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La Pulguita: el arte de las piñatas navideñas en el puerto de Veracruz

La producción de piñatas aumenta al doble en “La Pulguita” a partir de noviembre; este año no fue la excepción a pesar de la pandemia en Veracruz

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Escrito en VERACRUZ el

Las piñatas de estrella o de siete picos, vistas sobre todo en vísperas de Nochebuena, son una tradición que se conserva cada diciembre en “La Pulguita”, propiedad de Mariana Méndez Rivera, en el puerto de Veracruz.

Cuando elabora las estrellas de picos en su local, en la calle España 344 del fraccionamiento Reforma, la nostalgia remonta a Mariana a las reuniones familiares en Navidad en la Ciudad de México, de donde es originaria.

La elaboración de las estrellas de siete picos, herramienta de evangelización de los españoles durante la época de “La Conquista” en México, hace de diciembre una fecha especial para Mariana desde hace 12 años, cuando abrió su negocio en el puerto de Veracruz.

“Me encanta hacer piñatas, nos encantan las estrellas, me encanta hacer estrellas grandototas, porque es como terapéutico; no solo lo digo yo, sino también las personas que colaboran conmigo”, dijo.

Las hay de todos los colores: rojo, dorado, verde, naranja, violeta, azul, rosados. De distintos acabados: con el papel china picado, cortado en picos o en trozos que aparentan ser chinos. Pero todas de siete picos, cada uno un pecado capital: pereza, envidia, gula, ira, lujuria, avaricia y soberbia.

De acuerdo con Mariana, para su elaboración se parte de una estructura circular hecha de un globo que se cubre con papel periódico y engrudo, como casi con todas las piñatas, y después se cortan conos proporcionales con un diámetro aproximado de 15 a 20 centímetros.

“Las estrellas nos tardamos unos tres días, aproximadamente cuatro en hacerlas”, comentó.

 

El tiempo en el que Mariana y sus colaboradores se tardan en realizar una piñata de estrella se debe a que el globo demora tiempo en secarse y muchas veces dependen del clima que haya en el puerto de Veracruz para tener una buena producción.

“No tenemos horno y aparte, como la base es un globo, si tú lo pones al calor o al horno, se te revienta el globo y dependemos del sol, del buen clima”, expresó.

Además de elaborarlas, a Mariana también le gusta romper las piñatas de siete picos durante las posadas, que se celebran del 16 al 24 de diciembre, como la marca la tradición católica. 

No importa si se rompen en las posadas, en Nochebuena o en vísperas de Año Nuevo – en tiempos de unión, amor, paz y felicidad – en las piñatas no hay amigos ni familia, todos te pueden desconocer por un dulce, soltó con una sonrisa.  

Venta de piñatas, en aumento por temporada navideña

Con la cercanía de las festividades decembrinas, la producción de piñatas aumenta al doble en “La Pulguita” a partir de noviembre, afirmó Mariana Méndez; este año no fue la excepción a pesar de la pandemia de la covid-19.

“Nosotros esperábamos que no repuntaran tanto las ventas por el tema de covid, pero sí aumentó en comparación con todo el año y, en comparación del año pasado, también”, aseguró.

A diferencias del resto de los meses del año, en diciembre, el negocio de Mariana elabora aproximadamente 300 piñatas navideñas, entre estrellas, botellas de alcohol, arbolitos de navidad, Santa Claus, trineos, botas y esferas.

“Nos piden estrellas para decorar los árboles, para ponerlas así como esferitas; nos piden las piñatitas chiquitas para colocarlas en el arbolito”, externó.

A pesar de que, durante la temporada decembrina, los vendedores de piñatas abarrotan las calles del puerto de Veracruz para vender sus creaciones, Mariana asegura que “el sol sale para todos” y que la competencia es sana.

 “Yo creo que nos distingue mucho la calidad y el servicio que ofrecemos, porque desde que inicié esto hace 12 años mis clientes me siguen buscando año con año”, señaló.

Pandemia, un reto que “La Pulguita” superó”

Para Mariana, quien es ingeniera química egresada de la Universidad Veracruzana (UV), la pandemia de la covid-19 fue el mayor reto de “La Pulguita” desde que la fundó cuando llegó al puerto de Veracruz procedente de la Ciudad de México.

“Nosotros cerramos el local aquí en España y estuvimos trabajando desde casa, pero gracias a Dios nuestro personal lo pudimos seguir manteniendo, porque las personas empezaron a hacer fiestas, pero en casa, con muy pocas personas”, declaró.

Según la emprendedora, de 32 años, su negocio se mantuvo en los últimos dos años a pesar de la pandemia gracias a todos los clientes que continuaron haciendo fiestas en sus casas, con todas las medidas de seguridad contra la covid-19.

Mariana relató que cuando la pandemia inició, muchas personas sustituyeron las fiestas por las caravanas, en las que la gente pasaba a dejarle regarlos a cumpleañeros o graduados a bordo de sus automóviles. 

“Nos mandaban a hacer piñatitas chiquitas, como dulceros, para darlas de recuerdo”, explicó.

Sin embargo, la emprendedora afirmó que indiscutiblemente hubo un bajó de ventas durante la pandemia, por lo que tuvo que prescindir del servicio de varios de sus colaboradores, sobre todo del área de atención a clientes.

Tras meses críticas de la pandemia y un diciembre con un repunte de ventas, Mariana se ve en el futuro con muchas “Pulguitas”, pues le gustaría expandir su negocio en varias ciudades de Veracruz.