La jornada electoral se encuentra a tan solo unas semanas de darse en nuestro estado, razón por la cual el pasado fin de semana se realizaron los cierres de campaña de ambos, hasta ese momento, precandidatos a la gubernatura del estado de Veracruz, Rocío Nahle por Morena y aliados; y ¨Pepe” Yunes por el PRI y aliados.
Algo que pareciera más que obvio es que la candidatura de la oposición a cargo del priista José Yunes comenzó enterrada y así sigue, pues en su cierre de campaña realizado en uno de los dos bastiones panistas del estado, el Zócalo de Veracruz, se pudieron apreciar las prácticas de quien Samuel García bautizó como “la vieja política” ya que, la cantidad de personas asistentes comúnmente conocidos como “acarreados” llenaban el primer cuadro del municipio porteño. Camiones de pasajes abarrotados, algunos con el distintivo de “especial” y otros más sin ningún diferenciador, sumado a grupos de personas en diversos puntos del centro veracruzano que solo esperaban el horario del llamado para recatar el Zócalo porteño era la imagen del pasado viernes 9 de febrero. Un escenario al puro estilo del priismo de antaño.
Desde luego, todas las personalidades de la actual administración veracruzana a cargo de la panista Patricia Lobeira acompañaban al precandidato que si el día de hoy fueran las elecciones, perdería por una diferencia de 20%, según encuestas como Rubrum y Massive Caller marcan una intención del voto de 50.8% para Nahle y 30% para Yunes; 45.5% para Roció y 30.2% para “Pepe”, respectivamente
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Esta candidatura de la oposición en el estado veracruzano demuestra perfectamente lo que NO se debe hacer. Estaba claro que la ventaja de la ex secretaria de Energia no va de la mano de la aprobación que tiene el actual gobernador del estado, su simpatía con el pueblo veracruzano depende de la cercanía que tiene con AMLO, porque de algo no hay dudas, la zacatecana no podía colgarse de una administración como la del Ingeniero Cuitláhuac García ya que no existe nada de qué hablar, mientras que seguir el discurso presidencial sería un cobijo para su candidatura, cosa que la ex secretaria de energía entendió desde el inicio.
Por otro lado, tenemos a quienes no entendieron el papel que jugaban. El discurso de la oposición es “Nahle no es veracruzana” y lo han explotado en todos los canales de comunicación, pero irónicamente comenzaron con un posicionamiento mediocre, pues llamaron a su coalición “Frente y Corazón por Veracruz”, un nombre que no tiene ningún mensaje referente a todo su discurso, perdiendo oportunidades como “Veracruzanos de verdad” o algún nombre que mantuviera ese discurso que dio vida a la coalición.
Si nos vamos a los datos de las elecciones del 2018 donde Morena consiguió la gubernatura de Veracruz, podemos apreciar que García Jiménez ganó con un 44.02% frente a un 38.39% del PAN y un representativo 13.96% del PRI, obtenido por el mismo “Pepe” Yunes. La diferencia entre el PAN y Morena fue mínima, si le sumamos lo obtenido por el PRI, para el 2024 podría representar una victoria para la oposición en el estado, pero no es ni será así y la culpa es del propio PAN y PRI, ellos decidieron optar por un candidato ya conocido en el estado y no por opciones frescas, todo esto por mantener el poderío en unos personajes de la escena política del estado.
Haciendo zoom… Como lo mencioné al inicio, la candidatura de José Yunes Zorrilla comenzó enterrada y seguirá así, no existe un contrapeso a todo lo que está realizando Nahle de la mano de AMLO. El PRI sigue con sus viejas técnicas ya casi obsoletas para intentar ganar, además, pareciera que la coalición ni está realizando un esfuerzo para lograr ese posicionamiento en su candidato, se asemeja más a que tuvieron que poner a alguien para hacer el teatro de tener candidato, lo que nos puede poner a pensar que, la elección en el estado, ¿A qué intereses responde? ¿A gobernar o a controlar ciertos puntos y no perder los bastiones que se tienen por medio de acuerdos? Lo que si podemos tener presente gracias a las encuestas es que los ciudadanos no quieren al PRI; y al PAN ni en café.
vtr