Su año de fundación no está muy claro porque a incios del siglo XX ya existia como local de venta de comida. Su ubicación es un privilegio: apenas en los limites del Bosque de Chapultepec, en el costado que da accceso al paseo del Castillo de Chapultepec.
Para 1905, ya se llamaba El Mirador en honor a la hermosa vista que los clientes tenían a traavés de sus ventanales. El año anterior habia sido adquirido por Juan Celorio Torres, quien se lo compró a un hombre que en los registros del local aparece solamente como "Sr. Lamarina".
El Mirador se hizo famoos no solamente por el privilegio de ver el bosque y un pedazo de la historia de México a través de sus ventanales, también por la variedad de vinos y licores de su barra.
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Comenzo entonces la leyenda de que en El Mirador se podia beber incluso mejor que en Madrid.
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¿Quien es el dueño de El Mirador, cantina de 125 años y por qué es famosa su barra?
Con la admiinistración de Juan Celorio, El Mirador se convierte en uno de los pocos lugares de la Ciudad de México en donde se puede comprar y beber lateria extranjera, desde una cerveza rubia Alemana Astra hasta una cerveza negra de Irlanda como Guinness.
"Le siguieron muchos años de reconocimientos y logros a través de trabajo y mantener la marca. Años después le siguió los pasos a Don Juan Celorio su hijo Juan Manuel Celorio Moran. Ya habiendo adquirido la experiencia y formación de su padre, Celorio Morán siguió cosechando reconocimientos", se lee en su página oficial.
¿Por qué se hizo famosa la cantina El Mirador?
La fama de El Mirador se extendió durante el silgo XX convirtiéndose también en atracción para políticos y famosos que alimentaron la leyenda de la variedad de su barra.
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Fue entonces, en los años 70 de ese siglo, que comenzó también un fenómeno peculiar porque había tantos clientes que los cantineros y meseros apenas podías atender los pedidos.
"En la barra de la cantina se formaban hasta tres filas para esperar el servicio, prácticamente no pasaba ningún pedido de la barra hacia los meseros, sino que pasaba la charola por las manos de los clientes ya que no había posibilidad que el mesero lo tomara por si mismo", se cuenta en el sitio de El Mirador.
Entre juegos de domino y cubilete, los parroquianos se hicieron asiduos no solamente a la barra, también a conseguir una mesa para disfrutar de la botana que se hizo famosa por algunos platillos como:
- Tribilin: Porcion generosa de filete de res, filete de pescado y camarón, marinado con jugo de limón, especias de la casa, aceite de olivo y amontillado
- Milanesa manchega (oreja de elefante) filete de res con queso manchego y jamón de pierna aplanado y empanizado.
- Tacos sudados de chamorro y /o lengua 8 piezas acompañado de tres salsas.
La vista del Bosque de Chapultpec, laa variedad de su barra y la calidad de su botana hicieron de El Mirador un lugar muy peleado... a veces de verdad y no en sentido metafórico.
"Decían algunos clientes que les gustaba mucho ir a comer ahí por que era divertido ver como los clientes prácticamente se peleaban por las mesas"
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