OPINIÓN

Gestación por sustitución ¿Significa pagar por un servicio?

Tinta y tinte de una mujer

Créditos: Valeria Aime Tannos Díaz
Escrito en VERACRUZ el

Recientemente vi en las redes sociales que la famosa actriz Lily Collins recibió fuertes críticas por dar a conocer que había sido madre. Dado que nadie la vio embarazada, se comenzó a intuir que había sido madre por medio de la “gestación por sustitución” o también llamada “maternidad subrogada”, pero antes de entrar de lleno al tema, me gustaría primero aclarar de qué se trata.

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La gestación por sustitución es un acuerdo en el que una mujer (la gestante) lleva a cabo un embarazo hasta que da a luz al bebé y se lo entrega inmediatamente a otra persona o pareja que serán los que van a criar y educar al bebé, básicamente serán sus padres, aunque ellos no lo hayan gestado. La gestante no tiene ninguna intención de criar al bebé.

Para llevar a cabo esta acción, se debe firmar un contrato en el que ambas partes están de acuerdo en cómo se llevará a cabo la
gestación y en el que a la persona gestante se le debe dar un pago justo y se deben cubrir todos los gastos que tenga durante el
embarazo. La persona gestante también promete que al dar a luz ella entregará al bebé sin objeción alguna.

Este tema ha sido uno de tantos temas que han generado grandes debates en las mesas feministas. Surgen muchos dilemas y tantas preguntas en cuanto a este tema respecta; el dilema se divide en dos puntos de vista (muy validos ambos) en los que por un lado las mujeres quieren prohibir esta práctica y por el otro lado, se discute la manera de regularlo y no caer en las graves consecuencias que conlleva este acto cuando no es bien intencionado.

Uno de los principales puntos acerca del tema es en cuanto a la explotación de las gestantes. Usualmente las personas que llevan a cabo la gestación suelen hacerlo en términos poco favorables para ellas y para su situación. Por eso, muchas mujeres alegan que se trata de comercializar el cuerpo de las mujeres, incluso en la maternidad y también que se trata de una “venta de bebés” como si se vendiera un producto.

Por otro lado, otras mujeres abogan que es una práctica que empatiza con la maternidad y con la oportunidad de ser madre o padre. Beneficia a las personas que por temas de salud o biológicos no pueden llevar a cabo un embarazo y deberían tener el derecho de poder ser padres, de la misma manera en la que una pareja homosexual pueda llevar a cabo la paternidad. Por esa misma razón su propuesta es regularla en lugar de abolirla.

Antes de tomar una postura en este debate, que parece interminable, es necesario conocer los datos y estadísticas de una práctica que va en aumento de una manera impresionante. En México, actualmente esta práctica se encuentra en una “laguna legal” esto sucede cuando algo no es legal, pero tampoco ilegal, se le conoce jurídicamente como alegal.

Sin embargo, en Tabasco y en Sinaloa sí se encuentra legislada, incluso existen empresas que son las intermediarias entre una
persona gestante y la o las personas que van a paternar al bebé. Es importante mencionar que México es el único país de Latinoamérica que tiene algún tipo de regulación, o donde no es del todo ilegal.

Esta “laguna legal” en México, hace que nos preguntemos si esta práctica es segura, o si acaso se trata de explotar a mujeres
racializadas para que lleven a cabo embarazos en los que no se les dará un trato justo, igualmente nos hace cuestionarnos si esto puede ser llevado a cabo para la trata de personas, o en este caso, la trata de bebés.

Existe un término llamado “turismo reproductivo” que aquí en México se lleva a cabo con mucha frecuencia. En 2024 salió una nota en medios de comunicación en la que entrevistaban a mujeres que llevaban la gesta por sustitución y exponían que mientras en Estados Unidos cobraban un aproximado de 145,000 y 200,000 dólares, en México únicamente pagaban de 180,000 a 200,000 pesos mexicanos.

Es una locura. Ya que en México los contratos que se firman para este acto son de un servicio, no se manejan cifras exactas de lo que debería “pagarse” o con lo que se debería apoyar a la gestante, pero en enero de 2024 la Gaceta de la UNAM redactó un artículo en el que menciona algunos parámetros de lo que se ha pagado; por una primera transferencia embrionaria el costo aproximado es de 15,000 pesos mexicanos; 25,000 por la confirmación del embarazo; 50,000 por un embarazo múltiple y un monto mensual de 10,000 durante todo el embarazo.

Aunque pueda parecer mucho dinero, no lo es cuando se trata de llevar a cabo un embarazo. Una de las consecuencias de eso es que muchos extranjeros vienen a México a buscar a mujeres de escasos recursos para aprovecharse de su necesidad y pagarles muy poco por una actividad tan riesgosa como lo es llevar a término un embarazo y, aunque no todas las personas lo hacen con mala intención, el acto en sí lo hace, en automático, ser algo de explotación.

Este tema da para mucha información y muchos datos, pero aquí traté únicamente de explicar un poco de lo bueno y lo malo de cada postura, es verdad que las personas tienen derecho a vivir una maternidad y una paternidad deseada, pero ¿será esa una solución viable? ¿será la manera correcta pagar por ese “servicio”? ¿tendrá consecuencias negativas en algún momento? Las preguntas son infinitas y las respuestas a veces no son del todo concretas.

Lo que sí sé es que antes de tomar esa decisión, de aconsejar o de siquiera estar o no de acuerdo en esto, debemos tener toda la
información completa y estar conscientes de lo que realmente es: una práctica en la cual hay dinero de por medio para que otra persona lleve a cabo un embarazo y después nos entregue al bebé que será nuestro hijo.

vtr