OPINIÓN LSR

¿A quién le importa lo que le pasa a los periodistas?

Zoomlítica: haciendo zoom a la política

Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

El pasado jueves 14 de noviembre, tuve el honor de presentar el libro de la Dra. Celia del Palacio Montiel, titulado “Periodismo de Frontera: Violencias y Desigualdades Múltiples”, junto al reciente premio Pulitzer, Félix Márquez y la Dra. Guadalupe H. Mar. 

Este libro, junto con otras entregas de la Dra. Del Palacio como "Callar o morir en Veracruz: violencia y medios de comunicación en el sexenio de Javier Duarte" o  "Testigo de la Violencia: Memoria gráfica del Veracruz contemporáneo", retratan el triste escenario que viven constantemente las y los que se dedican a ejercer la profesión del periodismo en Latinoamérica. Tristemente, Veracruz sale a relucir como la ciudad más violentada contra este gremio, pues de los 168 casos de asesinatos a periodistas registrados entre el 2000 y el 2024, 31 corresponden al estado de Veracruz, representando casi el 20% de los casos a nivel nacional.

Del Palacio, en su libro, hace mención de lo difícil que es ejercer esta profesión en nuestro país a través de entrevistas realizadas a periodistas, pues luego de un gobierno tan hostil como el del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, podríamos decir que se normalizó el ataque al gremio. Así mismo, me resulta de suma relevancia el concepto que presenta la autora: “Desigualdad y reparto inequitativo del riesgo”, con esto la doctora busca hacer mención de como no es lo mismo un periodista que cumple su labor en una comunidad de menos de 50 mil habitantes que un periodista que se desempeña en grandes ciudades o capitales, esto puede ejemplificarse muy crudamente con una pregunta ¿Qué hubiera sido si el periodista contra el que atentaron la noche del 15 de diciembre no hubiera sido Ciro Gómez Leyva? La respuesta todos la sabemos, ese periodista ya sería un registro más dentro de los asesinados.

Aunado a esto, las y los periodistas se encuentran inmersos en una “zona de silencio” (así lo nombra la autora), que se entiende como una autocensura por parte de los comunicadores, optando por no tocar temas criminales o políticos porque podría traducirse como un posible atentado contra ellos. Esto es sumamente triste, pues los gobernantes juran y perjuran que por parte de ellos no existe una censura hacia la prensa, que ellos no dicen que si y que no publicar, pero en el medio se sabe que si de dicen ciertas cosas, el gobierno, los grupos criminales o empresarios, actuarán para no permitir que “se dañe su imagen”.

Tristemente, el periodismo no solo es un trabajo que ha sido recurrentemente demeritado por personas en el poder como las mencionadas anteriormente, incluso en la sociedad en general, las y los profesionales del periodismo son en algunas ocasiones percibidos como personas mentirosas o que cumplen solo con intereses de ciertas personas; desde ahí encontramos un enorme problema. El periodismo no debe ser visto como un espacio de publicidad o propaganda para actores políticos, el periodismo es un contrapeso sumamente relevante en cualquier democracia, la prensa crítica es la que da a conocer que se está haciendo en nuestro país, nuestro estado, nuestra comunidad.

Haciendo zoom… El periodista, tal y como lo comenta Del Palacio en su libro, es un profesional que sufre mucha violencia y precariedad laboral, pero lastimosamente no siempre es de factores externos a el, los propios dueños de los medios de comunicación violentan a sus empleados haciéndolos pasar por jornadas excesivas, sueldos sumamente bajos además de no ofrecerles prestaciones. Un caso muy reciente fue el de la periodista Myriam Serrano, reportera del periódico Imagen y Órale Jarocho, que falleció a finales de febrero luego de ser atropellada por un autobús de pasajeros. Los medios locales dedicaron la portada en un tamaño considerable a pedir justicia por Myriam, mientras que los medios a los que ella pertenecía, optaron por poner en portada una imagen de Claudia Sheinbaum, pues eran tiempos electorales. Si los propios medios no valoran a sus empleados ni les dan el reconocimiento que merecen, ¿Qué podemos esperar de la sociedad, de los gobernantes, grupos criminales y empresarios? La respuesta está en los casi 170 periodistas asesinados.

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