XALAPA, VER.- Bromas, trucos con un yoyo y una nariz roja son la carta de presentación del Polipayaso, quien al igual que las últimas tres generaciones de su familia, forma parte del cuerpo policíaco, pero, además, combina su oficio con el de artista para fomentar la prevención del delito en Veracruz.
Ángel Hernández Medel empezó a realizar rutinas de payaso a los 17 años, de eso hace tres décadas y aunque por algún tiempo evitó su vocación de policía, finalmente se convenció que, al igual que su papá y hermanos, puede apoyar en acciones para garantizar la seguridad de los veracruzanos, especialmente de los niños.
Actualmente, es uno de los 7 mil 500 policías de la Secretaría de Seguridad Pública, que forma parte del grupo de Fuerza Civil. Desde hace poco más de una década se ha especializado, no solo en sus rutinas de prevención de delitos, sino en su formación como policía estatal, ya que tiene una licenciatura en Seguridad Pública.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta de enero a julio un total de 9 mil 945 delitos contra la familia y la sociedad.
De ese total, 7 mil 147 denuncias se presentaron por violencia familiar; 791 por incumplimiento de obligaciones; 36 denuncias de corrupción de menores; y al menos dos carpetas por trata de personas, ese último delito, registrados en marzo y junio.
Jorge Ángel Hernández Medel tiene 48 años, pero el maquillaje rosa, su nariz roja, estrellas en su rostro y una mochila escolar le permiten interactuar con decenas de niños de entre seis y 12 años, así como directivos y maestros, que participan en sus bulliciosas rutinas.
“Angelito”, el Polipayaso veracruzano, es apoyado por un grupo de elementos de la Dirección de Vinculación Institucional de la SSP, así como de Policarpio Honesto y Vera Preventiva, quienes llevan a escuelas primarias funciones para prevenir accidentes, el robo de identidad, o un posible rapto o robo de menores.
Su escenario es simple, solo un par de cortinas son el preámbulo para que Angelito salga a escena, ya sea en un patio escolar o en un salón de clases para contar chistes, bailar e interactuar con los menores que en todo momento le advierten de un posible riesgo en su casa, la calle o en redes sociales.
Su experiencia en rutinas para hacer bromas, piruetas y en ocasiones trucos divertidos le permiten atraer la atención de los alumnos.
Aunque por momentos el ruido generado de los menores supera su voz, recurre a la rutina de “un candadito”, para que todos regresen a la plática y a las recomendaciones para su seguridad.
Al inicio de la administración estatal, se planteó como una opción para prevenir el delito que en lugar de realizar pláticas “aburridas” que en ocasiones no cumplen su fin, se implementara un programa vinculado a las artes, que alertara de los riesgos en la vida cotidiana, cuenta en entrevista.
Para ello, lanzaron una convocatoria a la que acudieron diversos artistas; sin embargo, Ángel que ya formaba parte de la SSP como policía activo de la Fuerza Civil, levantó la mano para incorporarse al programa.
“Ellos ya traían la idea de un policía payaso, yo nada más me integro. Yo era payaso como una forma de vida para mantener a nuestra familia; inicié a los 17 años, tengo 30 años en el arte del payaso”, cuenta en entrevista.
Como payasito, platica, trabajó en centros comerciales, promocionando productos; ya había formado parte del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) a nivel nacional, además, trabajó temporalmente en el Circo Ataide, Circo de Verano y en la Carpa Astros.
Con solo el bachillerato terminado, ingresó a la corporación de la SSP, que más tarde lanzó una convocatoria en línea para cursar una licenciatura en Seguridad Pública. Fue en el 2012 cuando terminó la carrera.
"Yo estudié grande. Mi papá es policía jubilado, mis tíos son policías jubilados, mi hijo es policía. Ya venimos con vocación con la intención de querer poner un granito de arena para evitar las violencias”.
Además de la licenciatura, en la SSP les permiten estudiar maestría en Administración de Seguridad Pública. Reconoce que la imagen de la institución no es la mejor, pero dice que al integrarse como policía se debe tener vocación para ayudar a otros.
Recuerda que desde pequeño sentía orgullo por el uniforme azul; cuando su papá salía de casa le preocupaba que regresara con bien. Hoy ya es jubilado y aunque por algún momento “Angelito” se negaba a formar parte de la familia de policías, hoy apoya en escuelas promoviendo “sonrisas y no violencias”.
Además de sus hermanos y tíos, dice, su hijo con 26 años tiene una maestría en derecho y es policía en investigación. Su hija, con 21 años, cursa Ingeniería en Tecnología de la Información y la Comunicación, terminará su carrera en diciembre.
En sus pláticas de prevención han detectado algunos casos de violencia a los niños y es por lo que un psicólogo de la SSP y funcionarios de la secretaría de Educación de Veracruz le dan seguimiento a las denuncias que reciben ocasionalmente, todo con el servicio del Polipayaso.
mb