BOCA DEL RÍO, VER.- “Mi expareja se llevó mi empresa, mi casa, mi dinero, camioneta y no conforme con eso, a mi hija”, dice Karla, víctima de violencia vicaria en el estado de Veracruz. En enero se cumplieron nueve meses de no saber si su hija come, si está bien y si recibe sus medicamentos para controlar el asma. Ella describe ese dolor como estar muerta en vida.
Las tres veces que logró ver a su hija lo único que le dijo fue: “Mami, te amo”. Karla asegura que su expareja no la deja ver desde mayo de 2022, y que, debido a la violencia que ejerce sobre ella, huyó del municipio de Coatepec, donde vivían, para que no se llevara a su otro hijo.
Actualmente, se encuentran resguardados en otro municipio de Veracruz, del que prefiere no dar su ubicación para no ponerse en riesgo, mientras se resuelve la denuncia que interpuso ante la Fiscalía General del Estado (FGE) para que pueda ver a su hija al menos los fines de semana, pues presuntamente su expareja manipuló las pruebas que presentó al DIF de Coatepec para quedarse con la custodia de la menor.
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“Me llegó un citatorio del DIF donde me dicen que me tenía que reunir con él, ahí entregó dos cartas a la abogada, que en ese momento fungió como juez, y le enseña la carta donde supuestamente mi hija me demandaba a mí, porque no quería estar conmigo. La abogada se percató que esas cartas no tenían la misma letra y él hizo parecer que todo era idea de mi hija, por lo que se quedó el acuerdo de que se quedara con la custodia de mi hija”, contó.
Karla asegura que estas pruebas fueron falsas, pues sus hijos casi no tenían contacto con su padre desde hace más de nueve años, en todo ese tiempo ella los mantenía y cuidaba, ya que ni siquiera le brindaba una pensión alimenticia. Además, durante la valoración psicológica del DIF fue víctima de revictimización.
Durante siete años Karla vivió diferentes tipos de violencia en su relación con su expareja, desde económicas, psicológicas y físicas, los primeros indicios que registró fue cuando eran novios, palabras agresivas que después se convirtieron en golpes durante su primer embarazo.
Karla conoció a su expareja en el 2007, durante un año salieron como novios, hasta que decidieron vivir juntos, en esos siete años de matrimonio tuvieron dos hijos, que actualmente tienen 13 y 11 años; Karla asegura que sus hijos presenciaron la violencia que su padre ejercía sobre ella.
“Yo, en ese momento ya era una persona grande, con maestría, estudios y todo, pero no podía deshacerme de esa violencia”, cuenta apenada la mujer de 41 años.
Después de las agresiones físicas llegaron las económicas, aunque vivían en la misma casa, la única que aportaba un ingreso era Karla. Este dinero provenía de una empresa de mermeladas que fundó después de que se graduó de la licenciatura de Nutrición.
“Él quería que yo lo mantuviera. Empezó a pedir préstamos, a endeudarse y esa fue una violencia económica porque mis amigos, todos me prestaban dinero, ya que si no llegaba con dinero, me golpeaba, regañaba y gritaba. Fue un calvario, todo eso. Me indujo a meterme a una maestría para que me pagaran y desde que me dan mi beca de excelencia del Conacyt él me retira mi tarjeta”.
La violencia económica que sufrió llegó al grado de que su expareja hizo un trato con uno de sus vecinos para que Karla intercambiara sexo a cambio de 25 mil pesos, algo que no aceptó, por lo que ella terminó por pagar esa cantidad de dinero.
Durante el tiempo que estudió la maestría en Ciencias de los Alimentos (2007-2009) su expareja aprovechó la situación para cambiar el registro de su empresa a su nombre. Cinco años después, en 2014, su expareja decide dejarla para irse con otra mujer, asegura; sin embargo, también se quedó con el negocio, su casa y la camioneta.
“Me quedé en la calle, se llevó hasta el refrigerador. No teníamos ni para cocinar con mis hijos, pero no me importaba, porque yo ya estaba tranquila con mis hijos porque él ya se había ido. Él de repente nos visitaba, pero muy esporádicamente. Yo le pedí dinero, porque estábamos muy mal, pero solo me daba 50 pesos”.
“Me quería ver destruida”
Pero la violencia no paró cuando su agresor se fue de su hogar, ya que las agresiones seguían y, pese a que su expareja ya tenía otra relación, celaba a Karla y no, tampoco la dejaba tener otra relación.
Después de que Karla se recuperó económicamente y logró poner un laboratorio de análisis de alimentos, empezó a salir con su actual esposo, esto hizo que su agresor se acercara a su hija. En mayo del 2022 le pidió a Karla que dejara a su hija pasar un fin de semana con él, ella aceptó sin pensar que ya no regresaría.
“No volví a saber nada de ella, le llamé a los dos, pero no le entraban las llamadas, no supe de ella por mucho tiempo, hasta que se comunicó conmigo y me dijo que se quería quedar con su papá, me sorprendí de su decisión porque ella nunca había convivido con él”, comenta.
Ahí fue que comenzó un nuevo martirio para Karla, durante estos nueve meses solo logró ver a su hija tres veces, pese a que en el DIF de Coatepec le dijeron que podía verla cada fin de semana. Actualmente, lo único que sabe de su hija es lo que sus maestros le dicen, que bajó de calificaciones y padece depresión.
Karla también sufrió de amenazas, pues denuncia que a su trabajo le llegan cartas con comentarios agresivos como “no te pude haber destruido después de que te quité tu empresa, pero sin tu hija no vas a poder vivir”.
“Mi hija está viviendo lo que yo sufrí hace años, un círculo donde no te puedes salir, porque tienes miedo a que te hagan daño, porque a veces no sabes si es amor o no. Es una forma de lástima. Las veces que he ido a verla él la tiene trabajando en el negocio y ella es solo una niña de secundaria que no tendría por qué pasar por eso”.
Por estos hechos, Karla interpuso una denuncia a la FGE, para poder recuperar la custodia, antes, en 2019, también lo hizo por violencia digital, ya que su expareja había filtrado conversaciones de su cuenta de correo. Ahora espera que el proceso se resuelva a su favor para que pueda estar cerca de su hija.
Cuando el martirio no termina con terminar una relación sentimental
Karla se enteró de que esta violencia que su expareja ejerce se llama vicaria, con ayuda de una de sus amigas logró contactar a activistas para que la ayudaran con su caso, una de ellas es Gabriela Pablos Saucedo, integrante de la Unión de Madres Protectoras.
La activista, señala que la violencia vicaría es la que genera una persona por medio de sus hijos, una vez que esta relación se terminó, la manera de alargar los abusos es con los hijos.
“Se dice que la violencia vicaria es justamente la madre de todas las violencias, porque justamente las mujeres que vivimos este tipo de violencia no vivimos un solo episodio, sino que se trata de una serie de abusos continuos, en el cual no se puede escapar, porque no basta con terminar la relación con el agresor”, agrega.
De acuerdo con la activista, de casos documentados que tienen sobre este tipo de violencia registraron 70 a nivel local y más 7 mil a nivel nacional, pero esta cifra puede ser mucho mayor, porque las mujeres que desconocen este tipo de agresión.
Desde el 2021, en diferentes estados de la República Mexicana, activistas y diputadas han buscado tipificar este tipo de violencia, hasta el momento van 16 entidades que ya reformaron su Código Penal y que integraron este delito cuyas penas pueden alcanzar hasta 8 años de cárcel, de acuerdo con la activista.
En el estado Veracruz, el pasado 11 de enero, la diputada Ruth Callejas, de Movimiento Ciudadano, presentó una iniciativa en el Congreso de Veracruz para reconocer el tipo penal denominado “violencia vicaria” donde se contempla hacer modificaciones al Código Civil, Penal y ante la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
La abogada y activista de Equifonía, Adriana Fuentes Manzo, señala que esta iniciativa también debería contemplar a los menores de edad, quienes son los que se encuentran en medio de estas disputas.
“En esta iniciativa se deja de lado algo muy importante, las víctimas directas pueden ser varias, pero a los que están dejando a un lado a los niños y niñas. En esta iniciativa se propone adicionar una serie de artículos, específicamente en Código Penal es el 345 bis, donde se pretende adicionar y 154”, argumenta la abogada.
Adriana Fuentes también señaló que, aunque la mayoría de las víctimas de violencia vicaría son mujeres, también hay otras personas que pueden sufrir estas agresiones, por lo que esta iniciativa debería ser general y buscarse mejor, ya que con tener más tipificaciones que castiguen estos hechos no asegura que las víctimas accedan a la justicia.
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