OTEAPAN, VER. – A sus 22 años, Lizbeth tiene claro su meta profesional: ser sobrecargo en alguna aerolínea para conocer el país y otras partes del mundo.
La joven originaria de Oteapan, municipio al sur de Veracruz, desde que cursaba el bachillerato aprendió a combinar sus estudios con el trabajo para ayudar a sus padres.
Durante la pandemia por covid-19 Lizbeth perdió su empleo como gerente en una tienda de plásticos, por lo que en esta temporada decembrina decidió elaborar piñatas para venderlas en su pueblo. Pero no son diseños comunes, sino piñatas en forma de pavo que han llamado la atención de clientes que ya le han apartado algunos ejemplares.
“He trabajado en varios lugares: como mesera he atendido tiendas y a las personas en negocios; mi último trabajo fue como gerente de una tienda de plásticos, pero a causa de la pandemia del covid-19 bajaron las ventas y nos despidieron a algunos”, narra la joven.
Lizbeth estudia en la ciudad de Boca del Río y está a pocos meses de concluir su carrera en los Estudios Aeronáuticos de Veracruz (EAV). Por ello aprovecha sus vacaciones para seguir costeando sus estudios en la que ya se encuentran en la recta final.
El negocio de Lizbeth se ubica en su casa, ubicada en la calle Nacional de la colonia La Cruz. Allí, guindadas de una cuerda lucen los pavos de color blanco, negro o cafés, donde lo que más resalta son el plumaje y el moco del animal.
Apenas se acerca una posible cliente, Lizbeth corre a atenderlo con una sonrisa, y le indica que los precios son de 200 y 250 dependiendo el tamaño de cada piñata.
“Es el precio que yo manejo porque en el pueblo así las puedo comercializar, aunque mi amiga los vende más caros”, dice.
Lizbeth dice que ya tiene los primeros pedidos de pavos que entregará antes del 24 de diciembre, incluso ya les hizo los agujeros para meter dulces y que sean disfrutados por las familias.
Aprendió a hace piñatas con una amiga
Lizbeth se define como una joven alegre y con ganas de salir adelante, siempre tiene una sonrisa para las personas que preguntan por sus piñatas, pues asegura que esa es la forma de triunfar en cualquier empleo.
La joven risueña cuenta que al principio no sabía qué vender en esta temporada decembrina, aunque su meta era comercializar productos navideños.
“Tengo una amiga que ya sabía hacer piñatas y me enseñó a hacerlas, pero me llamó la atención cuando me dijo que podía hacer con figura de pavos y fue lo que más aprendí y decidí hacerlas aquí en la casa”, cuenta entusiasmada.
Aunque lamenta haber quedado sin empleo, su optimismo la llevo a elaborar cerca de 20 pavos con cartón, periódico, papel crepe, lustre y mucho resistol.
Presume que puede hacer un pavo en menos de dos horas, siempre y cuando el clima ayude a secar el papel. “Tratamos de cuidar todos los detalles, queremos que se vea muy parecido al pavo que vemos en las casas”, agrega.
Para la futura sobrecargo, cada pavo vendido significa un apoyo a su carrera de la cual no piensa desistir. Una vez concluya adelanta que tocará puertas en aerolíneas para lograr su sueño.
“Si gustan conocer mis pavos vengan a Oteapan y les vendemos”, finaliza Lizbeth con una sonrisa que ya prepara para cientos de pasajeros.