“¡Tino, por favor vámonos, por favor vámonos!”, escuchó Faustino Rivera. Los gritos desesperados eran de dos de las chicas que estaban a bordo de su lancha y que minutos antes se encontraban dando un recorrido turístico nocturno por el río Jamapa.
El paseo nocturno comenzó alrededor de las 12:00 de la noche, Tino es prestador de servicios turísticos, da paseos en lancha, pero nunca había salido a esas horas de la noche. Aquella vez por ganarse algo extra decidido aceptar a los cuatro chicos que querían vivir una experiencia nueva.
“Empecé por la zona iluminada del Dorado, lo que es el Estero y dándoles todo el tour por los canales de La Venecia, pero me dicen oye queremos algo más, más fuerte, algo que… que nos cuente una historia. Pos lo único que hay aquí es platicarles la historia de la Condesa del Malibrán”, contó.
Faustino arrancó el motor de su lancha y en la penumbra de la noche se dirigió río arriba, entraron a los manglares, la lámpara que llevaba apenas iluminaba unos metros para seguir el camino.
Los cuatro chicos y Tino llegaron a la Casa de la Condesa, a la altura del Instituto Tecnológico de Boca del Río, cuando comenzó a narrar la historia.
“Aquí nos encontramos en el castillo de la Condesa del Malibrán, está casa fue hecha en el siglo XIX y cuenta la leyenda que aquí vivió una bruja hace muchos años. Está bruja huyó de Francia, porque en Francia a la mujer que era bruja la quemaban y aquí se refugió.”
Para asustarlos y hacer entretenido el paseo, Tino comenzó a gritar que la Condesa se había aparecido alrededor de la casa.
De pronto otra de las chicas asustadas comenzó a gritar lo mismo. Los escalofríos que sintieron y el viento que golpeaba los árboles aumentaron la tensión del momento.
Una figura vestida de blanco, sin rostro, había asustado a las dos chicas que no paraban de gritar y llorar, relata Faustino.
“En ese momento se vino un aire, pero nada más los árboles que estaban ahí cerca de la casa se comenzaron a mover y la otra chava empezó a decir que ahí estaba, ellas las veían, pero nosotros no. Al ver que estaban asustadas decidí arrancar el motor de la lancha, pero no me arrancaba, fue nefasto”, narró.
Tras varios intentos el motor de la lancha encendió, Faustino se dirigió al muelle, una de las chicas comenzó a sentirse mal, Tino no creía lo que estaba viendo, el susto de las chicas desconcertó al lanchero.
“No nada más era una, eran dos que sí contaban que era cierto, que ellas vieron a la bruja”, cuenta Faustino.
Desde hace 15 años que ocurrió ese acontecimiento, Faustino relata que no volvió a dar un recorrido nocturno cerca de la casa de La Condesa, a pesar de que él solo vio a las chicas asustadas, dice no volvería a repetir aquel momento.
LA LEYENDA DE LA CONDESA DEL MALIBRÁN
Así como la historia de Faustino, existen múltiples versiones de personas que aseguran que vieron a la Condesa del Malibrán. Esta leyenda nació alrededor del sigo XX y se extendió hasta la actualidad.
El historiador y encargado del Museo de la Ciudad de Veracruz, Ricardo Cañas Montalvo, cuenta que la Condesa del Malibrán se llamaba Beatriz del Real, vivió entre los años 1761 a 1802 en el puerto de Veracruz.
“Fue sepultada en el antiguo cementerio que se encontraba atrás de la Iglesia del Cristo, además, hay una anotación por ahí, existe el registro de su sepelio en los registros de la Catedral de Veracruz y fue sepultada junto a la puerta del cementerio”, contó Cañas Montalvo.
Proveniente de una familia de clase media, fue propietaria de la antigua Hacienda del Malibrán, que había comprado a Juan de Malibrán y Bosques, esposo de su hermana.
Beatriz del Real, tuvo varios esposos y quedó viuda a temprana edad, ya que anteriormente era costumbre que las mujeres se casaran jóvenes, mientras que sus maridos eran de una edad mucho mayor, asegura Cañas Montalvo.
La Hacienda del Malibrán ocupaba una gran extensión de terreno dentro de la zona centro de la ciudad, con un aproximado de 266 hectáreas; tenía colindancia con una laguna que existía en la parte sur poniente.
“Se habla que misteriosamente murieron sus esposos y que organizaba suntuosas y grandes fiestas en su antigua hacienda, en la cual, después de la entrada de la madrugada, escogía ella algún joven para terminar la noche y los asesinaba antes del amanecer. De hecho, se habla que los arrojaba a un antiguo pozo”, dice el historiador.
Beatriz del Real, murió en el año 1802 en condiciones extrañas, sin dejar ningún heredero; para 1933 el Gobierno del Estado de Veracruz expropió toda la zona que comprendía la hacienda.
“Todavía por ahí de los años 50 estaban las ruinas de la antigua hacienda del Malibrán (…) y al demoledor de las gruesas paredes de coral salían restos óseos, entonces por ahí se estaba comprobando lo que muchos decían de que en esa casa algunos jóvenes los había emparedado, al igual que algunos esclavos”, narra Ricardo Cañas.
Esta historia se comenzó a divulgar por la década de 1990, leyendas de taxistas que aseguraban recoger a una mujer de blanco y que pedía que la llevaran al Mercado Malibrán, donde desaparecía al entrar al lugar. Otros aseguran haberla visto caminar entre el agua de la laguna.
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