VERACRUZ, VER.- Cristo Ruiz Utrera arrastra su machete y deja un surco en la tierra que se extiende unos 50 metros a un costado de la carretera El Tejar-Mozambique, en el municipio de Medellín de Bravo. Se cubre del sol con un sombrero grande de paja y una camisola que lo cubre hasta la empuñadura.
De reojo vigila la media hectárea de flores que cosechará en vísperas del Día de Muertos. A sus 53 años, cuenta que desde que tiene memoria se recuerda como campesino, cosechando maíz y frijol para mantener a su familia.
VIDEO: Así se siembra la flor Moco de Pavo
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Desde hace cinco años, Cristo decidió aprovechar un espacio entre los terrenos que le heredó su padre a la familia en la localidad de Rancho del Padre, a unos 30 minutos del puerto de Veracruz, para sembrar flores para los altares de Día de Muertos, que le dan un respiro mientras el frijol y maíz están buenos para la cosecha.
El clima caliente de Medellín de Bravo y las pocas lluvias que caen entre julio y octubre le permiten a Cristo sembrar la flor conocida en Veracruz como Moco de Pavo, que en otros estados del país se conocen como Mano de León o Flor Terciopelo.
La flor tiene una tonalidad violeta intensa, que decora los altares de Día de Muertos cada año y que contrastan con los pétalos del Cempasúchil, la otra variedad de flor que ocupa en menor proporción su parcela.
El proceso para sembrar y cosechar el Moco de Pavo inicia en los primeros días de julio, con la selección de los pistilos que hacer germinar en recipientes. Mientras nacen los retoños, ara la tierra para formar los surcos donde sembrará las plantas.
El siguiente paso es la colocación de abono para fortalecer a la planta y la bendición de Dios para que permita caer las lluvias suficientes que hagan crecer a la planta antes del Día de Muertos, para su venta, comparte Cristo.
En el proceso de siembra la complicación que se puede presentar es dejar la tierra apretada por un mal arado, si eso pasa las plantas no crecen los suficiente y la producción se tendrá que malbaratar para recuperar parte de la inversión.
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La otra complicación podría ser la sequía prolongada, como ya ha llegado a ocurrir en otros años, ya que no se cuenta con sistemas de riego y las plantas se alimentan únicamente de las lluvias que caen en los cuatro meses que va creciendo.
Mientras el Moco de Pavo y el Cempaxúchitl crecen, Cristo alterna la faena del día entre los terrenos donde tiene maíz y frijol, que consiste en limpiar cualquier rastro de maleza que pueda crecer y desplazar a las plantas, así como en la vigilancia para evitar que extraños se acerquen y corten antes de tiempo o la roben.
De lo que tiene certeza Cristo, es que la flor Moco de Pavo se vende como pan caliente a medida que se acercan las celebraciones de Día de Muertos. No cuenta su producción por toneladas, sino por los rollos que va generando la cosecha. En la media hectárea que tiene llega a generar entre mil y mil 500 rollos, que vende entre 20 y 100 pesos, dependiendo el tamaño.
“Aquí llegan los compradores y la poquita que me queda la vendo a las personas que van pasando, se las vendo por rollo. No es un producto bien pagado, porque nada en el campo es bien pagado, pero nos va saliendo para que sea un producto y un trabajo redituable”.
Una ventaja que encuentra el campesino con las flores de Día de Muertos es que la venta la realiza directa con pequeños floristas de ciudades cercanas o con el consumidor final, que se acerca a su plantación desde el 26 de octubre y hasta los primeros días de noviembre, para comprar.
Algunas personas que tienen florerías pueden llegar y solicitar el número de rollos que desea comprar, después de negociar un precio decide si contrata o lleva consigo a las personas que las coseche, pero en la mayoría de los casos paga ese servicio a Cristo, que se ayuda con sus hermanas y uno de sus hijos.
La flor que va quedando es cosechada y se forman rollos más pequeños que se ofrecen a la orilla de la carretera para las personas que transitan por el lugar y llevan algún ramo para sus familiares difuntos que visitan en el cementerio o que esperan en los tradicionales altares.
“Aquí en Rancho del Padre se conoce como un lugar en donde se vende esta flor que es la flor de Moco de Pavo, la que se usa en Día de Muertos, por alguna razón solo en esta zona se da bien, porque si se va a unos kilómetros más adelante ya es difícil que se dé”.
El maíz es mal pagado y cuesta mucho
Cristo Utrera Ruiz es el principal proveedor de su familia y lo hace con el dinero que gana de la siembra de maíz y frijol. Eventualmente siembra otros productos como pepino, calabaza y sandía, que sirve para autoconsumo y que llega a vender entre sus vecinos o en comunidades cercanas.
Afirma que el maíz que siembra lo vende a ganaderos locales, que lo utilizan como una alternativa en temporada de sequía para alimentar a las reses, de esta manera puede colocar su producto sin que le genere pérdidas. Si bien el precio llega a ser bajo, afirma que no lo es tanto como tener un intermediario o encontrar a colocarlo por partes, en menores cantidades.
En el caso del frijol, este es vendido en mercados populares de ciudades de la región como Veracruz, Boca del Río, Medellín, Alvarado, La Antigua, a través de intermediarios que colocan el producto.
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En ambos casos aprovecha solo un ciclo de siembra, ya que las sequías cada vez más prolongadas son la principal complicación. Es por eso que la cosecha de productos de temporada, como lo son las flores de Moco de Pavo, le dan un respiro.
mb