Hace justamente 100 años, en datos del Gobierno de México, se tiene el primer antecedente del reconocimiento a las mujeres para participar en las elecciones municipales y estatales, pues en 1924, el entonces gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, permitía a todas las mujeres ser parte de los procesos electorales. Pero no fue hasta 1946 que la Cámara de Diputados, luego de la iniciativa enviada por el expresidente Miguel Alemán para reformar el artículo 115 constitucional, que las mujeres lograron conseguir el derecho a ser reconocidas como ciudadanas. Hasta febrero del año siguiente, se publicaría en el Diario Oficial de la Federación la adición al artículo antes mencionado donde se permitía la participación de las mujeres como votantes y ser votadas a nivel municipal. Posteriormente, en 1953, bajo el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, se permitiría que las mujeres también sean votadas y votar en las elecciones a nivel federal.
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Como es bien sabido y queda demostrado con hechos históricos, la lucha de las mujeres por obtener espacios dentro de la política no ha sido de un día para otro, la historia nos remonta a luchas de más de un siglo, es por ello que el pasado 1 de octubre quedará marcado como ese hito histórico en la política mexicana, la llegada de la primera presidenta de México. Además de eso, Claudia Sheinbau no es la única que llegará a marcar un antes y un después, pues junto con ella llegan 7 mujeres que son gobernadoras por primera vez en la historia en los estados de Aguascalientes, Baja California, Estado de México, Campeche, Chihuahua, Guerrero, Quintana Roo y Veracruz. Esto sin contar que en todos los congresos, tanto estatales como el federal, cuentan con al menos la mitad los curules ocupados por mujeres.
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Por ello, el discurso tan emotivo presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su toma de protesta como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, toma tanto sentido. Este discurso que duró cerca de 45 minutos, hizo mención a todas las luchadoras que han marcado historia en México, agregando lo que a mi parecer, fue la mejor frase de toda su presentación: “No llego sola, conmigo ¡llegan todas!”.
Esta frase demuestra sororidad y empatía con todas aquellas mujeres históricas que lucharon para lograr alcanzar, a mediados del siglo pasado, el reconocimiento como ciudadanas y con ello, poder incursionar a la vida política de nuestro país. Pero no solo se busca referir a esas mujeres, también busca reconocer a todas aquellas que, por las ideas del pasado, eran sometidas y no podían ejercer ningún tipo de actividad.
Otra frase muy relevante de este discurso fue: “Soy mujer, soy madre, soy esposa, soy abuela, soy científica, mujer de fe, y a partir de ahora y por voluntad del pueblo, presidenta de México.” Este fragmento reconoce todo lo que una mujer puede ser, incluso hasta más. Con la llegada de Sheinbaum Pardo a la silla presidencial, se abre una inmensa oportunidad para que en futuros procesos electorales, las mujeres sigan ocupando esas oportunidades que siglos atrás se les venia negando por motivo de ser mujer.
Haciendo zoom… Sin duda, Claudia Sheinbaum marcará un precedente en la historia de la vida pública de nuestro país. Su discurso emotivo y feminista encarna lo que fueron sus promesas de campaña. Llega con el apoyo de simpatizantes y detractores, así como el reconocimiento de los mismos pero, al mismo tiempo, llega a un México violentado y feminicida, que día tras día suma mujeres que sufren acoso, que son asesinadas y a las que no se les ofrecen las mismas oportunidades solo por eso, por ser mujeres. Ante esto, ¿Qué hará por todas esas mujeres que dice representar? Claudia tiene todo su sexenio para demostrar que ese discurso no solo fue eso, sino que fue su forma de gobierno.
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