XALAPA, VER.- En un video difundido en redes sociales, una mujer de complexión robusta refleja –por la técnica– su escasa experiencia para sostener un hacha, pero la frialdad suficiente para descuartizar a un hombre, presuntamente en la parte trasera del panteón de Tezonapa, Veracruz.
La mujer porta una camiseta de futbol -de las Chivas rayadas del Guadalajara- y un pantalón de mezclilla ajustado. Alrededor de ella hay árboles de follaje verde y tierra recién removida. En el suelo yace un torso sin cabeza, ni piernas; solo con un brazo derecho a punto de ser desprendido.
De acuerdo con información de autoridades estatales, la victimaria tiene 22 años. Su nombre es Guadalupe Monserrat, conocida en el mundo delincuencial como “La Carnicera”. A esa edad, la joven ya era encargada de la venta y distribución de estupefacientes en el municipio de Córdoba y en la región denominada Las Altas Montañas.
Guadalupe presuntamente aspiraba a un cargo de mayor jerarquía en las filas del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y por ello se ofrecía a realizar tareas de desmembramiento para acabar con supuestos rivales de su organización: Los Zetas, al mando de José M. “El Chichis”, actualmente preso en el penal de La Toma, en Amatlán de los Reyes.
La escena que protagoniza “La Carnicera” no es la primera ni la más fría que ha circulado en Veracruz, pero visualiza cómo en la actualidad, víctimas y verdugos de la delincuencia organizada son cada vez más jóvenes.
En Veracruz, Guadalupe Monserrat descuartizaba “rivales” para congraciarse con sus superiores; en la Ciudad de México dos adolescentes, de 12 y 14 años, fueron asesinados, y sus restos -en pedazos- fueron encontrados dentro de cajas de plástico cuando un hombre los transportaba en un “diablito” –a cambio de drogas como paga- la madrugada del 1 de noviembre pasado.
¿Por qué este tipo de escenas son cada vez más comunes?, el abogado y exfiscal regional, Celestino Espinoza Rivera lo explica. “Por la laxitud que existe en las leyes penales para los menores de edad. La delincuencia utiliza niños para diferentes tareas; empiezan halconeando (vigilando), después se vuelven “estafetas administrativas”, (venden droga)”, luego pasan a ser sicarios, jefes de estacas y tienen grupos al mando”.
“Como la base operativa de la delincuencia es muy dinámica, muy rotativa (porque los detienen o los asesinan) estos niños o jóvenes van ascendiendo de puesto, a manera de escalafón. Sus jefes les ofrecen salarios “bien pagados” y dependiendo de las tareas que realicen les van dando adeptos: celulares, vehículo, armas o cosas que a ellos les da estatus dentro de su entorno criminal, los hace sentir importantes”, agrega el jurista.
Aunque Espinoza Rivera advierte que este fenómeno no es privativo de México ni nuevo, comparte: “La indisciplina en la delincuencia organizada muchas veces se paga con la vida; pudieran ser los propios empleadores los que determinan quitarles la vida a sus subordinados y en otros casos la lucha de carteles provoca estas muertes; y siempre atacas al eslabón más débil, al halcón, al vendedor; los que tienes más a la mano para hacer uso de ellos y generar temor con los rivales”.
Guadalupe Monserrat, “La Carnicera”, fue detenida el ocho de octubre de 2020, cuando presuntamente participaba en una privación de la libertad de dos personas en la colonia México, en Córdoba. Pero su captura no fue lo más complicado para las autoridades, sino la imputación de sus cargos y convencer a los jueces de mantenerla presa en el penal de La Toma.
Juez liberó dos veces a La Carnicera; la tercera fue la vencida
El 8 de octubre, alrededor de las 17:30 horas, cuatro hombres armados fueron sorprendidos por policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) cuando presuntamente privaban de la libertad a un hombre. La víctima no portaba camisa, escurría sangre de la cabeza, y estaba a punto de ser ingresado a una camioneta azul, modelo KIA, estacionada en la colonia México.
Los hombres armados, tras ser vistos, soltaron a su víctima y corrieron con rumbo a la avenida 14. En esas inmediaciones, Guadalupe “N” y un acompañante identificado como Octaviano “N”, salieron de una vivienda con portón gris y abrieron fuego contra los uniformados; ello habría permitido que sus cómplices, los cuatro plagiarios, escaparan.
Guadalupe “N” y Octaviano “N” corrieron hacia una cuartería, marcada con el número 417, donde finalmente, cercados por los oficiales, bajaron sus armas y se rindieron. En ese predio había una persona quien manifestó que también estaba privado de su libertad.
A Guadalupe “N” y su acompañante les fueron asegurados dos armas de fuego: una de color plata marca Colt automática, calibre 45 abastecida con 6 cartuchos y otra de color plata marca Smith y Wesson. Ambos fueron presentados ante la juez Liliana Hernández García, por los delitos de privación de la libertad y ultrajes a la autoridad. Sin embargo, la autoridad judicial decidió no legalizar las detenciones.
La juez argumentó su decisión, al referir que la policía no aseguró el lugar ni solicitó autorización, a través de una orden de cateo, para ingresar a la cuartería a realizar las detenciones de la Carnicera y Octaviano “N”. El argumento fue reprobado al asegurar que todo fue producto de una comisión de los delitos en flagrancia.
Guadalupe “N” y Octaviano “N” fueron puestos en libertad y, al salir del penal, reaprehendidos; esta vez por ultrajes a la autoridad y narcomenudeo. Ambos fueron presentados ante la misma juez, Liliana Hernández, quien volvió a ordenar su libertad al considerar que no hubo flagrancia a la hora de la detención, además que la versión de la corporación aprehensora, la policía, no era creíble.
Elementos de la FGE, esperaron por segunda ocasión a que La Carnicera y su cómplice salieran del penal de La Toma, para reaprehenderlos por ultrajes y privación de la libertad, aunque esta ocasión mediante una orden de aprehensión
Fue hasta el 23 de octubre cuando Guadalupe “N” y Octaviano “N” fueron vinculados a proceso por los dos delitos del fuero común. La juez Liliana Hernández les fijó a ambos la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa y permanecerán en La Toma hasta que su juicio concluya.
El 29 de septiembre, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez criticó el actuar de un juez al asegurar que hasta la tercera imputación decidió vincular por narcomenudeo a proceso a Yazmín “N”, alias La China” quien es señalada como jefa de plaza del CJNG en la capital, Xalapa.