VERACRUZ, VER. - La mirada de los niños que pasean de la mano de sus padres por la avenida Independencia en el puerto de Veracruz, se desvía a un pequeño títere que Francisco Escobar mueve a través de unas cuerdas como si tuviera vida propia.
A sus 63 años de edad, Franciso afirma haber encontrado su vocación a través de las marionetas. Todos los fines de semana se pone en la avenida Independencia para realizar su show acompañado de “El Michi”, un títere hecho de fibra de vidrio que porta una guitarra y que atrae la mirada de adultos y niños cuando comienza su espectáculo.
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“Todo comenzó como un juego. Ya me apasionaba todo esto de los títeres. Empecé a hacerlos, pero nada más los vendía, ya ahorita en la pandemia me puse a trabajar de esto, de dar show. Ya tiene 3 años que estoy aquí”, cuenta.
Fue a la edad de 20 años que comenzó a realizar los títeres de forma empírica, esto como un pasatiempo porque le gustaba hacerlos. A la par combinaba su hobby con su trabajo como técnico en computación, ya que creía que el arte no le alcanzaría para mantener a su familia, hasta hace tres años que cambió de opinión.
“Algunos artistas frustrados decimos que del arte no se vive y yo era uno de ellos que decía que del arte no iba a vivir”, dice.
Francisco perdió su trabajo cuando tenía 38 años, durante varios meses buscó en otras empresas donde fue rechazado por su edad, ya que no contrataban a mayores de 35, por lo que conforme pasó el tiempo se le hizo más difícil encontrar un empleo formal de su profesión. En México, 70 por ciento de las personas adultas mayores ocupadas trabaja de manera informal, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En todo el tiempo que estuvo desempleado realizó trabajos esporádicos de computación, pero también hacer títeres y venderlos a artistas jarochos lo ayudó para solventar algunos gastos. Hasta que en la pandemia de la covid-19 decidió salir a dar su espectáculo en las calles, como artista urbano.
“Me siento realizado. No fue en vano continuar, aunque en algún momento fue por necesidad hoy puedo decir que es por mero gusto. Siento que en esto me muero y feliz. Estoy muy feliz, aparte de lo que las personas me quieran cooperar y me gratifica más verlos felices a ellos que se complacen un momento”, agrega.
Actualmente su hijo heredó el gusto por los títeres y las artes plásticas, al igual que sus nietas a quienes entretiene con su show y también lo retroalimentan en cada espectáculo. Francisco asegura que seguirá dando su espectáculo hasta que su salud y cuerpo lo dejen.
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