XALAPA, VER.- Además de dar clases, Eduardo Arteaga Flores y sus alumnos de la telesecundaria Ignacio Manuel Altamirano en Pueblo Viejo, al norte de Veracruz, realizan labores de arqueología, restauración y antropología.
Desde hace siete años el profesor y también director de la escuela se ha dedicado al rescate y conservación de un tesoro arqueológico que se encontró en el terreno del plantel.
Regularmente el docente y los educandos desentierran piezas de cerámica, rostros de barro, además de piezas fragmentadas de lo que aparentemente son huesos humanos.
Los hallazgos aumentaron con la construcción de un pozo artesiano. Luego del regreso a clases en Veracruz, el comité de la sociedad de padres de familia tuvo a bien empezar el proyecto para solventar la carencia de agua en esta institución.
Ahora el director y sus educandos, quienes regresaron a actividades después de la pandemia, buscan acercarse al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para aprender cómo preservar las piezas ancestrales que están localizando y generar un espacio de exhibición.
VESTIGIOS HISTÓRICOS
En entrevista el docente explica que la escuela está asentada en una zona donde se cree que, hace más de cinco siglos, habitaban pobladores de la cultura huasteca.
Comenta que, en los últimos 7 años, junto a alumnos y padres de familia, se han dedicado a la recolección de toda clase de vestigios.
“Hemos encontrado cabezas, infinidad de fragmentos de vasijas y en ocasiones también restos óseos”, precisa.
Apenas en marzo pasado el alumno Álvaro, de primer grado, halló lo que parecía la punta de una flecha rústica de 5 centímetros. Inicialmente la confundió con una piedra, pero recordó sus libros de Historia y determinó que eran muy parecidas, por lo que decidió avisar a sus maestros.
Arteaga Flores señala que todos los hallazgos han sido comunicados a la supervisión escolar, así como a la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) y al INAH, teniendo un enlace continuo con dichas autoridades.
Detalla que por esta razón la telesecundaria ha sido invitada a proyectos de conservación del INAH, como la campaña “Y para ti, ¿qué se pierde?”, enfocada a los testimonios sobre lo que los alumnos consideran que se pierde cuando su patrimonio cultural es robado.
Alumnos y un docente terminaron siendo merecedores de un reconocimiento por su trabajo, por ello tienen como objetivo que un arqueólogo acuda a inspeccionar el plantel.
El profesor dijo que la convocatoria fue posible gracias al Buró de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de Estado de EE. UU., a través de la Embajada de Estados Unidos de América en México.
Aunque al maestro le emocionan los logros que han tenido en estos años tras el hallazgo de los restos, sostiene que es necesario mejorar la vinculación con el INAH para que un especialista sea responsable de determinar el valor histórico de las piezas, que ahora mismo están resguardadas en la dirección de la escuela.
“Es muy constante que las piezas salen o afloran. Hace unos días después de las primeras lluvias que empezaron en el norte de Veracruz empiezan a aflorar vasijas.
“En noviembre los padres de familia se organizaron para hacer un pozo artesiano y durante la excavación encontraron restos óseos de lo que consideramos era un habitante de la huasteca hace más de 500 años”, menciona.
Indicó que, gracias a personas de la comunidad, se sabe que desde hace más de 30 años el terreno de la escuela es escenario de hallazgos.
Sostiene que es un privilegio que, junto a los alumnos y padres de familia, actualmente puedan ser parte del rescate y divulgación de la diversidad cultural establecida en Veracruz hace siglos.
El también historiador y comunicador, cuenta que a lo largo de estos siete años han ido guardando las piezas que encuentran, pero insiste que necesitan de una autoridad mayor que pueda hacerse cargo de las exploraciones.
La solicitud de intervención ha quedado evidenciada en oficios enviados por el director a estas autoridades educativas y culturales, aunque todavía no hay una respuesta oficial.
“Indiscutiblemente los terrenos aledaños a las aulas son un yacimiento común de vestigios arqueológicos y también los terrenos de varios vecinos de este ejido. Ya con anterioridad se ha informado a las autoridades estatales, pero desafortunadamente las piezas fueron de tan poco valor para las autoridades del INAH de gobiernos anteriores que seguramente los dejaron archivados en el olvido.
“Pero nosotros como maestros continuamente cuando los padres o alumnos encuentran alguna pieza los invitamos a clasificarla, y tenerla a resguardo en la dirección de esta escuela y en una de las bodegas. Es nuestra responsabilidad salvaguardar nuestra herencia arqueológica, en la dirección contamos con varias cajas que cuentan con piezas a la espera de la visita de algún Arqueólogo del INAH Veracruz”, señala uno de los oficios enviados.
Arteaga Flores agrega que ha visto más apoyo e interés de organizaciones de España, que han brindado asesoramiento al maestro para el control de las piezas, aunque todas las recomendaciones terminan en la indicación de que necesariamente debe intervenir el INAH.
CLUB DE ARQUEOLOGÍA
Mientras espera que las instituciones correspondientes intervengan para bien de las piezas descubiertas en la escuela, el maestro planea la realización de un club de arqueología.
Este consistiría en extender invitaciones a otros alumnos para conocer los hallazgos y que estos tengan la oportunidad de interactuar con las piezas como lo hace un experto.
Piensa que usando una brocha podrían ir limpiando la tierra, sacando objetos ancestrales para etiquetarlas con las fechas en que son halladas y tomarles fotografías.
La idea precisamente viene de sus enlaces con interesados en España pues insiste, aún no cuentan con el apoyo necesario de la autoridad mexicana.
El docente confía que su petición pueda ser escuchada:
“Y quizás un día de estos nuestros alumnos podrán platicar y aprender directamente de Historiadores, Arqueólogos y Antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia Delegación Veracruz”.