OPINIÓN

El Carnaval que se ahogó en la lluvia

Zoomlítica: Haciendo zoom a la política

Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

Lo que debería ser motivo de orgullo, algarabía y proyección internacional terminó siendo un desfile de sillas vacías, toldos volando y reclamos que nadie quiso escuchar, pues el Carnaval de Veracruz 2025, ese que se dice es “más alegre del mundo”, se hundió en una mezcla de malas decisiones, caprichos políticos y un cielo que, como el ánimo jarocho, simplemente no aguantó más.

Todo comenzó en 2022, cuando con el pretexto de la pandemia, el Ayuntamiento decidió cambiar la fecha histórica del Carnaval de febrero-marzo a junio-julio, se nos vendió como una “reinvención”, como una forma de evitar la “temporada alta de virus”, tres años después, lo que tenemos es una tradición convertida en temporada baja... de todo: de turismo, de ocupación hotelera, de derrama económica real y de entusiasmo popular.

Este año, según cifras de los propios organizadores y de los medios locales, más del 60% de las gradas se quedaron vacías durante los primeros desfiles. Graderos organizados como colectivo denunciaron pérdidas de hasta el 90%, con muchos reportando inversiones perdidas y exigiendo al ayuntamiento una respuesta y apoyo, cosa que hasta el día de hoy no se ve clara.

Mientras tanto, los comerciantes del centro histórico, usualmente desbordados en febrero, pasaron estos días viendo cómo las lluvias espantaban a los pocos visitantes que aún creían en el milagro de una fiesta veraniega. Los hoteles, que en años pasados colgaban el letrero de "lleno total", apenas llegaron al 75% de ocupación en los días fuertes.

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Y es que aquí está el punto clave, junio y julio son meses de tormenta en Veracruz, todos lo sabemos, todos menos quienes insisten en sostener un carnaval en medio de la temporada de lluvias. Esta vez fue Barry, la tormenta tropical que se asomó justo cuando comenzaban los eventos masivos y los primeros desfiles. ¿Resultado? Calles anegadas, turistas mojados y una fiesta a medio gas.

En medio de este desastre, resuena con fuerza una voz que propone lo que muchos ya consideran obvio, regresar el Carnaval a sus fechas tradicionales, pues fue el regidor octavo de la actual administración municipal, Daniel Martín Lois, quien puso sobre la mesa en febrero de este año que en 2026 se retome el calendario original, el de febrero-marzo y esta propuesta tiene más lógica y respaldo popular que toda la promoción pagada de esta edición pasada, más ahora viniendo del encargado de la comisión de esta festividad y quien pinta debido a su trabajo y experiencia turística en el municipio a tomar las riendas de este proyecto para el 2026, quedando en muy buenas manos.

No se trata de nostalgia, se trata de viabilidad, el Carnaval nació ligado al calendario litúrgico, a un ritmo de ciudad, a una tradición que combina fiesta y temporada, en junio, lo único que combina es humedad con frustración.

Haciendo zoom… No es posible que una tradición centenaria se vea trastocada por decisiones improvisadas, el Carnaval no es un experimento político, es una expresión cultural de un pueblo que sabe reír, pero que también sabe cuándo le están viendo la cara, regresar a las raíces no es un retroceso, es un acto de dignidad, porque si el Carnaval es del pueblo, el pueblo tiene derecho a exigir que se respete su esencia, Veracruz no merece un carnaval de excusas ni improvisaciones, merece una fiesta a la altura de su historia, lo único bueno de todo esto es que seguramente esta fiesta renacerá en la próxima administración que encabezará Rosa María Hernández Espejo, pues seguramente contará con el apoyo de personas como Daniel Lois y todo un equipo comprometido con esta tradición quienes permitirán, de nueva cuenta, que nuestro carnaval sea “El más alegre del mundo”.