Estas últimas semanas ha habido polémicas, debates y puntos de vista que me llevaron a politizar en un breve artículo el tema que ha sido tendencia en redes sociales; me refiero a La Casa de los Famosos. Más allá de hablar del programa y de lo que trata, tocaré temas específicos con todo el contexto detrás de lo que vi en tendencias en las redes, pues miré videos de situaciones de violencia contra mujeres dentro de la casa.
Quiero dar contexto de quién es la persona, en este caso el agresor, que llegó a un límite inaceptable y que terminó por dejar muchas opiniones de todos nosotros. Adrián Marcelo es un creador de contenido de YouTube que se dedica a hacer videos con ese peculiar “humor negro” con el que intenta excusar sus actos.
Durante sus múltiples momentos violentos se excusaba alegando que su humor era así y que por eso debían entender, de fondo, todas sus agresiones. Yo no lo consumo, pero hoy me doy cuenta de toda la violencia que llevan sus videos y de toda la violencia que él llevó a un programa a nivel nacional con el mayor rating en la actualidad.
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Dentro de los primeros comentarios que escuché, con los cuales también lo excusaban otros hombres dentro y fuera del programa, era que realmente él no estaba ejerciendo violencia de género contra las mujeres dentro de la casa (específicamente con una) sino que era un ataque proveniente de un juego de estrategias y alianzas para poder llevarse un premio al final del “juego”.
Y quiero explicar, nuevamente, lo que es la violencia de género. La ONU define que “la violencia contra las mujeres es todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos. La coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública o en la privada.”
Dando esta pequeña definición voy a tocar los puntos por los que, indudablemente, Adrián Marcelo sí es un agresor. Se encargó de recalcar que una persona (refiriéndose a una mujer) con problemas de depresión y ansiedad no tendría que estar ahí por el simple hecho de estar diagnosticada, esto junto con miradas y comentarios lascivos a las demás mujeres que, de hecho, es acoso (como lo he explicado en otros artículos).
Otros de los graves ataques que hizo fueron esas amenazas en las cuales advertía que se pondría misógino y agresivo contra las compañeras que ya se empezaban a dar cuenta de cómo era él realmente. Además del ataque que hizo hacia las mujeres, también se le vio atacando a los hombres y amenazando incluso a personas que no pertenecían a ese show.
Una de las cosas que detonó todo lo que ya se iba desatando fue un comentario que, supongo, pensó que sería gracioso o que no traería consecuencias, ya que mencionó que al salir una mujer del programa tendría una mujer menos que maltratar, y yo no sé qué opines tú, lector, pero eso no es “humor negro” y no es para nada parte de ningún chiste ni de ninguna conversación.
Las consecuencias de ese tipo de comentarios las vemos todos los días en un país como el nuestro en el que cada día y cada año aumenta la violencia hacia las mujeres, ahora imagínate hacerlo en un programa con el mayor número de televidentes en la actualidad. Es inaceptable y sin lugar a duda es un acto de violencia tremendo, y no lo digo solamente yo, viene estipulado en el “violentómetro” que ya muchos conocen.
Lo que pasa con esos creadores de contenido, violentos y misóginos, es que no sabemos cuáles puedan ser sus alcances. Adrián Marcelo, como El Temach, Franco Escamilla, La Mole y muchos otros, hacen que las personas encuentren excusas para actos que no tienen justificación. Provocan que quieran desacreditar una lucha y un movimiento que tantas décadas ha costado levantar.
Independientemente de hablar del feminismo (lo cual también es una bandera que muchas personas quieren ponerse) se habla del ataque sistemático de un sector de la población tan grande y vulnerado como es la mujer. No se trata de una lucha contra el otro sector (hombres), se trata justamente de defendernos de ellos, y tampoco es únicamente para feministas, es para todas nosotras.
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Es para todas nosotras que diariamente estamos siendo atacadas y acosadas, menospreciadas y violentadas de cualquier manera y, por si fuera poco, cuando entramos a las redes sociales a disociarnos un poco tenemos que encontrarnos con esos hombres que llevan su intento de humor a una realidad muy alterada y que, además, quieren alterar a sus seguidores, incluso a los que no lo somos.
Es importante reconocer y no fomentar esas actitudes, tomar cartas en el asunto desde nuestra trinchera y no consumir la violencia que se disfraza de un humor que no lo es. Ningún comentario de violencia hacia ningún sector es humor. Plataformas como YouTube permiten muchas cosas para sus creadores de contenido, pero depende del consumidor (nosotros) no fomentarlo y no seguirlo.
Porque lo que vimos en el programa, que no llegó a más, no es lo que vemos todos los días en la calle. Para nuestra desgracia en nuestro día a día no sacan a los feminicidas, ni a los violentadores, ni a los acosadores de nuestras vidas o de nuestros caminos. Nuestra vida no es un programa y no es algo que desaparece quitándole luz al agresor.
mb