HIDALGOTITLÁN, VER. - En el panteón, Miriam no deja de abrazar el peluche de su hija Roxana, pues es el último recuerdo que tiene de su pequeña de apenas cuatro años, quien fue asesinada la noche del martes 20 de septiembre por sujetos armados que emboscaron a su padre.
Un ataúd blanco con dorado de escasos metro y medio es bajado con cuidado ante la presencia de familiares y amigos, que con rabia e impotencia dicen adiós a la pequeña que cursaba el segundo grado de kínder.
“Mi bebé, mi angelito, porque te tuviste que ir así”, lamenta su madre.
En los globos que tiene amarrado el féretro, se lee la frase “Descansa en paz angelito”; la banda no deja de tocar y se escuchan temas como Amor eterno y Te vas ángel mío, que ponen la piel chinita y sacan más de una lágrima a los asistentes.
Te podría interesar
“Era una niña juguetona y traviesa, pero muy amorosa, por eso pedimos justicia por la niña”, dice Angela, prima de Roxana.
Junto a su ataúd fueron depositados sus juguetes favoritos y coronas de flores.
Fue sepultada a pocos kilómetros de donde fue asesinada
La noche del martes Jorge Vázquez viajaba a bordo de su camioneta color negro con destino a su domicilio en la congregación de Los arbolitos del mismo municipio.
En el camino arroyó una palma fueron emboscados por sujetos armados que dispararon en más de veinte ocasiones, al menos cuatro balas impactaron en el pequeño cuerpo de Roxana que viajaba como copiloto y murió.
El cuerpo de la menor fue trasladado primero a la iglesia San Antonio Abad, dónde se ofreció una misa de cuerpo presente.
Posteriormente, fue llevada al panteón de la congregación Sánchez Taboada, a pocos kilómetros del lugar donde la asesinaron.
“Nosotros queremos pensar que los sicarios no se percataron de que mi sobrina iba enfrente, porque dispararon a quema ropa”, dice entre charla el hermano de Jorge.
En el panteón, ante un intenso calor, las personas continúan despidiéndose de la menor.
Familiares y pobladores claman justicia por Roxana
Este jueves por la tarde las lágrimas no cesan y hay más de 100 personas entre hombres, mujeres y niños despidiendo a Roxana.
“Como madre uno pide que no nos los toquen, que no les alcance la muerte y la verdad no tengo palabras en este momento; es una tragedia y pedimos que no se vuelva a repetir”, dice una habitante de Hidalgotitlán.
Miriam y Jorge son los primeros en depositar un puño de tierra sobre la tumba de su hija y las fuerzas se acaban, por lo que antes de caer al suelo son sostenidos por familiares.
“Le pedimos a dios que le de resignación a sus padres y familiares, les agradecemos infinitamente a todos los que nos acompañaron muchas gracias a todos”, expresa un amigo de la familia.
Las autoridades veracruzanas informaron que ya existe una línea de investigación para dar con los responsables, y han solicitado la colaboración del padre de la menor.
Los pobladores de Hidalgotitlán claman justicia por Roxana, pues dicen que independiente de cuál sea la causa -no se deben meter con los niños-.
am