La piñata es uno de los elementos más emblemáticos de las posadas mexicanas y, aunque hoy suele asociarse con dulces y juguetes, tradicionalmente se rellenaba con fruta de temporada.
Elegir la fruta adecuada no solo mantiene viva la tradición, también garantiza que el contenido sea atractivo, seguro y delicioso para todos los asistentes, especialmente para niñas y niños.
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¿Cómo escoger la mejor fruta para las piñatas de las posadas?
El primer criterio a considerar es la resistencia de la fruta. Durante la posada, la piñata suele colgarse, balancearse y recibir varios golpes antes de romperse, por lo que es importante optar por frutas firmes que no se magullen con facilidad. Naranjas, mandarinas, tejocotes, cañas de azúcar y jícamas pequeñas son ideales, ya que soportan bien el movimiento y llegan en buen estado al momento de caer.
Otro aspecto clave es la temporada. Las posadas coinciden con el invierno, una época rica en frutas tradicionales mexicanas. El tejocote, por ejemplo, es uno de los ingredientes más representativos, además de ser fundamental en el ponche navideño.
Las guayabas, aunque más delicadas, pueden incluirse si están firmes y se colocan con cuidado. Elegir fruta de temporada no solo es más económico, también asegura mejor sabor y frescura.
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La seguridad también debe tomarse en cuenta. Es recomendable evitar frutas demasiado pesadas o con cáscaras muy duras que puedan lastimar a alguien al caer. Por ello, conviene equilibrar el contenido con piezas medianas y ligeras, y complementar con frutos más pequeños como cacahuates con cáscara o limas.
El simbolismo detrás de las piñatas de las posadas
Finalmente, está el valor simbólico y cultural. La piñata tradicional de siete picos representaba los pecados capitales, y la fruta simbolizaba los premios por vencerlos: abundancia, dulzura y prosperidad. Mantener frutas como la caña, la naranja y el tejocote no solo honra esta herencia, sino que conecta la celebración con su significado original.
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Elegir la fruta ideal para una piñata es, en el fondo, una forma de cuidar la experiencia de la posada: combinar tradición, practicidad y sabor para que, al romperse, la piñata regale algo más que dulces: un pedazo de la Navidad mexicana.
EONM
