La Antigua, Ver.- La mítica ceiba de 500 años de antigüedad, cuyos brazos de más de 20 metros de largo son rodeados por una cadena de hierro, donde según los libros de historia Hernán Cortés desembarcó, dan la bienvenida al municipio de La Antigua, localizado a 35 minutos del puerto de Veracruz.
Los artesanos que yacen esperando la llegada de los turistas, bajo la sombra que proporciona ese enorme árbol, reciben con una gran sonrisa a las pocas personas que decidieron salir del confinamiento, para pasar un rato en familia en aquel sitio que guarda tradición e historia entre los veracruzanos.
A unos cuantos metros, alejada de los demás puestos de artesanías está Rosario Padilla, concentrada teje unas cuantas ramas de lirio acuático que más tarde se convertirán en bolsos, carteras y sombreros para venderlos a los viajeros que se detienen a ver su mercancía.
Fueron más de cuatro meses en los que Rosario y los más de 40 artesanos de La Antigua, se quedaron sin recibir una de las principales fuentes de ingresos con las que cuenta el pueblo, el turismo.
Debido a la contingencia del covid-19 y a la suspensión de actividades no esenciales que decretó la Secretaría de Salud a finales de marzo, para controlar la propagación del covid-19, varios habitantes se quedaron sin trabajo, aseguró Rosario.
“Algunos nos pusimos a vender tamales o chiles rellenos aquí en el mismo pueblo, porque los que tienen su trabajo de gobierno o de planta estuvieron bien, pero nosotros que vivimos del turismo tenemos que esperar”, dijo Rosario.
Los restauranteros y lancheros también resintieron la baja de actividad turística que los mantuvo sin recibir ni un solo peso, las lanchas ancladas a la orilla del río demuestran que ellos no han logrado realizar ningún recorrido, mientras que las sillas y mesas vacías de los restaurantes, aclaman la llegada de los comensales.
Ni huracán Karl afectó a pobladores de La Antigua como pandemia de covid
Desde hace nueve años Rosario aprendió a trabajar con lirios acuáticos, escamas de pescado y conchas que se encuentra en el río, desde que el huracán Karl golpeó al pueblo muchos habitantes, al igual que ella, recibieron capacitación para que lograran vivir de las artesanías que fabricaban.
Ella aún recuerda aquel momento en el que el río se salió de su caudal, los árboles se cayeron y las casas fueron cubiertas por el lodo y el agua que casi acabó con el pueblo.
Pero afirmó que ni aquella catástrofe causo tanto daño a la económica del municipio, como la que actualmente está causando el coronavirus.
“Ahorita es mucho más, porque con lo de Karl tuvimos más apoyo en despensas, en ropa y pues ahorita muy poco”, comentó.
El único apoyo que recibieron fue una ayuda que el Gobierno destino a los artesanos de mil pesos, pero aseguró Rosario que fueron muy pocas las personas que se vieron beneficiadas.
Por ahora con la reanudación de actividades y la reapertura de la Casa de Hernán Cortes, principal atractivo entre los viajeros, solo logra vender diariamente 100 pesos, mientras que antes de la pandemia se hacía el triple.
“Regateo” también afecta a artesanos
El proceso de elaboración de las bolsas, carteras y demás artículos que venden como artesanías conlleva tiempo y esfuerzo.
Desde recolectar los lirios, ponerlos a secar en el sol, limpiarlos para después moldearlos y tejerlos lleva aproximadamente tres semanas fabricar una sola pieza, además de la dedicación con la que se debe de contar, aseguró Rosario.
Como ellos mismos fabrican toda la mercancía que venden, el precio es mucho más económico que en otros lugares turísticos, dijo.
Pese a eso una gran parte de turistas siguen “regateando” cuando llegan a comprar sus productos, algo que también les afectas, ya que como dijo Rosario tiene que rebajar el costo para que puedan vender algo.
“Luego viene gente que tiene uno que bajarle, que 20 o 30 pesos, no valoran nuestro trabajo”, afirmó.
Viven con el temor de que vuelvan a suspender actividades
Rosario confiesa que vive con el temor de que las autoridades vuelvan a suspender actividades, ya que afirmó apenas se están recuperando del tiempo que se mantuvieron inactivos.
Debido a la cercanía que tiene al puerto de Veracruz, el municipio con más congios de covid-19, los pobladores tienen mayor riesgo a padecer la enfermedad.
Actualmente La Antigua tiene registrados 452 casos activos, 36 defunciones y 28 casos sospechosos, por lo que los ciudadanos deben de seguir tomando todas las medias de sanidad para evitar que el virus se siga esparciendo
“Ya queremos que se componga todo esto, porque no todos los lugares están abiertos, estamos con un poquillo de miedillo porque nos vayan a cerrar otra vez. Hay que protegernos, porque si no vamos a tirar todo”, puntualizó.