XALAPA, VER. - Christian y Ecain desaparecieron juntos el pasado 10 de febrero cuando viajaban en un taxi de Xalapa, el XL5507 con placas A813XCW, rumbo al puerto de Veracruz. El carro finalmente fue localizado en el municipio de Boca del Río, pero ellos ya no estaban.
Para las familias de los desaparecidos, el caso está plagado de irregularidades y omisiones de parte de la Fiscalía General del Estado (FGE). Aunque ellos notificaron de la localización del taxi, el cual tenía meses abandonado, la autoridad afirma que no hay huellas de sus seres queridos en la unidad.
Además, alertan, las últimas ubicaciones de ambos no coinciden. La última geolocalización del celular de Christian Iván González Rueda se perdió en Cerro Gordo, en el municipio de Emiliano Zapata, casi a la mitad del camino.
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De Ecain Guadalupe Vázquez González, su ubicación final fue en el poblado de Playa de Vacas, cerca de Boca del Río, donde hallaron el taxi XL5507. Ambos estaban a una distancia aproximada de 115 kilómetros a pesar de que viajaban juntos, según lo que informaron a sus familiares.
No era esta la primera vez que se trasladaban juntos al puerto de Veracruz, pues Christian se dedica a la reparación de celulares y Ecain se encargaba de llevarlo a buscar las piezas y refacciones necesarias.
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Siete meses más tarde, la familia de Christian Iván sigue esperando respuestas.
Del lado de Ecain, todo se ha complicado pues además de que no es veracruzano, su familia vive en Estados Unidos, aunque desde allá, vía redes sociales, han exigido el esclarecimiento del caso.
Bertha Orta, madre de Ecain, comenta que ya nadie le toma las llamadas en la Fiscalía y que, en Estados Unidos, el Consulado Mexicano se negó a apoyarla. Piensan que su hijo simplemente no le quiere tomar las llamadas: “debe andar en la fiesta, me dicen”.
Y es que instancias como la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) tampoco se ha posicionado respecto a la queja que los familiares interpusieron y las investigaciones continúan sin ningún avance.
Fiscalía nos bloquea, afirma padre
En entrevista, Onésimo González González, padre de Christian Iván, quien actualmente tiene 38 años, lamenta que el drama propio de la desaparición de su hijo se siga prolongando debido a lo que califica como un pésimo trabajo de las autoridades.
“Mi hijo es de Xalapa, pero salió de aquí el 10 de febrero hacia Veracruz. Él se dedica a la reparación de celulares y fue a comprar allá refacciones usadas, pero no aparecen ni el chofer ni mi hijo. Desde el momento que encontraron el taxi no hicieron el peritaje y ahora resulta que no encontraron huellas. Se comprende que están tapando algo.
“Yo ya fui a Boca del Río donde apareció el taxi y me dijeron que ese taxi lo anduvieron jalando unos supuestos mecánicos, ahí donde apareció enfrente había un taller entonces dijeron los vecinos que ese taxi lo andaban jalando de arriba pa’ abajo entonces, sí dejaron huellas”, considera.
Por los dichos de los vecinos del lugar donde hallaron la unidad, el hombre no puede creer la versión de la Fiscalía, pues si varias personas manipularon el taxi, entonces debieron dejar algún indicio.
“Yo estoy inconforme porque cómo es posible que no hayan dejado huellas en la palanca de velocidades, en el tablero, en la manigueta para ir cerrada. Yo estoy inconforme, pero ahorita lo malo es que ya entregaron el taxi y no se vale”.
Efectivamente, el taxi ya fue entregado al dueño de nombre José Manuel Echávarri Jasso, una persona de Xalapa que según Onésimo solo quería recuperarlo sin preocuparse por el contexto de la desaparición y que el vehículo estuvo implicado en una desaparición.
Relató que su hijo y el taxista salieron entre las 5 y media y 6 de la tarde de aquel 10 de febrero de la colonia Moctezuma en la capital veracruzana y no era la primera vez que viajaban juntos.
“Pasó el taxista por él porque se dirigían a comprar refacciones usadas para celular. Se me hizo raro que fueran las 11 de la noche y no llegaba. Le estuve marcando a su celular y a esa hora ya me mandaba a buzón y desde esa fecha ya no sé nada de él”, cuenta.
Christian Iván hacía las reparaciones en su casa y con Ecain viajaban cada 15 o 20 días por las refacciones. Onésimo y su familia tenían inicialmente la incertidumbre de que quizá su hijo se había perdido en el trayecto, pero esa duda fue despejada conforme el tiempo avanzó y se dio a conocer que el taxi fue encontrado en Boca del Río.
“Le dijo a su hija que no tardaba que regresaba a las 8 pero hasta la fecha ya no regresó. A mí me dijo un día anterior en la noche que él iba a Veracruz a comprar refacciones usadas, pero no hacen nada por salir a buscar a mi hijo y ya tiene casi siete meses que no sé nada de él”, reprocha.
Destacó que hace tres meses presuntamente se mandaron a actualizar los datos reservados y la sábana de llamadas de ambos hombres.
Así se pudo enterar que mientras la última ubicación de su hijo ese día fue en Cerro Gordo, la del taxista Ecain fue en Playa de Vacas, cerca de donde el taxi fue hallado dos meses después, pero sin los ocupantes.
También supo con ello que hubo una llamada en la que el taxista afirmaba que ya se encontraba en Veracruz, por lo que el padre de Christian se aferra a creer que estaban juntos y no a la distancia que aparentan las últimas ubicaciones.
“En la fiscalía me piden muchas pruebas y yo no tengo pruebas; ya les dije de dónde salieron, el nombre del chofer, me piden las placas y el número del taxi, pero no veo resultados. Me dicen lo mismo y ahorita con el peritaje que le hicieron al taxi estoy inconforme porque me dicen que no encontraron huellas a casi 7 meses, cómo es posible que no hayan encontrado huellas, ¿entonces cómo llegó el taxi ahí?”, reprocha.
Cuestionado sobre los argumentos de la Fiscalía para retardar las indagatorias y principalmente el peritaje del taxi, sostuvo que son inverosímiles.
“Me ponen muchas trabas de que no estaba el perito encargado de ese municipio, que estaba de vacaciones, un sinfín de pretextos”. Incluso recrimina que el taxi lo hallaron los ciudadanos de la zona donde lo dejaron, pues la Fiscalía no lo buscaba.
Pese al paso del tiempo, observa, el taxi ni siquiera había sido vandalizado o algo similar dos meses más tarde.
“No, solo dijeron que por el tiempo se le bajó el aire a las llantas, pero no le habían robado refacciones, nada, estaba intacto el coche.
“Se supone que dice Fiscalía que ha salido a investigar, pero no hay resultados, si voy a preguntar a 7 meses me dicen lo mismo, que han salido a buscar; no han hecho nada”.
Un caso similar vive con la Comisión Estatal de Víctimas, que no ha avanzado en las indagatorias para dar con el paradero de su hijo.
“La Comisión de Búsqueda pone muchos pretextos para salir a buscar, dicen que no tienen recursos para viajar”, lamenta.
Lo más que hicieron por él fue asignarle un asesor jurídico para que lo apoye cuando vaya a Fiscalía a preguntar sobre avances en su caso.
Aunque, sostiene, ninguna omisión de las que vive se compara con las de la Fiscalía General: “Siento que están tapando algo porque no veo avances en las investigaciones o no quieren que yo sepa algo”.
“Ya no sé qué hacer, quisiera morirme mejor”: madre de Ecain
Contrario al caso de Onésimo González, Bertha Orta no tiene mayores datos del avance de las investigaciones por la desaparición de su hijo Ecain Guadalupe Vázquez. Había conseguido el número del Fiscal que recibió la denuncia, pero ya no le responde llamadas o mensajes.
Originaria de Jalisco, confirmó que en este momento vive en Chicago Illinois, a donde migró desde 1994. Ecain vivía con ella en Estados Unidos, no obstante, se aventuró a conocer Veracruz y viajó con un amigo hace más de 10 años.
“Primero quería conocer. Luego empezó a trabajar y se quiso quedar; se juntó con una muchacha y tenía un hijo”, comenta al narrar lo que ha tenido que pasar a la distancia desde el 10 de febrero, cuando desaparecieron Ecain y Christian.
La búsqueda de uno de sus cinco hijos, Bertha la ha realizado a través de redes sociales, ha compartido una y otra vez la ficha de búsqueda 22/SB 0199U-22ZC que emitió la Comisión estatal de búsqueda de Veracruz, con la idea de que alguien -a la distancia- le brinde algún dato para saber dónde está su hijo.
Fue a través de las redes sociales, cuenta, que lograron conocer la ubicación del taxi número económico con placas A813XCW. Un habitante de Boca del Río les informó que la unidad llevaba meses abandonada en la calle Isauro Acosta, esquina con Cándido Aguilar de la colonia Primero de Mayo en Boca del Río.
“Cuando apareció el taxi, yo fui la que llamé a Fiscalía. Un señor le mandó un mensaje a mi hija y le dijo que había un taxi abandonado desde hace dos meses, que lo habían dejado unos mecánicos”, fue lo que le comentó la persona que le brindó la ubicación.
”Mi hijo todos los días me hablaba, me ponía en cámara para que viera dónde estaba trabajando en el taxi. El día 10 de enero me quebré una mano, mi hijo estaba muy preocupado por mí, quería que me fuera con él para cuidarme”, platica en entrevista telefónica.
Por la mañana del jueves 10 de febrero, cuando se reportó la desaparición de los dos pasajeros del taxi de Xalapa, Bertha aún habló con Ecain por videollamada, y por la tarde le mandó un par de mensajes en los que bromeaba con ella. La última comunicación se dio a las 17.24 horas.
Bertha dice que todas las noches su hijo le volvía a llamar o le mandaba mensajes para desearle felices sueños: “me decía que me cobijara bien, pero ese día ya no me contestó”.
El 11 de febrero, intentó llamarlo para saber cómo estaba, sin embargo, el teléfono estaba apagado. Para el mediodía, le llamó José Manuel Echávarri Jasso, quien se identificó como el dueño del taxi, para informarle que estaban buscando a Ecain, porque no había llegado a dormir. Ecain compartía departamento con un familiar de Echávarri.
Bertha había enviado dinero a su hijo, quien compró un terreno en el que pretendía construir una pequeña casa para que ella se viniera a vivir a Veracruz. Además, dice, rentaba unos terrenos, en los que, en sociedad con Echávarri Jasso, tenía cerdos de engorda: “estaba feliz, iban a nacer unos cochinitos”.
El dueño del taxi, dice Bertha, cambió en más de una ocasión la versión sobre los hechos, incluso, se quedó con dinero que ella le envió a Ecain y con el terreno que su hijo había comprado, así como los animales que criaban en sociedad.
Tras la desaparición de los dos jóvenes y consciente de lo que estaban pasando las familias de Ecain Guadalupe y Christian Iván, Echávarri Jasso presentó una denuncia penal por robo con el argumento que quería recuperar su coche. La Fiscalía ya entregó el vehículo.
“Hay muchas cosas muy raras, en primer lugar, el señor dijo que estaba en Puebla y no en Xalapa, pero que su sobrino le había avisado de que mi hijo no había llegado a dormir. Después, me estaba cobrando que yo le pagara el taxi y luego, ese día me dijo que mi hijo le había hablado a un compañero taxista para saber cuánto cobraban para ir a un lugar que se llamaba Espinal Blanco, que porque iba a hacer un viaje”
La versión es contraria a la de la familia de Christian Iván. Los jóvenes eran amigos y frecuentemente viajaban al puerto a comprar refacciones para teléfonos celulares.
Semanas después, cuenta la afligida madre, el propietario del taxi, con quien ya no tiene comunicación pues ya cambió de número de teléfono, le dijo que Ecain viajaba a Tierra Blanca. Ella confirmó, por información en internet, que su hijo se dirigía al Puerto de Veracruz.
Ecain había sacado una moto, de la que aún se deben 25 mil pesos, y aunque Echávarri Jasso tenía acceso a la unidad, se negó a entregarla a la tienda que está reclamando el pago.
Bertha le pidió al propietario que guardara las pertenencias de su hijo, que estaban en la casa que compartía con su sobrino y después le recomendó entregarlas a su nuera, pero él se negó. Actualmente, lamenta, no sabe qué pasó con ellas.
“Cuando apareció el taxi, yo fui la que llamé a la Fiscalía. Un señor le mandó un mensaje a mi hija y le dijo que había un taxi abandonado desde hace dos meses, que lo habían dejado unos mecánicos”.
Confiesa que ha solicitado información vía telefónica, pero cada que pide apoyo le dicen que un familiar debe acudir a las oficinas y aunque Ecain tiene un tío en Xalapa, él ya no puede apoyarla en las gestiones, pues su esposa está enferma y la debe cuidar.
Bertha analiza el poder viajar a Veracruz, para encargarse de la búsqueda de su hijo, quien en el mes de abril cumplió 34 años, pero sabe que si sale de Estados Unidos ya no podrá regresar, por su calidad de migrante sin documentos.
Enferma de la presión, por el estrés que le genera la desaparición de Ecain, acude ocasionalmente a laborar a una fábrica de plástico, pues necesita sufragar los gastos de su casa: “el tiempo pasa y pasa y no sé nada de mi criatura”.
En su desesperación por hacer algo más para dar con el paradero de Ecain acudió al consulado de México en Estados Unidos, donde se negaron a apoyarla, le dijeron que seguro su hijo anda por ahí tomando o drogándose, o quiere que le envíe dinero, “pero él no toma, ni fuma”.
Bertha vive con sus otros cuatro hijos en un sótano, recientemente los dueños le pidieron desalojar la vivienda, por lo que ya no sabe qué hacer, “quisiera morirme mejor”.
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