XALAPA, VER.- La arqueología forense tiene ya demanda global, en donde profesionales de la disciplina participan en el contexto judicial, médico-legal y la investigación criminal, así como en la búsqueda, localización y excavación de enterramientos clandestinos.
Nicholas Marquez-Grant, experto del Instituto Cranfield, de Inglaterra, dio a conocer lo anterior durante la conferencia “La práctica de la arqueología forense”, que ofreció en modalidad virtual a invitación de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), como parte del Programa Universitario para la Atención de Problemáticas de Desaparición de Personas e Identificación Humana, que cuenta con cinco especializaciones.
En su charla mostró el perfil del arqueólogo forense, y cómo este tiene una serie de habilidades que le son propias a su experiencia y profesión; expuso también las distintas situaciones en las que se recomienda la intervención del arqueólogo para optimizar la recuperación de pruebas, particularmente en lugares donde suele enterrarse un cadáver que puede ser víctima de homicidio.
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Márquez-Grant, especialista en restos óseos humanos desde la prehistoria hasta la actualidad, dijo que el arqueólogo forense tiene un papel trascendental como integrante de un equipo judicial que investigue algún caso; debe trabajar en el marco médico-legal y contar con experiencia en la excavación de una variedad de contextos, estructuras y épocas.
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Debe tener también cualidades para conocer otras pruebas forenses, protocolos a seguir en el lugar de los hechos, capacidad de comunicar resultados a un público no especialista y estar preparado psicológicamente para la excavación de fosas con restos de cadáveres recientes.
Dijo que en el Reino Unido asesora a fuerzas especiales con ciencia forense y alrededor del 9% de los homicidios tienen como resultado un enterramiento clandestino.
Reconoció que, como disciplina independiente, en las últimas décadas la arqueología forense ha crecido en importancia en Estados Unidos, Reino Unido y otros países europeos; sin embargo, hay algunos otros en donde especialistas como antropólogos, médicos forenses y policía científica son quienes aplican las técnicas arqueológicas para la recuperación de un cadáver enterrado.
La probable ausencia de arqueólogos forenses la atribuyó a una posible variedad de factores como: un sistema educativo distinto de formación en arqueología y antropología; al tipo de sistema judicial; escasez de fondos para cubrir costes de un profesional de la disciplina, o a una baja tasa de criminalidad o comportamiento criminal.
El Doctor en Antropología Biológica por la Universidad de Oxford, destacó que actualmente trabajan con inteligencia de fuente abierta, especialmente en casos donde hay conflictos, abierto fosas clandestinas o alterado el terreno; “tenemos mucha demanda”, dijo.
Reiteró que la arqueología forense está siendo utilizada a nivel global, y se está incrementando su uso para la búsqueda, localización y recuperación de personas desaparecidas.
De igual manera, para la excavación y exhumación de individuos para su identificación a través de ADN, y otros métodos como la atracción o intervalos post mortem, evidencias medioambientales, crecimiento de una planta u objetos por encima o debajo de un cadáver.
A través de la virtualidad, atentos a la conferencia estuvieron María Antonia Aguilar Pérez, directora de la Facultad de Antropología; Violeta Vázquez Campa, coordinadora de la Especialización en Arqueología Forense, así como docentes y estudiantes de la licenciatura y de los cinco posgrados enmarcados en el Programa Universitario para la Atención de Problemáticas de Desaparición de Personas e Identificación Humana.