CULTURA

Conoce la leyenda de la vainilla de Papantla y su importancia en Veracruz

Esta es la traducción de la leyenda de la vainilla por el papanteco José de J. Núñez y Domínguez

Créditos: Juan Olmedo / Pueblos originarios
Escrito en VERACRUZ el

PAPANTLA, VER.- En Papantla se ha cultivado la vainilla desde tiempos inmemoriales y ha conservado las técnicas ancestrales de cultivo orgánico. En febrero del 2009 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación la Declaratoria de Protección a la Denominación de Origen de la Vainilla en este municipio ubicado al norte del estado de Veracruz.

En el Festival Xanath que se realiza en el norte de la entidad, se lleva a cabo una puesta en escena en donde se explica la leyenda de la vainilla, de la creación del Totonacapan y una reseña de la conquista española que llevó al declive del reino Totonaca, pero que nunca logró erradicar las tradiciones prehispánicas que se fusionan, actualmente con la tecnología y las danzas prehispánicas.

"En tiempos del emperador Teniztli Tercero de la Dinastía Totonaca, una de sus esposas tuvo una niña que poseía una extraordinaria belleza, a la cual llamaron Tzacopontziza (lucero del alba), la cual fue consagrada al culto de la diosa Tonacayohua, ya que su padre deseaba que ningún hombre disfrutara de su hermosura", reza la traducción hecha por el periodista y poeta papanteco José de J. Núñez y Domínguez.

De acuerdo con la traducción, el templo de la diosa Tonacayohua estaba ubicado en una sierra alta localizada cerca de la ciudad de Papantla, era la diosa que se encargaba de cuidar la siembra y los alimentos, a la cual doce jóvenes eran las encargadas de rendirle tributo y eran consagradas a ella desde niñas.

El texto narra que un día la joven salió del templo a buscar animalitos para ofrendárselos a la diosa, cuando se le apareció un joven de nombre Zkatan – oxga (el joven venado), el cual desde que la había visto con anterioridad había quedado muy enamorado de ella, y sabiendo que tal sacrilegio era condenado con la muerte por amar a lucero del alba, se la llevó camino a la montaña.

Solamente habían caminado una pequeña distancia, cuando de pronto les cerró el paso un monstruo que les arrojó fuego haciéndolos retroceder, al ir hacia atrás se encontraron con los enojados sacerdotes del templo, y sin dejar a los jóvenes que pronunciaran palabra alguna, fueron degollados y depositaron sus cuerpos en el adoratorio del templo donde les extrajeron los corazones y fueron tirados a una barranca.

En la zona donde fueron arrojados los corazones, las plantas y hierbas empezaron a secarse, dando la impresión de haber sido esparcido con un maléfico influjo; tiempo más tarde comenzó a crecer un arbusto, el cual de manera milagrosa alcanzó un tamaño de varios palmos en solo unos días, además de haberse cubierto con un tupido follaje.

Una vez que el arbusto llegó a su tamaño final, a su lado empezó a brotar una orquídea trepadora, la cual envolvió el tronco del árbol en solo unos días, dando la impresión de ser los brazos de una mujer que con delicadeza lo abrazaba, parecía protegida por la sombra del árbol, al igual que una novia reposando en el pecho de su amado, continuó su crecimiento llenándose de hermosas flores.

Estos brotes prodigiosos llamaron la atención del pueblo, que junto con los sacerdotes concluyeron que la sangre de los jóvenes había sido transformada en el arbusto y la orquídea, asombrándose todavía más cuando las flores que habían nacido en ese lugar se convirtieron en delgadas y largas vainas, que al madurarse despedían un hermoso y penetrante aroma.

La orquídea fue declarada planta sagrada, convirtiéndose en objeto de culto y constituyéndose en los adoratorios totonacos como una ofrenda divina. En este festival Xanath es el escenario perfecto para la explicación de su importancia para la cultura Totonaca y su forma de entender el universo.

 

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