Después de multitud de años he visto un árbol de Pirul. Fue junto a las vías del tren entre Texcoco y Tulancingo. Pasamos Tenochtitlán y las nopaleras y una cantidad ingente de pájaros que pensé que ya se habían extinguido.
El camino que me trajo aquí está lleno de descubrimientos y reflexiones. Hace unas horas hablando de mi teoría de últimos 20 años relativa a la imposición cultural de nuestra población, que se acentuó después de la "independencia" y el siguiente ataque fue una confabulación de poderes interesados en la dominación única del castellano y la cultura judeocristiana en América Latina.
Nuestros rituales se volvieron "realidad mágica". El gerundio fue eliminado para hacernos vivir en participio. Los responsables tienen nombre y apellido. Tuvieron enemigos como Nicanor Parra, quien a su manera nos dejó botellas al mar, que ahora, yo comorendi.
Fueron años de estudiar y aprender y leer y comparar y descubrir este camino que tomaron quienes saben que no es igual que el antipoeta se ponga a escenificar Los Cacos, a qué lo hicieran Chespirito y el Señor Botija. Que no es lo mismo el teratrino público del vate más longevo de Chile, que la señal masiva en televisión. Que la mala cultura fue negocio a partir de la cultura identitaria y su destrucción.
Sin embargo, últimamente todos estamos tomando decisiones y haciendo elecciones de forma de vida creencias cultura y hasta identificación. Hay quienes volverán a los antiguos o van a evolucionar y lo que ya pasó quedará atrás.
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