar a su marido, pues se quedaba en la casa a cuidar a sus hijos, pero ahora que ya tienen la mayoría de edad también vienen.
La temporada navideña para la familia de Lucía representa una entrada económica extra, aunque no quiere revelar la cantidad que ellos obtienen de la venta como revendedores, dice que aún es un ingreso redituable.
El resto del año se dedican a la agricultura y también a sembrar algunas plantas de ornato que venden en las comunidades aledañas.
“Nosotros sabemos sembrar también los pinos, pero como tal no tenemos el terreno suficiente para hacerlo, porque como tal esto lleva su tiempo. De 5 a 6 años, dependen de qué tamaño lo quieras”, explica.
Además, se debe tener cuidado con las plagas que atacan los árboles, como los grillos que se meten al follaje y se comen las hojas, lo que ocasiona que el pino no esté en condiciones para su venta.
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Este año vinieron menos vendedores de pinos
A diferencia de otros años, este 2023 llegaron menos vendedores de pinitos, afirma. En total en el mercado El Polvorín hay 14 familias que se dedican a esta acción, anteriormente llegaban hasta 20, pero esta temporada muchos decidieron cambiar el oficio por otros trabajos que les dejen más.
“Lo que pasa es que a veces se vende y a veces no. Va dependiendo de qué tanto le heches ganas y no desesperarse para vender. Porque hay días que no sale nada y otros que sí. A veces se nos echan a perder uno que otro árbol por el calor o por el carro que se entibian y se queman”, cuenta.
De acuerdo con la vendedora, ni siquiera en la temporada de la pandemia de covid-19 disminuyeron los comerciantes de pinitos, pero agrega que los tiempos han cambiado y muchas familias tienen otras necesidades, por lo que buscan mejores condiciones laborales.
En el caso de Lucía y su familia, durante la primera semana de diciembre el tiempo no les favoreció mucho para la venta, el ingreso de los frentes fríos ocasionó que las personas casi no acudieran al mercado; no obstante, para los pinitos el clima los ayuda a conservarse mejor y que las hojas no se sequen.
Los vendedores de arbolitos navideños permanecen todo el día y la noche en este lugar, para dormir alquilan unos cuartos dentro del mercado que comerciantes les rentan, al igual que baños y comida. Es por esta razón que también muchos vendedores deciden ya no arriesgarse a venir al puerto de Veracruz.
Pero los comerciantes con más antigüedad, como Lucía, aseguran que no dejarán de venir, porque aún tienen fe que este año les irá mejor y esperan que la venta aumente. Además de que es una tradición que planean inculcar a las demás generaciones y así alegrar a las familias jarochas.
mb