¿Sabías que en la zona norte de Veracruz hay una tradición que llena de velas las calles? Durante la noche del siete de diciembre las ciudades de Tuxpan, Poza Rica y Papantla, se iluminan por la celebración del Día del Niño Perdido. Esta es una de las tradiciones completamente veracruzanas de la temporada decembrina, como “la rama” y “el viejo”.
Familias de la zona norte del estado, se preparan con anticipación para la llegada de esta fecha, por lo que acuden a tiendas y mercados para compras velitas, las cuales son vendidas por docena o kilos, ya que la intención de la celebración es colocar las velitas a lo largo del tramo de banqueta correspondiente a la casa de la familia que celebra la tradición.
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Es al pitido de un silbato, alrededor de las 19:00 horas, cuando las familias salen de sus casas y comienzan a pegar las velitas en las aceras, iluminando las calles de los municipios con la intención de guiar al “Niño Perdido” hasta su hogar.
Así también, los familiares, junto con las niñas y niños de la casa, construyen con días de anticipación un carrito, ya sea de madera o de cartón, ya que parte de la tradición también es hacer una procesión hasta la iglesia más cercana en la que los niños van jalando sus coches de diferentes tamaños y colores.
Festejo de Día del Niño Perdido en Xalapa
La tradición del norte del estado se hará presente en la capital con el encendido de velitas en los parques de la ciudad a partir de las 19:00 horas, eventos a los cuales están invitados todos los xalapeños.
De igual forma, en la Casa Doña Falla de Xalapa se pondrás velitas a la misma hora y se realizarán eventos culturales alusivos a la tradición, como representaciones y música.
¿De dónde surge esta tradición?
La tradición del Niño Perdido está basada en un pasaje bíblico en el cual se narra cómo el niño Jesús se pierde en un templo de Jerusalén, en donde después de varios días es encontrado por sus padres, María y José.
Fue un fraile llamado Junípero de Serra quien inició con esta tradición para poder ayudar al niño perdido a volver a casa y así, reforzar la fe de los creyentes, previo a las celebraciones de Nochebuena y Navidad.
mb