XALAPA, VER.- “Es la primera vez que me subo a este camión”, dice sorprendida una joven después de pagar su pasaje a Silvia, la conductora del autobús número 61 de la Línea Rosa, que es el primer servicio urbano exclusivo para mujeres y niñas en Xalapa, la capital de Veracruz.
El rostro de la pasajera está cubierto por una mascarilla, pero su emoción se filtra con un timbre amable cada que cruza palabra con Silvia. La empatía de dos mujeres se disfruta en la unidad pesada del Servicio Urbano de Xalapa (SUX). La ruta es confortable porque no hay acoso ni hombres.
Silvia, la conductora, asegura que no le da miedo operar un camión de poco más de 15 toneladas. Confía que con la capacitación que recibió puede maniobrar por las calles de Xalapa y regresar a la terminal del Fovissste, ubicada en el andador Gema, que es su punto de salida todos los días.
La mujer de tez morena, de uñas esmaltadas y cubrebocas negro tiene 28 años. Cuenta que hace un año y medio se separó de su pareja, desde entonces ha mudado de oficios para mantener a sus pequeñas de 10, 8 y 6 años que hoy, presume, son orgullosas de su mamá conductora.
El 25 de octubre se puso en marcha el programa Ruta Rosa. La secretaría de Seguridad Pública, en coordinación con el Servicio Urbano de Xalapa, habilitaron una unidad de uso exclusivo para mujeres, niñas y niños menores de 12 años.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) ubican a Xalapa entre los 67 municipios más inseguros en enero del 2022, con un feminicidio incluido.
Según el Observatorio Universitario de las Violencias contra las Mujeres, de julio a diciembre de 2021 se reportaron más 60 desapariciones. En ese mismo periodo se reportaron dos feminicidios, ubicando a Xalapa como el tercer municipio más peligroso del estado en este rubro.
Xalapa, al igual que Boca del Río, Coatzacoalcos, Córdoba, Las Choapas, Martínez de la Torre, Minatitlán, Orizaba, Poza Rica, Tuxpan y Veracruz están incluidos en la primera alerta de violencia de género que se emitió en 2016, por violencia feminicida.
Si lo haces con pasión, todo es fácil
Silvia posee una imagen impecable. Su uniforme contrastan con lo tosco del tablero, el asiento diseñado para un hombre robusto, y el volante negro que toma con firmeza con sus dos manos para poder maniobrar la unidad.
Antes de iniciar su última vuelta del día, la joven comparte los alimentos con una amiga y recibe una tarjeta del checador de la terminal, quien le desea un buen viaje.
Dispuesta a iniciar su recorrido se persigna tres veces, acomoda su cubreboca y quita el freno para movilizar la unidad que la lleva a recorrer calles y avenidas desde el Fovissste, la Primero de Mayo, 28 de Agosto, Ruiz Cortines, Sauces, Allende, Hidalgo, 20 de Noviembre, Lázaro Cárdenas, Plaza Américas, Las Trancas, Unidad Habitacional las Bugambilias, y Cascadas, y de regreso. La vuelta en ese circuito le lleva dos horas.
“Me gusta mucho manejar, empecé con un coche propio, lo vendí. De ahí saqué mi licencia para conducir, en diciembre empecé con un taxi y después vine a pedir trabajo aquí al servicio urbano, quería ser despachadora”, cuenta a La Silla Rota Veracruz.
En un mes como taxista confía que su experiencia fue buena, pero no ganaba lo suficiente para el sustento de sus hijas, “me fue bien, pero para sobrevivir día a día no alcanzaba”.
Cuando se presentó a su entrevista de trabajo en el Servicio Urbano, buscaba ser la responsable de checar la llegada y salida de los autobuses. Para romper el hielo con su entrevistador dijo que necesitaba trabajar, y no le importaba que la mandaran de chofer, “y me tomó la palabra”.
Al día siguiente, recuerda, empezó con la capacitación de 30 días en donde le explicaron cómo se operaba un transporte público, información de la que no era ajena pues ella tenía un coche y ya tenía nociones de manejo.
“Tuve un matrimonio que duró 12 años, a partir de la ruptura empecé a trabajar de auxiliar de limpieza, en una pizzería, me puse a trabajar en un local de venta de ropa de paca, en una quesería, y en la zona UV, en limpieza. Y de ahí vino lo del taxi, y ahora en el urbano”.
Su salario diario supera los 200 pesos, con un horario de trabajo de una de la tarde a las ocho de la noche. Por la mañana tiene la posibilidad de estar con sus hijas, revisar sus tareas y por la tarde las encarga con su abuelia, la madre de Silvia.
La unidad es bien aceptada por las usuarias de transporte público y hay horarios en los que además de las 40 pasajeras que van sentadas, otras más han optado por ir de pie. El autobús está dotado de gel antibacterial, además de WiFi y sólo se permite subir a niños menores de 12 años.
Silvia dice que es constante que la gente se sorprenda cuando la ve a cargo de la unidad, muchas más la felicitan, le externan su admiración, y otras le dan las gracias por llevarlas seguras a su destino, incluso, no falta las bendiciones de las mujeres mayores que suben al transporte.
vtr