Si algo hemos aprendido en este país es que el cinismo siempre encuentra nuevas maneras de reinventarse. Ahí tenemos a las diputadas de MORENA, PRI y PT, tan empoderadas y solidarias, apapachando a Cuauhtémoc Blanco tras ser señalado de abuso sexual. Y claro, ¿quién no merece un espaldarazo después de una acusación de ese calibre?
Parece que el “llegamos todas” con el que Claudia Sheinbaum inauguró su mandato se ha convertido en un “no estás solo” cuando el acusado lleva la camiseta del equipo correcto. Porque, vamos, la sororidad es muy bonita siempre y cuando no afecte el capital político. La misma sororidad que desbordó simpatía cuando se trató de exigir justicia para las mujeres, hoy se disfraza de pragmatismo y oportunismo.
No se puede dejar de lado ver a diputadas, muchas de ellas defensoras autoproclamadas de los derechos de las mujeres, convirtiéndose en los pilares de Cuauhtémoc Blanco. Hacen fila para decirnos que el “Temo” es víctima de “una guerra sucia” y que, en realidad, todo es un complot orquestado para tumbarlo, porque resulta que la verdadera víctima aquí no es la mujer que alzó la voz, sino el exgobernador.
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Quizá estas diputadas creen que el respaldo a Blanco es una inversión a futuro, algo así como apostarle a un caballo que siempre cojea pero al menos llega a la meta. O tal vez simplemente les gusta el teatro, y ya que las curules son el mejor escenario para mostrar lealtades tan flexibles como sus principios, pues se lanzan con todo.
Lo preocupante, más allá de ver a las defensoras del “ni una menos” alinearse con un acusado de abuso, es el mensaje que se envía. Mientras las voces de mujeres víctimas de violencia luchan para ser escuchadas, la clase política prefiere afinar la coreografía del “no estás solo”, siempre y cuando el acusado esté bien conectado.
Haciendo zoom… Habrá que preguntarle a Claudia Sheinbaum si sigue creyendo en el “llegamos todas”, o si ya solo llegan las que saben cerrar filas, las que tienen el poder de mirar hacia otro lado mientras aplauden. Mientras tanto, nos queda claro que el “no estás solo” también es parte del discurso politico disfrazado de feminismo en el congreso, siempre y cuando haya algo más valioso que defender que la justicia misma.
ys