Profesores, padres de familia y estudiantes de la Escuela Primaria Justo Sierra, en Manlio Fabio Altamirano, venden dulces por una buena causa.
El plantel, el más antiguo del pueblo, se quedó sin electricidad debido a una avería. Ahora intentan recaudar 350 mil pesos a como dé lugar para pagar las instalaciones que devuelvan el servicio básico.
Y es que los 300 niños que asisten al turno matutino no pueden usar climas y optan por dejar de lado el cubrebocas. El calor sofocante de este municipio en el centro de Veracruz les dificulta protegerse contra la covid-19.
En entrevista, una de las trabajadoras del plantel lamenta que el problema de la falta de electricidad ya tenga años afectándolos.
Cuenta que en su caso particular lleva como docente 10 años sin que en ese tiempo haya habido una solución real por parte de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).
Con las lluvias regularmente ocurren cortocircuitos, como el registrado hace unas semanas que los dejó “a oscuras”.
“Solamente, por lo que sé, estamos conectados directamente al poste de la Comisión Federal, no hay una instalación correcta; lo que nos dicen es que hay que hacer una instalación, es decir, cambiar todos los cables de la escuela y colocar un transformador.
“Eso obviamente no lo da la Comisión, hay que comprarlo. Como escuela de gobierno se supone que nos tiene que llegar un recurso, pero la realidad es otra, tienen que hacerse cargo los padres de familia para comprar ese transformador y desafortunadamente es caro”, lamenta.
Las últimas cotizaciones que hicieron arrojaron que hacer los trabajos necesarios requieren de 350 mil pesos, aproximadamente. Por eso ahora venden mazapanes para recaudar dinero.
CUOTAS NO ALCANZAN
Los maestros no tienen acceso a los recursos aportados por los padres de familia con motivo de las cuotas de cada ciclo escolar. Con la pandemia, algunos padres no pudieron realizar dicha cooperación, por lo que lo recaudado no alcanza “para empezar” la obra.
Al ver esta situación, los maestros decidieron organizar a sus grupos para que cada uno pudiera recaudar cierta cantidad de dinero. Todos estuvieron de acuerdo y empezó así una iniciativa colectiva.
La acción inicial fue vender mazapanes. Los maestros entregaron a sus alumnos una caja de estos dulces mexicanos y aunque tuvieron temor de que se les tachara de querer hacer negocios al margen de la ley, la iniciativa fue bien aceptada en la comunidad porque todos quieren ayudar a los niños.
Otra docente entrevistada reconoce que con la venta de los dulces será difícil juntar el dinero necesario, pero al menos se ha establecido una meta para dar los primeros pasos en su objetivo.
También se pensó en hacer ventas de garaje con materiales donados por la comunidad e incluso rifas.
SIN APOYOS DE GOBIERNO
Si bien el proceso de búsqueda de los medios económicos para llevar a cabo la instalación de electricidad no ha concluido, los docentes refieren que, con lo que se ha juntado, ya iniciaron los primeros trabajos.
Sin embargo, es un resultado a medias. La instalación eléctrica que se echó a andar solamente es para que haya luz, pues no soporta los aires acondicionados, bajo el riesgo de que pueda haber otro cortocircuito.
De hecho, un episodio así ya ocurrió antes. Una docente contó que un día de clases, en el que llovió con intensidad, los cables se incendiaron.
Aunque no hubo lesionados, la circulación de la calle donde se ubica la escuela tuvo que ser cerrada e intervinieron diversas autoridades para despejar el riesgo que ello representaba.
Exponen que desde entonces trabajar en condiciones de calor es complejo, tanto para los maestros como para los propios alumnos. Debido a que no se puede estar dentro de los salones y no hay áreas comunes suficientes para los niños, los maestros determinaron trabajar de 8:00 a 11:30 de la mañana, antes de que el sol caliente más.
También resulta difícil respetar la obligatoriedad de llevar un cubrebocas puesto, medida básica contra la propagación del virus que los niños no están dispuestos a cumplir por la falta de electricidad.
Incluso en los últimos días optaron por suspender la materia de educación física, pues el calor de la zona puede afectar a los estudiantes sin aire acondicionado ni ventiladores.
{"quote":"“Sí es una situación que nos preocupa a nosotros como maestros y se ha pedido apoyo al gobierno municipal, pero por lo que nos dicen tampoco tienen los recursos. No sabemos para cuándo se pueda resolver esta situación”, dijo."}
Indicó que a la fecha les ha ayudado que el ciclo escolar está por concluir, pero admite que no saben cómo trabajarán una vez que se reanuden las clases en agosto y existe incertidumbre sobre si la instalación eléctrica temporal será suficiente.
La maestra reveló que la situación de la escuela es crítica. Al haberse erigido en un terreno donado, que no está escriturado, tampoco pueden acceder a recursos de programas federales como “La escuela es nuestra”.
Además, por ser la institución más antigua, también hay riesgos con la estructura misma y las goteras han invadido los techos.
“Nuestra escuela no está en ningún programa estatal o federal para que nos apoyen en algo, ni económico ni de ningún tipo de programa.
{"quote":"“Es la escuela más antigua del municipio y ni así es como se ha podido ayudar por parte del gobierno. Sí nos preocupa”, lamenta."}
TODOS PARTICIPAN
Una de las entrevistadas reconoce el compromiso de los alumnos y la alegría con la que se han entregado a la iniciativa.
Al cierre del ciclo escolar, el 90 por ciento de los niños vendió sus cajas de mazapanes y están felices por los resultados.
“Saben que es para su escuela y ellos mismos van y promueven eso.
También es una actividad en la que ellos se están involucrando y apoyando para que su escuela esté en mejores condiciones”, enfatiza.
Esperan que, en algún momento, la SEV los voltee a ver y los apoye con parte del dinero que necesitan por el bien de los alumnos.
mb