"No tengo nada más que ofrecer que sangre, sudor y lágrimas." Winston Churchill.13 de mayo de 1940.
En un comunicado de prensa, los diputados de Morena, con fecha 13 de mayo de 2023, informan que van por justicia fiscal en materia de impuestos: que pague más, quien más gana, afirman.
“Lo que se busca es incorporar el concepto de progresividad a fin de que haya un reparto equitativo de las cargas tributarias, adelantaron.
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“Consideramos que los impuestos a las grandes riquezas pueden fortalecer al erario a través de nuevos ingresos, sin afectar a la inmensa mayoría de la población”, aseveraron.
En el comunicado se establece que “los legisladores Manuel Vázquez Arellano y la vicecoordinadora, Aleida Alavez Ruiz, suscribieron la propuesta donde se agrega el concepto de progresividad tributaria a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 31, referente a las obligaciones de los mexicanos."
En el texto del proyecto se señala: “Un reparto equitativo de las cargas tributarias, en el que se responsabiliza a los grandes contribuyentes a pagar conforme a sus altísimos niveles de renta, lo que explicaron los legisladores, “refiere a que las personas o empresas que tengan una mayor capacidad económica o de pago, deberían pagar un porcentaje mayor de impuestos”.
El domingo 14 de mayo el periódico Excélsior retoma el comunicado destacando entre otras cosas que “En México, 10% más rico de la población se concentra cerca de 63% de los ingresos del país, mientras que sólo 1% más rico se queda con 39% del total de dichos ingresos.”
El comunicado de apenas 439 palabras concluye así: “Finalmente, los parlamentarios señalaron que el sistema fiscal debe ser funcional y con perspectiva social, la cual debe cumplir con dos funciones principales: recaudar ingresos para sostener el gasto público, y tener un efecto redistributivo, es decir, debe ser capaz de cerrar las brechas de desigualdad económica que prevalecen entre la población”.
El proyecto en comento fue turnado directamente a la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados para su dictaminación.”
Como lo he comentado en anteriores artículos, nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo que en este país se requiere de una mejor distribución del ingreso y de la riqueza. Es un avance que se empiece a hablar del impuesto a las grandes riquezas y de posibles cambios constitucionales para lograr tal propósito.
Un gobierno de izquierda moderada, esta iniciativa debería haber marcado el inicio de la administración no 5 años después. El problema ahora no es la recaudación de recursos, sino la forma en que se han dilapidado con clientelismo político en politiquerías y ocurrencias, para decirlo por su nombre.
Bienvenida una reforma fiscal para grabar el ingreso de manera progresiva y la riqueza, sobre todo la mal habida, que normalmente se suscita en la clase política, sobran ejemplos en el gobierno de la supuesta 4T; pero no es el momento.
El 9 de mayo, en su conferencia matutina, el Presidente abrió la posibilidad de cambios al afirmar que, incluso, si quien le suceda llegara a optar por correrse hacia el centro del espectro político, su proyecto seguiría vigente. La interpretación que doy a esta posible apertura de AMLO, es que los tambores de guerra, entre sus corcholatas, como despectivamente les llama, resuenan cada vez de manera más notorios.
Después del despilfarro de recursos que las ocurrencias del Presidente han ocasionado, llevando al país a bajos niveles de inversión pública y privada no conocidos en la historia reciente del país, niveles educativos muy bajos, corrupción no imaginada y una inseguridad sin precedente, sumado a la destrucción de instituciones, quien sustituya a AMLO en la presidencia de la república en 2024, independientemente del grupo al que pertenezca, lo único que podrá ofrecer es: sangre, sudor y lágrimas como reza el epígrafe.
Créame, estimado lector, no estoy exagerando el contexto histórico en que se dijo la frase.