CÓRDOBA, VER.- Aunque Alina N. se fue de Córdoba a Tijuana en busca de una mejor vida, lo que le ocurrió es sólo un ejemplo de que a donde quiera que se vayan las mujeres, la violencia las alcanza, señaló Luz María Reyes Huerta, integrante del Colectivo Marea Verde Altas Montañas.
Señaló que lamentablemente, tras haber sufrido violencia a manos de su pareja, Luis Rodrigo Juárez Arellano, Alina llegó a un momento en que tuvo que defender su vida y le disparó en cuatro ocasiones el 12 de diciembre de 2019.
Sin embargo, los antecedentes de violencia que sufría no bastaron para evitar que el juez la condenara a 45 años de prisión.
“Como carecen de la perspectiva, a la hora en que aplican la ley no ven todas estas circunstancias de violencia que vivía ella alrededor y que claramente se trataba de una legítima defensa”.
Consideró que para las mujeres puede ser muy claro lo que esto implica, pero quienes imparten justicia están acostumbrados a un derecho penal cuadrado y la ley dice: el que priva de la vida al otro es el responsable del delito de homicidio y aquí ella lo privó de la vida y en consecuencia es culpable.
Recordó que con el nuevo sistema de impartición de justicia y perspectiva de género el juez tendría que analizar cuáles fueron las circunstancias que la orillaron a esa situación.
Mencionó que se debió ver cuántos ataques previos hubo, cómo se dio el altercado.
Agregó que a la falta de perspectiva de género de los jueces se pudo haber sumado una mala defensa en donde no se aportaron los elementos suficientes para encuadrar la legítima defensa.
Sin embargo, Reyes Huerta, abogada de profesión, señaló que ese tipo de situaciones es frecuente porque las mujeres son tratadas sin esa perspectiva desde que llegan a la Fiscalía.
Medios de Tijuana dieron cuenta que mientras Alina Narciso fue condenada a 45 años de prisión, a su pareja, quien dio positivo a cocaína y alcohol, le develaron una placa.
mb