Una cinta amarilla cuelga del portón donde Toñita se recargaba para fumar sus cigarros durante el día. La imagen de su rostro, impreso en una lona, hoy luce en su casa junto a tres veladoras, donde vecinos piden justicia por su asesinato.
María Antonia Mendoza Martínez, asesinada la noche del pasado 20 de julio en las inmediaciones de la colonia Zaragoza, en el puerto de Veracruz, era una mujer de 71 años, popular entre sus vecinos, quienes la conocían desde niña.
Toñita disfrutaba de salir a tomar un café con sus amigas. Su vicio más grande siempre fue el cigarro, fumaba al menos una cajetilla diaria, a veces al pie de su portón, bajo la sombra del árbol que se encuentra frente a la fachada de su casa, en la que ahora hay un puñado de ramos de flores a su memoria.
Te podría interesar
Era particularmente reconocible porque, como dice su sobrina Liz, era “menudita” a causa del problema de tiroides que padecía. En palabas de su hermano Mario Luis, era “indefensa y pacífica”, pero también “noble, una buena persona”.
Soltera y sin hijos, vivía sola en la calle Negrete, entre Collado e Ignacio de la Llave. La que fue su casa, una propiedad de fachada blanca cercada por un muro de concreto, tiene un patio amplio que rentaba como estacionamiento a un par de automovilistas y a vendedores de esquites y raspados.
A las ganancias de la renta de su patio como estacionamiento, sumaba la pensión que recibía de la Secretaría del Bienestar. Además, en la parte frontal de su casa, solía vender dulces y frutas que recolectaba de los árboles de su patio.
A veces, su sobrina le decía que buscara alguien para divertirse. Una pareja. Antonia nunca quiso. “Ay, hija, no, para qué, puros problemas”. No pudo tener hijos debido a que desde joven le quitaron la matriz, pues tenía miomas.
La casa donde vivió por más de 70 años fue una herencia de su padre. Don Saturnino Mendoza decidió donarle a sus tres hijos, María Antonia, Mario Luis y Víctor. Toñita, hija abnegada que cuidó a sus padres hasta la muerte, se quedó a vivirla por la consideración que le tuvieron sus hermanos.
Su asesinato arrebató la calma, de nueva cuenta, a los habitantes de la colonia Zaragoza, en donde hace 11 meses otra mujer, Karla Guadalupe Pulido, de 27 años, fue atacada a martillazos por su novio en el segundo piso de una pensión para estudiantes, en el callejón Manuel Contreras.
La misma semana del crimen de Toñita, una mujer identificada como Mayté, de 30 años, fue asesinada a golpes la madrugada del pasado 17 de julio en la colonia Carranza, en Boca del Río. Sergio Luis, un taxista que la acompañaba, quien también fue atacado, murió al día siguiente en un hospital.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el estado de Veracruz acumula 41 carpetas de investigación por casos de feminicidio registrados entre enero y junio de 2022.
Según el listado “100 municipios con presuntos delitos de feminicidio” publicado mensualmente por la dependencia federal, el puerto de Veracruz es el vigesimocuarto municipio con mayor número de feminicidios (41) en el país durante el primer semestre de 2022.
Más que venganza, necesitamos justicia: Familiares
“Más que venganza, necesitamos justicia, que se encuentre al responsable, que se le castigue dentro de la ley”, dice Mario Luis Mendoza Martínez, hermano de Toñita.
Mario Luis fue el primero de sus familiares que llegó a la casa de la calle Negrete la noche del pasado 20 de julio. Ya casi era medianoche. La escena que vio lo dejó frío. Había varias patrullas y policías en la parte de la cochera. A su hermano Víctor solo le dijeron que algo había pasado.
“Su hermana ya no tiene signos vitales”, le reveló uno de los policías ministeriales que se encontraba en el lugar, al que llegó alertado por una llamada telefónica de su hermano Víctor.
Toñita fue encontrada cerca de las 10:00 de la noche por un vendedor de raspados en la parte más escondida de su patio, con lesiones en la cara. El parte médico indica que murió a causa de una hemorragia y traumatismo craneoencefálico debido a los golpes que sufrió.
Esa noche, ninguno de los vecinos de la calle Negrete y los alrededores escuchó gritos de auxilio. Tampoco oyeron si Toñita discutió con alguno de los comerciantes que guardaban sus triciclos en su terreno. La familia no se atreve a señalar a algún sospechoso.
La última persona que la vio con vida fue un médico que guardaba su automóvil en su casa. Toñita se habría quedado dentro viendo televisión. Después de eso, la mujer fue atacada a golpes en el rostro y en el cráneo hasta que murió.
Un día después del asesinato, los policías ministeriales adscritos a la Fiscalía General del Estado (FGE) permitieron que los automovilistas y comerciantes sacaran sus unidades y triciclos del lugar pese a que la zona se encontraba acordonada.
A 12 días del crimen de Toñita, investigado por la Fiscalía Especializada en Delitos de Violencia contra la Mujer como un feminicidio, la familia aún no conoce el dictamen pericial de la necropsia a la que la adulta mayor fue sometida.
“No cabe la menor duda de que fue un asesinato. Exigimos justicia. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos, porque esto es un viacrucis”, manifiesta la joven.
El deseo de la familia de Toñita es que su feminicidio se difunda en redes sociales para que el crimen no sea encarpetado por las autoridades ministeriales, a las que esperarán para que les den resultados de la investigación al menos hasta que se cumplan los primeros 15 días del asesinato.
“Si en 15 días no hay nada, pues vamos a empezar a… Estamos siendo prudentes, pero sí hay mucho coraje, mucho enojo, porque ella no se metía con nadie”, concluye la joven.
mb