DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Mi jefe, médico, fue mi violentador sexual: doctora en hospital Policlínica Óptima de Xalapa

La doctora facilitó las versiones públicas de los documentos sobre el seguimiento a los procesos legales que mantiene en contra de tres médicos y el dueño de la empresa

Mi jefe fue mi violentador sexual: doctora en hospital Policlínica de Xalapa.Créditos: Generada con IA
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER.- “Pídele algo y haz que se pare para verle las nalgas”, escuchó Laura pedir un médico a otro en la Policlínica Óptima de Xalapa, ambos sus jefes. Laura – nombre usado para esta investigación – se percató que la doctora a la que se referían era ella. Este fue uno de los momentos de incómodos que dice que vivió mientras trabajó en el hospital, antes de que los comentarios sobre su cuerpo por parte de su superior directo escalaran hasta llegar a una agresión sexual.

“Todavía lo recuerdo y me da coraje”, narra llorando la joven. Lo que era su primer empleo formal tras egresar de la facultad de Medicina se convirtió en menos de medio año en una tortura que le dejó secuelas como estrés, cambios de rutinas y sentimiento de inseguridad. La ansiedad se reflejó en la piel de sus manos, que comenzaron a verse rojas y peladas como una reacción física a la presión por la que atraviesa.

Esta investigación detalla la denuncia penal interpuesta ante la Fiscalía de Veracruz contra C.M.P por agresión sexual, quien es actual médico de la Policlínica Óptima Xalapa. La víctima era entonces una médica bajo su dirección. Laura busca que se haga justicia, pues cuenta con pruebas de que las autoridades administrativas la habrían hostigado y encubierto las quejas, alcanzando incluso a una demanda laboral contra la empresa.

El día de la agresión

C.M.P era el jefe directo de Laura desde que comenzó a trabajar en la Policlínica Óptima - con domicilio avenida Lázaro Cárdenas, número 440 - en febrero del 2024, cumpliendo con las funciones de “médico general de staff”. Este era su primer empleo formal como profesional de la salud por lo que confió en las direcciones de su coordinador.

Fue el miércoles 12 de junio del mismo año que se presentó la agresión sexual. Ese día ella buscaba que alguien le prestara un cargador para sus audífonos, a lo que C.M.P. se ofrecería a facilitar y el aparato quedó conectado en su oficina.

Minutos antes de las 14:00 horas Laura estaba por terminar su turno y decidió ir a recoger sus audífonos a la dirección médica. En el lugar estaba C.M.P. sólo.

“Tomé mis audífonos, le di las gracias. Cuando me iba, iba a cerrar la puerta y antes de que me fuera me dijo que si podía regresar. No se me hizo raro, pensé que era un favor relacionado al trabajo y cuando regreso se acerca a mí y me da un abrazo de la nada”.

Laura se paralizó ante la situación sorpresiva de que su jefe invadiera su espacio personal sin que ella diera pie a eso. También, recuerda que en ese momento sintió mucho temor, al tratarse de su superior y una figura masculina.

“Yo sentí súper incómodo y en ese abrazo fue que me dio una nalgada”, recuerda entre lágrimas Laura.

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Estaba en estado de shock sin poder creer lo que había pasado, “mi instinto en ese momento fue huir”. Salió apresurada del lugar para dirigirse al elevador; “picó” con urgencia el botón esperando que al abrirse las puertas la llevara a cualquier lugar lejos de quien recién la había tocado sin su permiso.

“Pasa atrás de mí y súper tranquilo, como si nada hubiera pasado y me dice: voy aquí al x24, ¿quieres algo?”. Laura recuerda su impotencia en ese momento, la misma que siente aún hoy sabiendo que esa calma con la que le preguntó si quería algo de la tienda después de haberla agredido sexualmente, la goza actualmente desde la impunidad.

Previo a este día la médica ya había vivido otros momentos de incomodidad con C.M.P. Consta en la denuncia penal que el coordinador haría comentarios no apropiados para la relación laboral que tenían, por ejemplo, sobre el cuerpo de ella.

Además de comentar sobre cómo se le veían sus pantalones, recuerda una ocasión que le dijo “eres la mamá de los patitos”. No había un contexto de maternidad en los roles de ella, por lo que entendió el sentido: la descripción era por sus glúteos.

Aracely González Saavedra, psicóloga especialista en casos de agresiones contra mujeres y fundadora de la Asociación Civil (A.C.) Equifonía en Veracruz, opinó al respecto:

“Hay diferentes momentos de tensión (…) esto va acumulando inseguridad o cierto grado de vulnerabilidad. Contribuye a que en el momento de la agresión se sienta aún más vulnerable y justo por eso son hechos traumatizantes porque tiene una consecuencia en la salud mental de la persona, porque la están colocando en una situación de indefensión, de vulnerabilidad donde hay una percepción de riesgo para la integridad física o emocional, incluso un riesgo mucho mayor…”

El encubrimiento y hostigamiento laboral

J.A.M.C., director de la Policlínica Óptima en Xalapa, fue notificado el mismo día de la denuncia sobre la agresión. Laura le marcó para decirle lo sucedido y buscando la orientación sobre lo siguiente a proceder.

El médico le pidió redactar un oficio de reporte de incidencia y entregárselo al otro día, 13 de junio, para que él mismo lo asignara a la oficina de Recursos Humanos del hospital. Le aseguró a la médica que la situación ameritaba una baja definitiva, sin dudarlo, pero no fue así.

El documento sí fue redactado por la médica ese mismo día. Recuerda que llorando escribió lo sucedido de la manera más formal y detallada que pudo. A pesar del compromiso, el oficio llegó al personal de Recursos Humanos hasta el 16 de julio, lo que consta por la firma de recibido.

“Era la primera vez que me pasaba algo así, uno no espera que le pase algo así”, dice Laura y recuerda que J.A.M.C., al recibir el texto le dijo algo como: “no sé si lo pueda despedir porque tiene un hijo”. El directivo intentó excusar la permanencia del presunto agresor.

“Vamos a ver qué procede”, le aseguró a Laura.

En ese mes que no se entregó el documento, Laura tenía que seguir conviviendo con su presunto agresor y fue objeto de tres reportes ante recursos humanos por supuestas situaciones de mal desempeño laboral.

J.R.R.B., entonces subdirector de la Policlínica y cercano del médico C.M.P., fue quien notificó e interpuso dos. La mandó a llamar para hacerle los llamados de atención y avisarle sobre el asentamiento de los hechos ante el personal administrativo.

El 8 de julio J.R.R.B. avisó del cambio temporal de las actividades de trabajo de la doctora derivado de “la situación que se presentó el día 5”, escribió sin detallar de qué se trató.

El 22 de julio se presentó por escrito a mano una queja de un paciente por supuesta mala atención de la médica, con múltiples inconsistencias en lo relatado. En primer lugar, la forma en que se presentó, pues la policlínica cuenta con un proceso para quejas.

Personal de la Policlínica Óptima confirmó a LA SILLA ROTA que, para interponer una queja, a los clientes les es facilitado un QR y esos comentarios llegan directamente a personal administrativo central de la empresa. Una queja escrita en papel resultaría una situación extraordinaria, comentó en anonimato un médico trabajador de centro,

En segundo lugar, aunque la queja indica el nombre de la doctora, se detalla que habría hecho acciones que no realiza ella de acuerdo al protocolo, como lo es tomar signos vitales, lo que corresponde a enfermeros y enfermeras.

La molestia de la familiar del paciente, indica que es una respuesta tardía por parte de una segunda persona respondiente para atender a su padre, sin embargo, esta persona, aunque menciona el nombre de Laura, en realidad no coincide con la atención que le corresponde a las y los médicos generales de staff hacer.

La última fue el 26 de julio, cuando salió minutos antes de su hora de salida para llegar a una cirugía. Indica que no es algo por lo que otros médicos y médicas tengan algún problema. En ese momento J.R.R.B. avisó en el grupo de Whatsapp donde se coordinan que una embarazada había llegado a la policlínica. Así el subdirector respaldó la tercera queja al considerar que Laura ponía en riesgo la vida de personas.

Ella misma preguntó al otro día con las enfermeras sobre la supuesta paciente embarazada que llegó y le confirmaron que no había registro de nada así.

Laura se convertiría en doble víctima. Primero de la agresión sexual por parte de C.M.P, con quien tuvo que convivir un mes más en lo que le notificaban de una respuesta. Y en segundo lugar, del hostigamiento laboral por parte del entonces subdirector, el doctor J.R.R.B., situación que sería encubierta por el director J.A.M.C.

Laura no se explicaba cómo permitían que su presunto violentador y ella tuvieran que seguir guardando cercanía laboral durante más de un mes. Harta de no tener una respuesta a su oficio cuestionó a través de mensajes de Whatsapp a J.A.M.C. sobre cuándo sería atendida su queja.

“Me marcó y no me aguanté las ganas de llorar. Me hizo sentir mal”. Relata la doctora que el director reconoció que no había pasado su queja dándole a entender que por las repercusiones laborales que C.M.P. podía tener.

“Usted sabe que lo correcto es pasar mi oficio a recursos humanos”, insistió ella en aquella llamada. “Fue hasta ese momento (que hubo acciones), que me escuchó casi rogarlo, mal, llorando”.

Se concretó una reunión con el director de la Policlínica Óptima en Teziutlán, Puebla, donde son los administrativos centrales. El doctor Méndez se citó con Laura y los dos directivos del hospital en Xalapa. Se acordó que personal de recursos humanos de Puebla harían una investigación del caso, incluyendo entrevistas y revisiones de las cámaras de seguridad.

“¿Estás consiente de que el doctor puede perder su empleo?”, cuestionó Méndez a Laura. “Por su tono, dándome a entender que debería sentirme mal y que él no estaba de acuerdo”, recuerda la doctora.

“¿Estás de acuerdo en irte a las últimas instancias?”, preguntó el directivo. “Sí es necesario, estoy de acuerdo”, respondió Laura.

Demanda alcanza a exalcalde de Teziutlán

Laura contrató los servicios de una abogada para buscar que se haga justicia en su caso. Se procedió con la denuncia por acoso sexual y encubrimiento, así como la demanda laboral correspondientes, alcanzando en el segundo caso al dueño de las Policlínicas Óptima, Carlos Enrique P.G., quien es empresario y exalcalde de Teziutlán, Puebla, en cuatro ocasiones; abanderado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Compromiso por Puebla (CPP) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Además de tener el hospital en Teziutlán, el 17 de mayo del 2016 inauguró en Tuxpan otra Policlínica Óptima, convirtiendo a las instalaciones de Xalapa en las segundas con operación en Veracruz.

Policlínica Óptima en Tuxpan (Facebook Policlínica Tuxpan)

Actualmente siguen en curso los procesos legales y Laura busca que se haga justicia por lo vivido. Para la investigación fueron consultados los doctores aludidos por una postura, y se hizo llegar a través de relaciones públicas de la Policlínica Óptima de Xalapa un requerimiento de respuesta a lo expuesto. No hubo respuesta.