"¡Jefa, ayúdame! ¡Jefa!" Los gritos de auxilio de Yonathan perforaban la puerta de su casa, mientras era azotado con macanas frente a su esposa y su hija. Afuera, un policía empuñaba un arma a su madre evitando que entrara a ayudarlo.
“¡Yonathan! ¡Yonathan!”, fue lo último que alcanzó a decir Angélica, antes de que un convoy de hombres armados y cubiertos del rostro se lo llevaran de la colonia Formando Hogar, en el puerto de Veracruz.
Angélica María Berrospe Medina fue la única testigo de la desaparición de su hijo y de otros jóvenes el 11 de diciembre de 2013. Pero ese no fue el único caso. Al menos ocho jóvenes desaparecieron en cinco días en manos de policías del estado y de la Secretaría de Marina Armada.
A Yonathan Isaac Mendoza Berrospe, de 17 años de edad, lo sacaron de su casa hombres encapuchados que lo esposaron obligándolo a caminar con la cara en alto le oprimían el cuello. “¡Vámonos!”, gritó uno de los encapuchados mientras lo subían a una camioneta Suburban negra.
“Hijo, a donde te lleven yo te voy a encontrar”, le prometió su madre a través del cristal de la Suburban. La camioneta y el resto de las unidades arrancaron a toda velocidad y Angélica los perdió de vista.
Quienes se llevaron a Yonathan ese 11 de diciembre de 2013 eran policías de la Agencia Veracruzana de Investigación (AVI), ahora policía ministerial, de la Secretaría de Marina y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), según investigaciones judiciales aportadas al caso denominado Formando Hogar.
Las desapariciones de Yonathan Isaac y al menos otros siete comenzaron días después de un anuncio difundido por el gobierno de Javier Duarte: se trataba de un operativo que prometía acabar con robos en el municipio de Boca del Río, pues ubicaron a una banda denominada “Los Icazo”, que se ocultaba en la colonia Formando Hogar.
Operativo barredora iba por banda de Los Icazo
De acuerdo con Perla Damián, madre de Víctor Álvarez Damián, uno de los ocho jóvenes desaparecidos, ese operativo policial fue ordenado por el exgobernador Javier Duarte de Ochoa y el exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
Las madres de los jóvenes desaparecidos aseguran que los presuntos policías, que por días acecharon la colonia Formando Hogar a bordo de camionetas muy parecidas a las de la AVI y patrullas de la Policía Estatal, tenían una sola orden: “limpiar” la zona.
Durante el segundo semestre de 2013, los ciudadanos del puerto de Veracruz fueron víctimas de múltiples delitos, sobre todo asaltos, que se concentraron mayormente en la zona del Campus Mocambo de la Universidad Veracruzana, en Boca del Río.
Cansados de los asaltos en la zona universitaria, los alumnos de la Facultad de Ingeniería dieron con el paradero de los presuntos delincuentes gracias al GPS de celulares robados y a fotografías que encontraron en redes sociales.
Todo apuntaba hacia la colonia Formando Hogar, en donde los universitarios identificaron a un grupo que en Facebook se hacía llamar la “Banda de Icazo”; en fotos aparecían jóvenes de 15 a 20 años, vestidos con ropa deportiva, principalmente con distintivos de la marca Nike.
“Su error fue que todos decían que eran de la banda de Icazo”, dice Perla Damián.
En la Formando Hogar todos los chamacos se conocían; empezaron a decir que eran de la “Banda de Icazo” para evitar que, quienes sí formaban parte de ella, los asaltaran, según le relató Víctor Álvarez Damián a su madre.
Las madres de la colonia, a quienes desde hace ocho años las une la lucha por encontrar a sus hijos, víctimas de desaparición forzada, afirman que los policías iban por los integrantes de la banda, pero agarraron parejo.
En el barrio corre una segunda versión sobre los motivos que habrían ocasionado que Javier Duarte y Arturo Bermúdez Zurita ordenaran a los elementos ministeriales y de Seguridad Pública que “limpiaran” la Formando Hogar y otras colonias del puerto.
Dicen quienes recuerdan el mes de diciembre de 2013, que el presunto líder de la Banda de Icazo, “El Chino”, le robó una cadena a un familiar de Javier Duarte, por lo que el exgobernador, habría ordenado a los policías que se llevaran a todo aquel “que anduviera de malandro”.
“(El Chino) era el que mandaba, era el que decía ‘a tal escuela váyanse y váyanse a robar… tenía un taxi que se prestaba para andar jalando a varios muchachos para irse a robar”, recuerda Angélica Barrospe.
Las últimas horas de Yonathan en casa
“Mira la zona donde estamos viviendo, ten cuidado hijo”, Angélica ya había advertido a Yonathan sobre las desapariciones de los primeros jóvenes en la colonia Formando Hogar. Eran rumores, un secreto a voces, pero las patrullas de policías estatales y marinos continuaban rondando la zona.
Una semana antes del 11 de diciembre, el día en que desapareció, Yonathan comenzó a trabajar con su padre como pintor; aquella mañana, , faltó a trabajar para ir al centro de Veracruz a comprarle un traje de indita a su hija, para celebrar a la Virgen de Guadalupe.
Angélica salió de su casa en la avenida Icazo para llevar a su hija a la escuela y a su regreso observó un convoy de camionetas y patrullas de la Marina: “ya se oía que andaban levándose a los muchachos, pero nunca pensé que fueran a mi casa a llevarse a mi hijo”.
El convoy – conformado por cerca de ocho patrullas de la Policía Estatal y al menos cuatro vehículos particulares que aparentemente pertenecían a la AVI, recuerda Angélica – rodeó su domicilio, mientras hombres encapuchados ingresaron a la casa por Yonathan.
“¿Dónde está el cabrón?”, preguntaron los encapuchados mientras mostraban una fotografía a otras personas que se encontraban en la vivienda, a la que entraron por la fuerza.
Foto ilustrativa
Cuando el joven escuchó los gritos de los hombres que lo buscaban escondió a su esposa e hija dentro de un clóset y él se escondió debajo de la cama, estaba sin playera, únicamente con un short muy corto, narra su madre.
“Sal, hijo de la chingada”, gritaban los presuntos policías mientras aventaban todo lo que encontraron a su paso. Lo encontraron en su recámara.
De acuerdo con la tía de Yonathan, los hombres encapuchados lo sacaron a la sala de la casa, adentro lo golpearon con macanas. Luego lo sacaron frente a su madre, quien entonces lo vio por última vez. Ni en la agencia del ministerio público que se encontraban en la avenida Allende, ni en el Penalito de Playa Linda le dieron informes sobre su hijo.
¡Se llevaron al hijo de la volovanera!
“Ahorita vengo, voy al Oxxo”, le dijo Pablo Darío a su madre Amelia Hernández Namorado la noche del 6 de diciembre de 2013, cuando se registraron las primeras desapariciones forzadas en la colonia Formando Hogar.
Amelia estaba algo molesta con Pablo porque tomaba mucho y llegaba tarde a la casa, ya de madrugada, casi siempre borracho; a veces tenía que ir a buscarlo a las canchas de futbol o bares del barrio donde se tomaba sus “kiwas” o caguamas con sus amigos.
“Si era viernes para sábado se enviciaba y ya el sábado no iba a trabajar, yo no dormía, a las cuatro de la mañana yo lo venía a buscar”, relata Amelia.
En 2013 el puerto de Veracruz era una zona “caliente”, epicentro de la violencia en el duartismo, y Amelia vivía con el temor que a su hijo le pasara algo cuando se iba por ahí a tomar con sus amigos: “yo tenía miedo, me peleaba con él”.
Cuando Pablo salió de su casa por última vez su madre salió a verlo, en ese momento pasaban camionetas que aparentemente pertenecían a la AVI, llevaban hombres armados en las bateas. “Señora, métase, que hay operativos”, le dijo alguien.
Pablo Darío Miguel Hernández no llegó al Oxxo, antes se metió al bar “El Partido”, que en aquel tiempo se ubicaba en la esquina de las calles Revillagigedo y Arizmendi, donde se reunió con José Ignacio Cruz González y José Armando Arrioja Cortés.
Cuentan en la colonia que a las nueve y media de la noche unos hombres con pasamontañas los sacaron del bar tapándoles las caras con sus propias camisas y los subieron a una camioneta. Amelia, preocupada, se quedó en su casa esperando a Pablo.
“Dice la gente que mi hijo se dejó querer, pero uno de ellos que ya estaba muy tomado sí se puso muy agresivo, lo golpearon. Se llevaron al hijo de la volovanera”, recuerda Amelia.
La mujer, quien se dedica a vender pan y volovanes, fue hacia el bar a buscar a su hijo, pero lo encontró cerrado; por más que lo buscó en la Procuraduría de Justicia de la avenida Allende, en el Penalito de Playa Linda ya no lo encontró. Su temor, finalmente, se cumplió.
Entre quienes viven en la colonia Formando Hogar, se dice que “Paquito”, el dueño del bar “El Partido”, fue quien esa noche le dio el “pitazo” a los presuntos agentes de la AVI para que se llevaran a Pablo Darío, José Ignacio y José Armando, los primeros en desaparecer.
Ocho años después del caso Formando Hogar, el local donde se ubicaba el bar “El Partido”, donde todo comenzó, es ahora una tienda de carnitas; a su dueño, “Paquito”, también lo desaparecieron tiempo después de aquel diciembre, asegura Perla Damián.
De saber que Víctor no regresaría, no lo dejo salir
Tras la detención por la fuerza de Pablo Darío, José Ignacio y José Armando, Víctor fue el siguiente en ser llevado por el convoy que desoló a ocho familias de la Formando Hogar.
“De haber sabido que mi hijo no tenía regreso, creo que ese día no lo hubiera dejado que se fuera”, se lamenta Perla Damián Marcial, madre de Víctor. La madre del joven, quien en ese entonces tenía 17 años, recuerda claramente el último momento que lo vio.
“Lo vi ese día antes de las siete de la mañana porque él salía para su trabajo y yo iba a dejar a mi otro hijo a la parada del camión, recuerda Perla.
“Lo dejé comiendo con su abuelita, que es como su segunda madre, mi mamá.”
Al momento de regresar a casa, solo vio de reojo a Víctor al momento que salía y cerraba el portón de la privada donde vivían en ese entonces. Su última imagen fue verlo con su pantalón estilo capri, una camisa y un suéter.
“Yo qué me iba a imaginar que mi hijo ya no iba a tener regreso (…) De pensar que se lo iban a llevar nunca lo hubiera dejado salir.”
Días antes, una amistad de Perla Damián le contó que vio operativos violentos en calles del centro de Veracruz. Esta persona contó a la madre de Víctor que días antes, durante la primera semana de diciembre, vio a policías y agentes de alguna corporación abriendo a martillazos una casa.
El amigo de Perla le contó que los policías lo retuvieron, le pidieron identificaciones y lo golpearon. Le cuestionaron qué hacía por esa zona y fue amenazado para que se fuera.
Tras esto, la madre y su amigo le pidieron a Víctor que se cuidara.
“Luego tú vas a ver a la novia hasta Puente Moreno, te vas y luego regresas tarde”, le comentó el amigo.
Días después esos mismo operativos llegarían hasta la colonia en donde vivía Víctor quien se creía a salvo ya que él no andaba en “malos pasos”.
“Mamita no te preocupes yo no ando en cosas malas, yo ando trabajando.”
Hasta el día de su detención y desaparición, fueron llevado por el convoy al menos cinco hombres, la mayoría de ellos jóvenes.
La desaparición de Víctor Damián fue sobre las dos de la tarde, cuando aún se encontraba trabajando en un taller mecánico de la calle Santo Domingo de la misma colonia.
De acuerdo con los testimonios del encargado del taller y otros trabajadores, los policías entraron preguntando por el cómplice de un robo, ya que dentro de una de las camionetas llevaban a un presunto ladrón, quien al parecer señaló a Víctor como su cómplice.
Las inconsistencias de la detención eran evidentes: el robo del que se le acusaba había sido en contra del mismo taller donde Víctor Damián trabajaba. Además, Víctor había declarado días antes y señaló a un vecino de la colonia como el responsable.
De acuerdo con Perla Damián, el dueño del taller mecánico colaboraba con miembros de la Banda de Icazo para robar autopartes y refacciones para su negocio, sin embargo, alguien del mismo grupo delincuencial cometió el robo en el taller.
Asimismo, asegura que, tras declarar a las autoridades, uno de los implicados “puso el dedo” contra Víctor. Su madre Perla incluso le reclamó el haber hablado contra los presuntos delincuentes si él no tenía nada que ver.
“Yo a mi hijo nunca le vi dinero porque él siguió trabajando, yo trabajaba nunca le vi nada a mi hijo.”
Perla sabe que su hijo es inocente de ese robo, pero incluso, comenta que aún si fuera cómplice existen mecanismos para llevar a cabo una detención legal y no por medio de desaparición forzada.
“Para eso están las autoridades para ponerlo a disposición no habérselo llevado así sin fundamento.”
Perla Damián regresó de trabajar horas después, y fue avisada por vecinos y amistades de la colonia y al llegar a preguntar al taller mecánico, el dueño le contestó muy tranquilo que seguramente “nomás le van a dar un susto y lo van a devolver”.
Las primeras horas de un tortuoso periodo de 8 años fueron frenéticas para Perla y su familia: la madre del joven corrió entre todas las instancias en donde pudieron llevarlo.
Entre la comandancia de Playa Linda, conocida como el “Penalito”, las oficinas de la AVI y la agencia primera, en las inmediaciones del ex penal de Allende y el ministerio público, en donde le dicen que regrese 72 horas después para poner la denuncia.
Al volver al Ministerio Público, se encuentra con la señora Angélica Berrospe, madre de Yonathan Mendoza, detenido minutos antes durante el mismo operativo. En ese momento ambas madres supieron que la oleada de detenciones había llegado hasta sus hijos.
Días después, aún con la incertidumbre, se enteró que uno de los detenidos sería liberado, por lo que ambas madres fueron a increparlo sobre el paradero de sus hijos, si es que sabía algo. El vecino contó que logró identificar a Víctor y Yonathan al momento de ser subido a una camioneta.
“Cuando me subieron me bajaron la camiseta y vi a su hijo, el “Cobrita” (Víctor) y al “Chupón (Yonathan), pero ya llegando a la instancia de policía ya no los escuché”, relató el joven.
Esto es lo último que Perla Damián supo de su hijo, quien, tras 8 años de lucha y búsqueda, continúa en el limbo de los desaparecidos en tiempos de Javier Duarte y Arturo Bermúdez.
Para la madre, las administraciones estatales han sido inefectivas para esclarecer los hechos, ya que en los años restantes de Javier Duarte todo fue simulación y vueltas. Asimismo, durante el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador.
Perla Damián opina que en la nueva administración de Cuitláhuac García en el estado y Andrés Manuel López Obrador en el país puede haber un cambio debido a la reinstauración de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y el Sistema Nacional Búsqueda.
Línea de Tiempo
De acuerdo con la información recabada por las madres de los jóvenes desaparecidos, la secuencia de hechos ocurridos desde el 6 de diciembre hasta el 11, indican detenciones sistemáticas por parte de un grupo mixto de Policías Estatales, ministeriales, agentes de la Agencia Veracruzana de Investigación y miembros del Ejército. Así ocurrieron los hechos de forma cronológica:
Viernes 6 de diciembre: Inician los recorridos del convoy de patrullas y camionetas oficiales, algunas con sus números de identificación cubiertas. Ingresan a la colonia Formando Hogar recorriendo calles, supuestamente como parte de un operativo navideño “Guadalupe-Reyes”.
Sábado 7 de diciembre: Durante la madrugada el convoy se detuvo frente al bar El Partido al cual ingresaron y obligaron a los presentes a tirarse al suelo. De ahí se llevaron a varias personas, entre ellas a los hombres identificados como José Armando Cortés Arrioja, José Ignacio Cruz González y Pablo Darío Miguel Hernández.
Lunes 9 de diciembre: En más operativos y recorridos, el convoy detiene a los jóvenes Ricardo Adrián García Cruz y David Salas Ariel, en calles de la colonia.
Miércoles 11 de diciembre: Víctor Álvarez Damián es detenido en el taller mecánico donde trabajaba; minutos después, Yonathan Isaac Mendoza Berrospe es sacado a golpes de su casa frente a su madre y Marco Antonio Ramírez Hernández también es detenido durante la tarde.
12 a 14 de diciembre: Perla Damián busca a su hijo en las dependencias de seguridad en la ciudad. En las oficinas de la Agencia Especializad en Robo a Comercios la reciben oficiales encapuchados, nota mucho movimiento de patrullas y en el lugar tenían música a alto volumen.
14 de diciembre: Perla Damián y Angélica Barrospe se conocen en el Ministerio Público al acudir a denunciar la desaparición. Ambas descubren la serie de detenciones dentro de la colonia durante varios días.
15 de diciembre a febrero: Las madres de los jóvenes detenidos inician la búsqueda. Logran obtener acceso a los datos GPS de las patrullas usadas y detectan concentración de unidades en la Agencia Especializada en Robo a Comercios durante las fechas de las detenciones.
2014 a la fecha: Las madres de Víctor, Yonathan y Pablo continúan su lucha para recobrar la justicia y encontrar el paradero de sus hijos, los cuales no han sido localizados.
Los operativos con los que presuntos policías al mando de Javier Duarte y Arturo Bermúdez buscaban detener a miembros de la “Banda de Icazo”, culminaron con la detención de varios jóvenes y trabajadores de la colonia Formando Hogar; al menos ocho de ellos continúan desaparecidos y otros lograron regresar con vida.
De acuerdo con el testimonio de las madres de los jóvenes desaparecidos, “El Chino”, presunto líder de la “Banda de Icazo”, señalada de asaltos y robos en las zonas hoteleras, universitarias y colonias de Veracruz, escapó de la colonia Formando Hogar horas antes de que iniciaran los operativos.