El Protocolo para Atender la Violencia de Género en la Universidad Veracruzana (UV) es un fracaso para Leah Rivas, vocera del Colectivo Medusa, creado por alumnas de la Facultad de Psicología de Xalapa, Ella lo califica como deficiente, revictimizante y obsoleto.
“Este protocolo de atención a la violencia de género se debe de reformar, se debe de actualizar. Yo creo que necesitamos volver a articular el protocolo, las maestras y alumnas que sí sabemos de violencia de género y cómo atenderla”, asegura.
Según la vocera del Colectivo Medusa, las deficiencias del Protocolo para Atender la Violencia de Género en la UV quedaron evidenciadas tras el paro originado por el conflicto en la Unidad de Humanidades de Xalapa, en donde un estudiante colombiano identificado como Daniel R amagó con una navaja a un compañero que lo confrontó por cortar el tendedero del acoso en el que alumnas colocaron su nombre.
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El Protocolo para Atender la Violencia de Género en la UV fue aprobado por H. Consejo Universitario General el 14 de diciembre de 2020, durante la administración de la exrectora Sara Ladrón de Guevara. Hasta entonces solamente existía una guía dentro de la universidad que, por ejemplo, sirvió para que la Junta Académica de la Facultad de Antropología de Xalapa expulsara a dos estudiantes el 3 de diciembre de 2020.
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De acuerdo con el documento, se contempla como violencia de género aquellos actos de discriminación por sexo, género, acoso sexual y hostigamiento sexual en contra de todas las expresiones sexo genéricas mujeres, hombres, comunidad LGBT+, comunidad queer y otros grupos expuestos a la violencia de género debido a que no cumplen con los roles o estereotipos sociales.
Para Estela Casados González, catedrática de la Faculta de Antropología de Xalapa y titular del Observatorio Universitario de Violencias Contra las Mujeres (OUV Mujeres), el protocolo de la universidad, como los del resto de las instituciones del país, es insuficiente para atender la violencia de género.
“Los protocolos, y esto no es algo endémico de la Universidad Veracruzana, lo observamos a nivel nacional, han sido a todas luces insuficientes, han dado posibilidad para que se visibilice, que de sanciones y que, en dado caso, se expulse a los elementos que violentan a la universidad veracruzana, principalmente a las mujeres, a las personas de la diversidad sexual, pero nunca será suficiente”, comenta la docente.
De acuerdo con la catedrática, los hechos que se registraron recientemente en la Unidad de Humanidades de Xalapa y que derivaron en un paro estudiantil y cenas de protestas, indican a toda la comunidad universitaria la necesidad de que se formule inmediatamente el protocolo para atender la violencia.
Tendederos, alternativa de alumnas para denunciar violencia
Leah Rivas, vocera del Colectivo Medusa, afirma que los tendederos del acoso, las denuncias mediáticas y las pancartas que se exhiben en marchas feministas son alternativas encontradas por las alumnas que denuncian violencia sexual dentro de la UV debido a que sus autoridades y el protocolo en atención a la violencia de género son ineficientes.
“Nos lleva a las alumnas a denunciar fuera de las instituciones a través de las vías y herramientas que nosotras hemos construido para salvaguardarnos y para alertarnos entre nosotras sobre quiénes nos están violentando”, señala.
Aunque la feminista asevera que el tendedero del acoso y otras herramientas de autocuidado creadas por las mujeres son válidas, considera que es importante que los agresores sean denunciados ante la UV y ante las fiscalías.
“Es más importante denunciar en fiscalía, porque la Universidad Veracruzana definitivamente no está dispuesta a salvaguardar la integridad física y mental de las alumnas”, menciona.
La titular del OUV Mujeres, Estela Casados González, coincide en que las alumnas de la UV recurren a los tendederos del acoso y otros espacios para denunciar a sus agresores debido a que se sienten vulneradas al hacerlo ante la institución.
Lo anterior se debe a que el protocolo de atención a la violencia de género permite que los presuntos agresores de las universitarias tienen derecho a conocer la identidad de quienes los denuncian, como sucedería en el caso de Daniel Rocha.
Según Estela Casados González, para la Junta Académica de la Facultad de Antropología de la UV fue imposible continuar la investigación en contra del estudiante colombiano expulsado debido a que la víctima retiró la queja, ya que su identidad sería proporcionada al presunto acosador.
“Es completamente negligente y un fallo a la violencia de género, realmente, por lo que están haciendo a través de este protocolo es revictimizar a las mujeres que deciden denunciar a quien las está acosando y a quien las está hostigando; el caso de la chica que retiró la queja por el chico que fue denunciado en Humanidades es un ejemplo clarísimo”, considera Leah Rivas, del Colectivo Medusa.
“A la UV le importa más su imagen que sus estudiantes”
“Lo único que nos ha comunicado la Universidad Veracruzana es que lo que les importa más es la imagen de la universidad con la sociedad que sus alumnas y alumnos, porque lo único que hacen con todos estos comunicados es lavarse las manos, no buscan una justicia reparativa para las víctimas”, expresa la feminista Leah Rivas.
Las declaraciones de la vocera del Colectivo Medusa de Xalapa se deben a que la rectoría de la UV, a cargo de Martín Aguilar Sánchez, no mostró una postura sobre los hechos registrados en la Unidad de Humanidades únicamente hasta que se determinó la expulsión del estudiante colombiano, Daniel Rocha.
Fue hasta el pasado 13 de octubre cuando Martín Aguilar Sánchez anunció la expulsión del colombiano Daniel Rocha tras comprobarse, dijo, que amagó con una navaja a otro compañero.
“Con ello evidenciamos que en la Universidad Veracruzana hay responsabilidad de proceder conforme a Derecho, porque no se tolerará la violencia en sus distintas manifestaciones. Por otro lado, también tengo presente que las y los estudiantes que hoy marcharon tienen otras demandas, mismas que hemos estado atendiendo mediante el diálogo en estos días”, comunicó.
Según Estela Casados González, el hermetismo de las autoridades de la Universidad Veracruzana (UV) obedecen a una cuestión legal y de secrecía, y no con un asunto de encubrimiento y complicidad con los agresores. “Esto es muy difícil de entender, porque hay mucha indignación, hay mucho enojo, hay una legítima exigencia”.
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